La historia de Alcaracejos depara muchas sorpresas. Nunca llegué a pensar que Alcaracejos estuviera relacionado con uno de los mayores accidentes mineros en la historia de España, pero así fue y está perfectamente documentado. Esto es una síntesis de la catástrofe ocurrida en Belmez a finales del siglo XIX que repercutió con intensidad en el Alcaracejos minero de 1898.
Pozo nº 22 de Sta. Isabel, donde ocurrió el accidente (La Ilustración Española y Americana, 1898) |
Para meternos un poco en el escenario tenemos que
pensar que al final del siglo XIX (1890- 1900), el Valle del Guadiato era punto
de encuentro de grandes compañías mineras y de ferrocarriles. A lo largo de un
siglo se habían invertido allí inmensas sumas de dinero español y extranjero.
Todo empezó en 1787 cuando Francisco Carlos de la Garza, uno de los tres
primeros alumnos de la Escuela de Minas de Almadén, fue enviado a buscar masas
forestales en los alrededores de la localidad para alimentar los hornos donde
se obtenía el mercurio. También se estaba instalando una máquina de vapor, por
lo que apremiaba la necesidad de encontrar yacimientos de carbón en zonas
cercanas. Como la búsqueda en las proximidades de Almadén no dio resultado,
alguien le hizo llegar muestras de carbón traídas desde Espiel y Belmez. De la
Garza se desplazó hasta allí, mayo 1.788, y concluyó que las vetas de carbón
eran de considerable riqueza y que se prolongaban por todo el Valle del
Guadiato, incluyendo Belmez. Puso su descubrimiento en conocimiento del
ministro del ramo y por esto recibió una gratificación de 6 reales diarios, el
título de delineador y 400 reales /año para pagar su alojamiento. En junio de
1788, D. José Simón Lillo, teniente visitador de montes, denunció en Almadén la
existencia de una mina de carbón en el arroyo de La Hontanilla, junto a la
aldea de Peñarroya. A partir de ahí la promoción y desarrollo de la zona, a
veces con altibajos, fue impresionante, espectacular.
¿Qué pasó? “17 de marzo de 1898: estalla la tragedia
Belmez, jueves 17 de marzo de 1898. Son las cinco en punto de la tarde y un grupo
de hombres se preparan para proceder al relevo,
apiñados junto al embarque
del pozo nº 22 (Fig. 34), ya que en aquellos
tiempos, los relevos se
efectuaban en el interior
de la mina. Mientras aguardan la llegada de las jaulas, algo les indica que bajo tierra,
a 180 metros de profundidad, algo grave ha sucedido. Y no se equivocan. Un minero,
visiblemente conmocionado y casi sin habla, el primero que logra acceder a la superficie, herido y aterrado,
informa a los presentes
que se ha producido
en el interior una gran explosión.
Este hombre salvó la vida gracias a que la onda expansiva le impulso hasta un hueco, dónde pudo ponerse a salvo hasta que fue rescatado por las brigadas de auxilio.
La explosión pudo sentirse en toda la población, y en ella quedaron atrapados
dos relevos completos.”
Curiosamente el primero en bajar, acompañado de personal
para proceder a las tareas de salvamento y rescate, fue el ingeniero francés
José Maurice, director de la explotación. Llegados a la galería maestra
constatan la imposibilidad de avanzar debido a los destrozos y hundimientos
provocados por la explosión.
¿Por qué pasó?
