Hace tiempo que le doy vueltas a la propuesta /
posibilidad de un posible Museo del Granito y de la Encina en la Comarca de los
Pedroches. La abundancia, la importancia y el protagonismo histórico de ambos
elementos en la zona es apabullante y me parecía que debiera tener un lugar de
referencias concretas que reuniera detalles, historia, algunas herramientas,
propiedades, utilidad, actividades que los rodean, etc….
La verdad es que la presencia del granito y de las
encinas en esta zona resulta impresionante. La visión de los afloramientos
graníticos conjuntados con encinas es una combinación muy especial, es una
sobredosis de Naturaleza que te eleva y te relaja. Granito y encinas son aquí
un solo elemento que se repite de mil formas en medio de un silencio apenas
roto por la suavidad del vuelo de un pájaro o alguna racha de viento. Su
observación sólo puede compararse con la visión del fuego y su crepitar, con el
movimiento de las olas y su característico murmullo, con las diferentes y
ondulantes dunas del desierto o con las grandes extensiones de nieve de los
polos con su rugiente viento. Granito y encinas, a través de nuestras dehesas,
forman parte de una melodía de imágenes compuesta por una Naturaleza experta en
crear paisajes sobrenaturales. Paisajes que serenan el espíritu, sosiegan el
interior y te hacen sentir el abrazo de una cálida sensación de paz.
El convencimiento de lo anterior me lleva a afirmar que,
aunque podría estar muy bien, no es necesario ningún museo para albergar la
grandeza del granito ni los retorcidos troncos de las encinas porque el Museo
ya está hecho: El Museo es la Comarca de los Pedroches y sus salas son los 17
pueblos con sus respectivos términos.
El granito puede presentar formas infinitas, bien como
rocas y peñascos salvajes esculpidos por la erosión y el tiempo o trabajados
por la mano del hombre. Es duro y resistente por eso desde la prehistoria ha
sido utilizado por el hombre para la construcción. Mesopotamia trabajó
imponentes esculturas con granito importado, fue material de primera para los
egipcios, los romanos le dieron múltiples usos y en la actualidad está presente
en multitud de calles adoquinadas con aceras limitadas por bordillos. En la
identidad de la Comarca podemos encontrar ayuntamientos, iglesias, ermitas, bancos,
linderos, muros en todo tipo de construcciones, torres, columnas, brocales de
pozos, antiguas pilas para lavar, cruces, dinteles, fachadas, calvarios,
tumbas, abrevaderos, lápidas, señales de información, puentes, peñascos
inverosímiles, vasijas, diques, mojones en caminos y carreteras etc…Todos ellos
con cuerpo y alma de granito.
Hablar de un mar de encinas puede parecer demasiado pero
desde la altura de algunos peñascos o desde la cima de lomas y cerros lo parece. A
veces también da la sensación de una especie de cielo verde, nubes verdes que
desde lejos forman las ensambladas copas de las encinas. Ese conjunto de hojas,
movido por el viento e iluminado por la cambiante inclinación de la luz solar
hace aparecer una gama de verdes que sólo la vista y estar ahí puede disfrutar.
Es el mismo verde transformado por la acción del viento y del Sol. Viento y Sol
como autores de un cuadro natural sorprendente y cambiante. Si añadimos la gama
de marrones y amarillos que propician troncos y sementeras secas, los verdes
tenues de las retamas y ese color singular que sólo las paredes viejas aportan
con sus años, tenemos el particular arco
iris de Los Pedroches.
Es sorprendente como esta roca, a modo de lítico iceberg, se sumerge y
reaparece por cualquier sitio para identificar estos parajes. La omnipresente
presencia de las multiformes encinas hermosean el paisaje como si de
gigantescos ramos de flores se tratara.
Hay encinas con formas casi humanas por la caprichosa distribución de
sus ramas. Otras se aparecen como un monumental y redondo seto recién podado.
Algunas ramas sueltas se asemejan a grandes pájaros. La Naturaleza modela y
moldea a su antojo.
Es como si el granito fueran los cimientos de Los Pedroches, su esqueleto,
sus músculos, su cuerpo y las encinas su alma, su componente espiritual, algo
que une la tierra con el cielo por medio de sus ramas tortuosas y de sus preciosas
copas.
El granito duerme, yace en el interior de Los Pedroches aunque a veces,
curioso se asome. La encina nos hace mirar hacia fuera, busca la luz, cobija
los pájaros, da vida, da frutos, ….¡hasta su muerte es generosa transmitiendo
la energía que tardó siglos en almacenar y creando hipnotizantes colores con
sus ascuas!. Aurelio Teno, maestro eterno, captó su fuerza en la asombrosa
escultura que corona el Puerto Calatraveño, entrada por el sur de la Comarca
que glosó el Marqués de Santillana.
Granito y Encina, Encina y Granito iluminados por un espectacular cielo
de diamantes y piedras preciosas: Signos inseparables de Los Pedroches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario