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Pila bautismal, Alcaracejos (1500) |
Precedentes
Casi nada de
lo que ocurre es por casualidad. El hecho de que hoy podamos hablar de
vestigios del templo del siglo XV de Alcaracejos se debe en buena parte al
interés, y al buen criterio, de Daniel Sánchez Puch. Veamos:
El 10 de julio de 1964, don Daniel
Sánchez Puch, Arquitecto y Jefe de los Servicios Técnicos de la Delegación
Provincial de la Vivienda, remite instrucciones al contratista cacereño don
Gaudioso Barrera Delgado para que comience la obra del nuevo templo, planes de
emplazamiento y detalles de ruina[1]. Insiste
especialmente en la toma de datos de restos, demoliciones y explanaciones. Su
carta acompaña unas aclaraciones que merece la pena reproducir por su especial
interés:
Operaciones
antes de proceder a demoliciones y explanaciones
“Con
un fotógrafo de la localidad sacará fotografías grandes de la antigua puerta
principal y numerará las piedras de ella, antes de desmontarla, con pintura o
lápiz especial, pues pretendemos colocarla después en la nueva iglesia. Además
de numerarlas tendrá que poner idénticos números que ponga en las diferentes
piedras en las mismas de la fotografía con tinta y como las piedras que forman
las pilastras hasta el arranque del arco están con junta ancha, e incluso en
las juntas hay algunos ripios de pizarra, deberá tomar las alturas que hay
entre la parte baja de la piedra de abajo y el arranque del arco; desde la
parte baja a la parte alta de la portada; su ancho total, su ancho de luz y su
alto de luz y ponerlo en la foto.
También interesa conservar, para luego
reconstruirlo en el lugar que se determine, el arranque de la bóveda del
presbiterio antiguo que se conserva y del cual le remito un croquis. En esta
parte deberá —antes de demoler— numerar las piedras y poner los mismos números
en el croquis que le mando.
Si al demoler lo que queda de la
antigua iglesia y descombrar lo que hay en el suelo aparecen piedras labradas,
dovelas de arcos o de tipo artístico deberá apartarlas y guardarlas junto con
la portada y arranque del arco referido antes.
Demoliciones y
explanaciones
Las
operaciones que hay que hacer son las siguientes:
·
Demoler lo que
resta de la antigua iglesia en la zona de fachada principal y esquina del
presbiterio[2].
·
Retirada de
escombros que no sirven para la obra y explanar el solar dejándolo,
aproximadamente, horizontal, a la cota de la calle de la izquierda, o más bien
un poco más alto.
·
Las cotas que
se marcan en el plano no estoy seguro de que sean exactas. Una vez que se
replantee y dé su conformidad, daré la cota del interior de la iglesia.
·
Como en el
presupuesto hay sólo una partida de 18.000 pts para explanaciones y no hay nada
para demoliciones, deberán llevar buena cuenta de lo que les cuesta la
demolición y la explanación. Desde luego como el proyecto lleva zócalo de
mampostería[3] en
todo el contorno, se podrá usar lo que salga de demoliciones y eso compensará
el gasto de demolición. Sobre este punto hablaremos en mi visita y también del
resto de materiales de la obra”.
Entramos
en materia
La palabra vestigio es acertada para
describir lo que queda del antiguo edificio parroquial, pues se refiere a una
señal, resto o indicio que queda de algo que ha desaparecido o que ya no existe
en su forma original. Por su amplitud, y
en este caso, la acotamos a “ruinas o restos de materiales de construcción”. Es
decir, aquí hablaremos de “piedras de granito” que un día formaron parte del templo,
bombardeado primero y demolido después. No podemos hablar de “maderas”, ya que por
desgracia de este material solo tenemos testimonios orales. No poseemos ningún
elemento concreto: ni muebles, ni imágenes, ni altares,… ni siquiera una simple
silla o un sencillo banco. Tampoco conservamos objetos de plata, ni de cristal,
ni vestimentas, ni sagrarios, ni palios, ni candelabros… Por ahí solo queda una
preciosa campanita de bronce. Todo desapareció durante la fratricida contienda.
Solo quedaron piedras: algunas en su lugar, otras fuera de él, otras próximas,
algunas alejadas… otras, en fin, las suponemos diseminadas quizás en huertas,
quizás en casas y patios o a lo mejor durmiendo en alguna cantera… Será difícil
de determinar. Aquí nos limitaremos a restos contrastados o con elevados
porcentajes de verosimilitud. El orden de aparición de los mismos es aleatorio.