Titular del Diario de Córdoba , 19 de marzo 1898 Arch.J.M. Sanchis |
“A pesar de haberlo
expresamente prohibido el capataz de la mina, dada la peligrosidad que ello
representaba, un obrero destajista llamado Manuel Rubio dio barreno”. “Dar
barreno” es provocar una explosión controlada en el interior de una roca y el
hecho de ser destajista no es menor, ya que la persona cobra en concepto del
trabajo realizado y no del tiempo empleado. Evidentemente el “trabajo” que hace
un barreno es mucho más eficaz que cualquier otra herramienta utilizada en
aquella época. “Se dedujo que este
barreno fue atacado con polvo de carbón, y al hacer explosión se inflamó el
taco, produciendo llama, lo que unido a la pequeña cantidad de grisú allí
presente hizo que la llama ganase en intensidad, abrasando a cuantos operarios
encontró a su paso, en dirección de la corriente de salida de gases, efectuada
a través del pozo nº 5.”. “A unos 150 m del pozo donde explotó el barreno,
había cierta concentración de grisú, esto originó una pequeña explosión que
provocó el hundimiento de toda la galería, interrumpiendo la corriente de aire
y los gases, obligando a estos a retroceder hacia el pozo de entrada de aire,
el nº 22, y produciéndose una anoxia que acabó con la vida por asfixia de los
mineros que se encontraban en las galerías de transporte que afluían al crucero
del pozo. Al mismo tiempo el retroceso de la corriente de aire provocó una
serie de hundimientos en pozos y galerías, ocasionando numerosas muertes. El
desdichado destajista murió en el acto junto a otro destajista llamado Pedro
García y su hijo, multados días antes por haber disparado unos barrenos sin
permiso”.
CONSECUENCIAS
Ni que decir tiene que el revuelo fue enorme. Allí acudieron
médicos, autoridades, mineros, ingenieros, facultativos y casi todo el pueblo
de Belmez, con muchas familias afectadas por el accidente. La consternación fue
tremenda en medio de un ambiente de tragedia total. “En un principio, y tras rehabilitarse gran parte de la galería maestra,
se extrajeron 51 cadáveres, 2 heridos graves y 11 que presentaban heridas leves,
faltando por localizar dos hombres más”. A pesar de que España estaba
inmersa en el desastre del 98 o Guerra de
Cuba, y esto empequeñecía cualquier otra noticia, más de medio centenar de
periódicos o semanarios ofrecieron información sobre el accidente. Los barceloneses se informaron en” La
Vanguardia” y “La Publicidad”. “La Correspondencia Militar” daba cuenta de la guerra y del donativo de
S.M. la Reina a las familias de las víctimas de la mina. El rotativo portugués “Resistencia”,
en Coimbra, mostraba la tragedia aunque sin grandes detalles. El semanario “Blanco
y Negro” dedicó en su edición del 2 de abril dos páginas con cuatro grandes
fotografías. “El Liberal” del 21 de marzo elaboró un extenso comentario en su
primera página firmado por Rafael Salillas. “Sería lógicamente, el Diario de Córdoba, quién mayor número de noticias
publicase en aquellos tristes días”. “Espantosa catástrofe en la mina Santa
Isabel” publicaba el 19 de marzo. También informaba de que el alcalde de
Belmez estuvo en permanente contacto con el Sr. Gobernador así como el juez de instrucción de Fuente
Obejuna. Fue el Sr. Juez el que solicitó la presencia en la mina de del
ingeniero correspondiente con el personal necesario para que se investigasen
las causas de tan enorme explosión. Junto al inspector de vigilancia y fuerzas
de la Guardia Civil se desplazaron a Belmez médicos y practicantes desde la
capital así como el fiscal de la Audiencia y el Ingeniero Jefe del Distrito. “El miércoles 23 de marzo, el Diario de
Córdoba según crónica de su corresponsal E. Sampelayo, publicaba la lista de cadáveres que habían
sido extraídos hasta el día 20, listado que se vería completado el día 27 con
los nombre de los tres fallecidos restantes y los 10 heridos”.
Total 54 fallecidos, 10
heridos, 25 mujeres viudas y muchos huérfanos. En el listado de cadáveres
figuran 9 muchachos entre los 12 y 16 años algo legal según el Reglamento
vigente. A partir de 1900 se corrigió prohibiendo trabajar en las minas a los
menores de 16 años.
