lunes, 21 de julio de 2025

E.1. Vestigios del edificio parroquial del siglo XV: Alcaracejos

 

Pila bautismal, Alcaracejos (1500)
          
Precedentes

          Casi nada de lo que ocurre es por casualidad. El hecho de que hoy podamos hablar de vestigios del templo del siglo XV de Alcaracejos se debe en buena parte al interés, y al buen criterio, de Daniel Sánchez Puch. Veamos:

          El 10 de julio de 1964, don Daniel Sánchez Puch, Arquitecto y Jefe de los Servicios Técnicos de la Delegación Provincial de la Vivienda, remite instrucciones al contratista cacereño don Gaudioso Barrera Delgado para que comience la obra del nuevo templo, planes de emplazamiento y detalles de ruina[1]. Insiste especialmente en la toma de datos de restos, demoliciones y explanaciones. Su carta acompaña unas aclaraciones que merece la pena reproducir por su especial interés:

Operaciones antes de proceder a demoliciones y explanaciones

          Con un fotógrafo de la localidad sacará fotografías grandes de la antigua puerta principal y numerará las piedras de ella, antes de desmontarla, con pintura o lápiz especial, pues pretendemos colocarla después en la nueva iglesia. Además de numerarlas tendrá que poner idénticos números que ponga en las diferentes piedras en las mismas de la fotografía con tinta y como las piedras que forman las pilastras hasta el arranque del arco están con junta ancha, e incluso en las juntas hay algunos ripios de pizarra, deberá tomar las alturas que hay entre la parte baja de la piedra de abajo y el arranque del arco; desde la parte baja a la parte alta de la portada; su ancho total, su ancho de luz y su alto de luz y ponerlo en la foto.

          También interesa conservar, para luego reconstruirlo en el lugar que se determine, el arranque de la bóveda del presbiterio antiguo que se conserva y del cual le remito un croquis. En esta parte deberá —antes de demoler— numerar las piedras y poner los mismos números en el croquis que le mando.

          Si al demoler lo que queda de la antigua iglesia y descombrar lo que hay en el suelo aparecen piedras labradas, dovelas de arcos o de tipo artístico deberá apartarlas y guardarlas junto con la portada y arranque del arco referido antes.

Demoliciones y explanaciones

Las operaciones que hay que hacer son las siguientes:

·       Demoler lo que resta de la antigua iglesia en la zona de fachada principal y esquina del presbiterio[2].

·       Retirada de escombros que no sirven para la obra y explanar el solar dejándolo, aproximadamente, horizontal, a la cota de la calle de la izquierda, o más bien un poco más alto.

·       Las cotas que se marcan en el plano no estoy seguro de que sean exactas. Una vez que se replantee y dé su conformidad, daré la cota del interior de la iglesia.

·       Como en el presupuesto hay sólo una partida de 18.000 pts para explanaciones y no hay nada para demoliciones, deberán llevar buena cuenta de lo que les cuesta la demolición y la explanación. Desde luego como el proyecto lleva zócalo de mampostería[3] en todo el contorno, se podrá usar lo que salga de demoliciones y eso compensará el gasto de demolición. Sobre este punto hablaremos en mi visita y también del resto de materiales de la obra”.

 Comentario: a la vista de lo que tenemos hoy, resulta evidente que algunas de sus órdenes / recomendaciones no se llevaron a efecto. De las fotografías grandes de las ruinas no tenemos constancia; sobre la reconstrucción del arranque de la bóveda del presbiterio, nada de nada; almacenar piedras labradas, dovelas de arcos o de tipo artístico,… que se sepa, no hubo ningún almacén. De todas formas, suponemos que para algo sirvieron sus advertencias.

Entramos en materia

          La palabra vestigio es acertada para describir lo que queda del antiguo edificio parroquial, pues se refiere a una señal, resto o indicio que queda de algo que ha desaparecido o que ya no existe en su forma original.   Por su amplitud, y en este caso, la acotamos a “ruinas o restos de materiales de construcción”. Es decir, aquí hablaremos de “piedras de granito” que un día formaron parte del templo, bombardeado primero y demolido después. No podemos hablar de “maderas”, ya que por desgracia de este material solo tenemos testimonios orales. No poseemos ningún elemento concreto: ni muebles, ni imágenes, ni altares,… ni siquiera una simple silla o un sencillo banco. Tampoco conservamos objetos de plata, ni de cristal, ni vestimentas, ni sagrarios, ni palios, ni candelabros… Por ahí solo queda una preciosa campanita de bronce. Todo desapareció durante la fratricida contienda. Solo quedaron piedras: algunas en su lugar, otras fuera de él, otras próximas, algunas alejadas… otras, en fin, las suponemos diseminadas quizás en huertas, quizás en casas y patios o a lo mejor durmiendo en alguna cantera… Será difícil de determinar. Aquí nos limitaremos a restos contrastados o con elevados porcentajes de verosimilitud. El orden de aparición de los mismos es aleatorio.

          En mi opinión, los restos de la primitiva iglesia vigilan sin tregua la vida de los mojinos porque, como casi siempre ocurrió, parte importante de ellos fueron reutilizados de diferentes maneras en la construcción del nuevo templo: están ahí, nos escuchan, nos observan y nos sienten. Dicho con otras palabras: el mayor núcleo de restos del antiguo templo sigue estando en la misma parcela. En estas páginas vamos a intentar hacerlos visibles, contabilizarlos, ubicarlos y analizar, en la medida de nuestras posibilidades, sus circunstancias. Los restos del mejor monumento de la historia de Alcaracejos, nuestra querida parroquia, son también parte del patrimonio y merecen nuestro reconocimiento y conservación. Ya que no se pudo salvar la iglesia en su conjunto, salvemos al menos lo que queda de ella. Bienvenidos a la Ruta de los Restos derrotados. Aún podemos hacer que canten una pequeña victoria.