En mi opinión, los restos de la
primitiva iglesia vigilan sin tregua la vida de los mojinos porque, como casi
siempre ocurrió, parte importante de ellos fueron reutilizados —de
diferentes maneras— en la construcción
del nuevo templo: están ahí, nos escuchan, nos observan y nos sienten. Dicho
con otras palabras: el mayor núcleo de restos del antiguo templo sigue estando
en la misma parcela. En estas páginas vamos a intentar hacerlos visibles,
contabilizarlos, ubicarlos y analizar, en la medida de nuestras posibilidades,
sus circunstancias. Los restos del mejor monumento de la historia de
Alcaracejos, nuestra querida parroquia, son también parte del patrimonio y
merecen nuestro reconocimiento y conservación. Ya que no se pudo salvar la
iglesia en su conjunto, salvemos al menos lo que queda de ella. Bienvenidos a
la Ruta de los Restos derrotados. Aún
podemos hacer que canten una pequeña victoria.
1.- El principal resto que nos queda
de esta iglesia es la antigua portada de la fachada principal (poniente). En marzo de 1965, al construir el actual templo
parroquial, la Delegación Provincial de la Vivienda de Córdoba autorizó
importantes mejoras en el proyecto “Iglesia
y dependencias parroquiales de Alcaracejos”. Entresaco –literalmente- la
que se refiere a la portada antigua: Se
propone colocar en la puerta lateral, ahora a la izquierda, [lateral norte,
calle Sol] la antigua portada de la Iglesia destruida que, aunque tiene
bastantes desperfectos, es del siglo XIV y se podrá colocar por el paramento
interior de la nave, para evitar que los agentes exteriores la descompongan
más. Con ello se salvaría una pieza de gran valor histórico para el pueblo”.
Dicha mejora está valorada en 4.901’76 pesetas. Detrás de este acierto estaba
Daniel Sánchez Puch, arquitecto y director del proyecto, persona de sólida
formación y fina sensibilidad artística. Ignoro de dónde sacó que la portada
–hoy visible en el interior de la actual parroquia- es del siglo XIV.
Desde luego es el resto más conocido y, posiblemente, el más fotografiado y
referido. Se conserva bien y está recogido en varias fotografías de los años
cuarenta del siglo pasado y en un detallado plano de 1961. Todo eso ya está comentado
en este blog.
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Portada principal en su lugar original, 1952 |
2.- Restos fáciles de observar son las
portadas exteriores de la actual puerta norte y del salón parroquial, situado
este último a la derecha de la vigente entrada principal[4].
La puerta del salón parroquial tiene un dintel que lo supongo reciente, pero está apoyado en elegidos antiguos bloques de granito que sin duda pertenecieron a la iglesia destruida. Hemos medido todas esas piedras tratando de encontrar alguna regularidad. La longitud y la altura varía considerablemente de unos a otros. La anchura se pierde en el interior del muro.
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Portada salón parroquial con sillares del antiguo edificio |
A los sillares que delimitan la puerta de la calle Sol les podemos aplicar los mismos comentarios.
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Portada norte, calle Sol, con sillares reutilizados. |
Del análisis y comparación de estos sillares
podemos concluir que la regularidades detectadas son su irregularidad y la
tosquedad de su labrado. Es evidente que los artesanos picapedreros no
realizaron un trabajo fino. Conseguida la forma, más o menos, paralepipédica,
pasaban a otra piedra para hacer lo mismo. Eso nos lleva a pensar que la
fábrica fue construida con cierta escasez de fondos. No se manejó exceso de
dinero ni trabajaron grandes artesanos. Posiblemente fueran obreros de la zona,
aunque no podemos descartar la dirección de algún experto famoso de la época.
En cualquier caso, nuestro templo fue una construcción humilde, donde los
toscos sillares –seguramente colocados en sitios estratégicos- se alternaron
con abundante mampostería.
3.- En la Biblioteca Municipal se conserva lo que parece un capitel. Su terminado es basto y parece desgastado por la erosión. En la parte inferior tiene tallados unos círculos en relieve que ayudarían a encajarlo en el fuste de su columna. Se incluyen fotos del perfil, cara superior y cara inferior. Este resto fue depositado en la bibloteca por José López Navarrte. Su altura es de unos 36 cm y el diámetro de la circunferencia mayor de la base es 24 cm.
El mismo resto anterior en la que pensamos fue su posición original |
El arranque del arco en plano, antes de ser demolido, 1964 |
[1] Conviene
recordar que el solar que ocuparía la nueva Iglesia estaba invadido por
cuantiosos e interesantes restos de la antigua y se requerían importantes
trabajos antes de empezar a construir.
[2] Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.
[3]
Obra hecha con piedras sin labrar que se pueden fijar
con la mano, colocadas y ajustadas unas con otras sin sujeción a determinado
orden de hiladas o tamaños.
[4] No
olvidar que el actual templo, de 1966, tiene añadidos en su costado derecho, el
sur, la sacristía, la vivienda del párroco y el salón parroquial.