CAUSAS
Grupo de obreros después de la catástrofe (La Ilustración Española y Americana, 1898) |
El informe de los inspectores ingenieros culpó, única y
exclusivamente, a la imprudencia del destajista, quedando la empresa y el
ingeniero jefe libres de cualquier responsabilidad. Se descartó la posibilidad
de una inflamación del polvo suspendido en el aire de la mina. ¡Pero no dijeron
toda la verdad!. Había documentación de
incidentes y denuncias relativas a determinados rellenos sin la supervisión de
la Jefatura de Minas (usaron esquistos carboníferos en contra de los informes
técnicos), a diversos ruidos subterráneos que procedían del grupo de minas, a
la necesidad de mejorar la ventilación en el interior de pozos y galerías ya
que el exceso de relleno impedía la libre circulación del aire,….las empresas
ignoraron prescripciones y sugerencias……y tras 15 años de pleitos, infracciones
y desprecio por la legislación vigente se produjo la tragedia.
¡A la Huelga!
La indignación
popular ante este gravísimo suceso no se hizo esperar, y a comienzos de mayo se pusieron en huelga los
trabajadores de la mina Cabeza de Vaca, secundados de forma inmediata por los
de la mina Demetrio y algunos pozos
más de la comarca. Entre sus exigencias se encontraban la mejora salarial, el
fin de los abusos que habitualmente cometían con ellos tanto directivos como
capataces, el pago de impuestos excesivos por consumo y, sobre todo, la
subsanación con carácter urgente de las malas condiciones laborales que en el
interior de las explotaciones encontraban con suma frecuencia. El día 11 la
huelga se extendió a otros centros mineros, como el de Alcaracejos, dónde hubo de intervenir un destacamento de la Guardia
Civil llegado desde Puertollano, que efectuó violentas cargas y algunas
detenciones. A consecuencia de la
desmesurada actuación de la Benemérita, los mineros asaltaron el Ayuntamiento
e intentaron liberar a los detenidos, que se encontraban presos en las
dependencias del Juzgado. Los enfrentamientos fueron muy violentos, empleándose
piedras por parte de los trabajadores y disparos de fusil por parte de las
fuerzas del orden, a resultas de los cuales resultaron heridos varios obreros.
Descontrolada totalmente la situación, hubo que pedir refuerzos y tras nuevos
enfrentamientos entre trabajadores y fuerza pública, los detenidos lograron ser
al fin sacados por los guardias y trasladados a la cárcel del partido judicial,
retornado así la calma en el pequeño pueblo cordobés.
¿Por qué
Alcaracejos reaccionó así? : Se supone que las condiciones de trabajo de
los mineros eran muy duras. Mineros y familias estaban muy sensibles y Alcaracejos en esa época era un pueblo
eminentemente minero. En una próxima entrada trataremos de dar respuesta a esta
pregunta con datos y documentos.
Monumento a las víctimas de Santa Isabel. Belmez (Fot. J.M.Sanchis, 2001) |
Epílogo: A consecuencia
de este tremendo desastre, se decidió abandonar los trabajos en el pozo
accidentado (nº 22), y las ruinas del mismo se mantuvieron en pie hasta 1995,
cuando el Ayuntamiento de Belmez procedió a su demolición para facilitar la
construcción de un polígono industrial, donde en 1998, al cumplirse el primer
centenario del accidente, se levantó un monumento en recuerdo de todas aquellas
víctimas, obra del escultor Francisco Alcalde. El grupo escultórico lleva por
lema Silencio en la Mina, título que
se corresponde exactamente con la realidad, puesto que de las víctimas y de la
mina Santa Isabel ya nadie recuerda nada. Tampoco de la violenta huelga que
tuvo lugar en ALCARACEJOS.
Bibliografia:
- José Manuel Sanchis: "La catátrofe de la mina Santa Isabel (Belemez 1898)". HASTIAL 2013 V3: 101-172.
- Manuel A.García Parody: "El Germinal del sur. Conflictos mineros en el Alto Guadiato (1881-1936), págs 66-67. Centro de Estudios Andaluces. Consejería de la Presidencia. Junta de Andalucía.