          1.- El principal resto que nos queda de esta iglesia es la antigua portada de la fachada principal (poniente). En marzo de 1965, al construir el actual templo parroquial, la Delegación Provincial de la Vivienda de Córdoba autorizó importantes mejoras en el proyecto “Iglesia y dependencias parroquiales de Alcaracejos”. Entresaco –literalmente- la que se refiere a la portada antigua: Se propone colocar en la puerta lateral, ahora a la izquierda, [lateral norte, calle Sol] la antigua portada de la Iglesia destruida que, aunque tiene bastantes desperfectos, es del siglo XIV y se podrá colocar por el paramento interior de la nave, para evitar que los agentes exteriores la descompongan más. Con ello se salvaría una pieza de gran valor histórico para el pueblo”. Dicha mejora está valorada en 4.901’76 pesetas. Detrás de este acierto estaba Daniel Sánchez Puch, arquitecto y director del proyecto, persona de sólida formación y fina sensibilidad artística. Ignoro de dónde sacó que la portada –hoy visible en el interior de la actual parroquia- es del siglo XIV. Desde luego es el resto más conocido y, posiblemente, el más fotografiado y referido. Se conserva bien y está recogido en varias fotografías de los años cuarenta del siglo pasado y en un detallado plano de 1961. Todo eso ya está comentado en este blog.

Portada principal en su lugar original, 1952

          2.- Restos fáciles de observar son las portadas exteriores de la actual puerta norte y del salón parroquial, situado este último a la derecha de la vigente entrada principal[4].

          La puerta del salón parroquial tiene un dintel que lo supongo reciente, pero está apoyado en elegidos antiguos bloques de granito que sin duda pertenecieron a la iglesia destruida. Hemos medido todas esas piedras tratando de encontrar alguna regularidad. La longitud y la altura varía considerablemente de unos a otros. La anchura se pierde en el interior del muro.

Portada salón parroquial con sillares del antiguo edificio

          A los sillares que delimitan la puerta de la calle Sol les podemos aplicar los mismos comentarios. 

Portada norte, calle Sol, con sillares reutilizados.

          Del análisis y comparación de estos sillares podemos concluir que la regularidades detectadas son su irregularidad y la tosquedad de su labrado. Es evidente que los artesanos picapedreros no realizaron un trabajo fino. Conseguida la forma, más o menos, paralepipédica, pasaban a otra piedra para hacer lo mismo. Eso nos lleva a pensar que la fábrica fue construida con cierta escasez de fondos. No se manejó exceso de dinero ni trabajaron grandes artesanos. Posiblemente fueran obreros de la zona, aunque no podemos descartar la dirección de algún experto famoso de la época. En cualquier caso, nuestro templo fue una construcción humilde, donde los toscos sillares –seguramente colocados en sitios estratégicos- se alternaron con abundante mampostería.

          3.- En la Biblioteca Municipal se conserva lo que parece un capitel. Su terminado es basto y parece desgastado por la erosión. En la parte inferior tiene tallados unos círculos en relieve que ayudarían a encajarlo en el fuste de su columna. Se incluyen fotos del perfil, cara superior y cara inferior. Este resto fue depositado en la bibloteca por José López Navarrte. Su altura es de unos 36 cm y el diámetro de la circunferencia mayor de la base es 24 cm.


          4.- En un rincón que forma la casa parroquial, en la calle Iglesia, hay un resto que parece ser la parte superior de una columna. El fragmento, aislado, está situado fuera de contexto. Sin conocer bien el interior del templo, resulta complicado exponer una hipótesis que indique cuál sería su posición original. Por el tamaño y forma me atrevería a decir que podría ser uno de los arranques del arco del presbiterio. Las bolas que aparecen a la izquierda parece que han sido talladas para ser vistas desde abajo. Por otro lado, tenemos un plano, levantado en 1961, que detalla el arranque del citado arco. Parece que coincide el plano con este resto del rincón, pero en la calle lo colocaron ¡al revés! ¡Está invertido!. Las hermanas García Benítez, Noni y Pepi, me comentaron en 2019 que el montón de restos del rincón llegaba a la altura del tejado, pero el párroco don Miguel Cano los quitó porque esa especie de “montaña de piedras antiguas” la utilizaban los niños para subirse al tejado, lo cual, además de romper las tejas y generar goteras, era peligroso. Desconocen a dónde fue a parar lo eliminado.

Resto del arranque del arco del presbiterio, invertido. Rincón en Calle Iglesia


El mismo resto anterior en la que pensamos fue su posición original

El arranque del arco en plano, antes de ser demolido, 1964


[1] Conviene recordar que el solar que ocuparía la nueva Iglesia estaba invadido por cuantiosos e interesantes restos de la antigua y se requerían importantes trabajos antes de empezar a construir.

[2] Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.

[3] Obra hecha con piedras sin labrar que se pueden fijar con la mano, colocadas y ajustadas unas con otras sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños.

[4] No olvidar que el actual templo, de 1966, tiene añadidos en su costado derecho, el sur, la sacristía, la vivienda del párroco y el salón parroquial.