Beatriz Venegas es el personaje protagonista de esta entrada. La traemos aquí por el título que ostenta. Es la primera vez, que sepamos, que se relaciona un alias con el nombre de Alcaracejos, aunque por la fecha y el título deducimos que la relación sería con “el lugar de los Alcaracejos”. Para mi sorpresa son múltiples las direcciones de internet que conectan a la señora con este lugar.
A partir del siglo XIV, Beatrices
Venegas hubo varias. Me atrevería a decir que son muchas, pero solo una nació
en 1390, se casó con Pedro Carrillo y tuvo el título de señora de los
Alcaracejos.
Señor no es un título nobiliario
propiamente dicho. Según algunos documentos históricos, era el último título de
nobleza otorgado por algunos monarcas. En nuestros días, señor, es pura cortesía,
pero en el siglo XV concedía un gran poder a sus titulares, teniendo autoridad
para administrar justicia, imponer tributos y recaudarlos, otorgar premios,
etc. En ocasiones, su poder incomodaba a los propios reyes. Sus derechos eran
tan amplios, como injustos y con el tiempo fueron disminuyendo. En 1837 se
abolieron en España todos los privilegios de los señores.
Padres
y hermanos
Padres: Beatriz era hija de Pedro Venegas Tolosa (1360 –?), II
señor de Luque y de María García Carrillo de Córdoba (ca.1365 -?), forma
autorizada del nombre[1].
De esta unión nacieron ocho hijos. Beatriz fue la quinta. Pedro Venegas fue Alcalde Mayor de Córdoba y embajador
del rey de Castilla -Enrique III- en Portugal en 1395.
Hermanos-as:
1º Egas Venegas, que pasará a ser III señor de Luque.
2º Gonzalo Venegas, canónigo, arcediano y obispo de
Córdoba.
3º Pedro Venegas, caballero de la Orden de Santiago.
4º Alonso Venegas, comendador de Moratalla.
5º Beatriz Venegas,
señora de los Alcaracejos y de Las Torrecillas, esposa de Pedro Carrillo,
Mariscal de Castilla y IV señor de Santa Eufemia.
6º Urraca Venegas, que contrajo matrimonio con Diego
Gutiérrez de los Ríos, señor del estado de Fernán Núñez.
7º Leonor Venegas, mujer de Diego Sánchez de Quesada,
señor de Garciez.
8º Constanza Venegas, que fue abadesa de Santa María de
Dueñas.
Abuelos
de Beatriz Venegas:
Por parte del padre: Egas Venegas de Córdoba, nacido en Luque y I señor de
Luque, y Beatriz de Tolosa (1330-1430) que tomaría al casarse el apellido de su
marido y murió centenaria, algo inusual en la época.
Por
parte de la madre: Gonzalo Fernández de Córdoba, I señor de Aguilar de la
Frontera, y de María García Carrillo.[2]
Marido
e hijos:
Se casó con Pedro Carrillo de
Albornoz (1390 – 1422) que era hijo de Fernando Díaz Carrillo de Albornoz, III
señor de Santa Eufemia, Torrefranca y Vioque, y de Mencía López de Haro.
Ostentó el título de IV señor de Santa Eufemia, Torrefranca, el Guijo y el Viso, mariscal de Castilla.
Murió joven, a la edad de 32 años. A pesar de esta muerte tan temprana se casó
dos veces. La primera esposa fue Leonor D’Estúñiga y la segunda Beatriz Venegas
de Córdova, señora de los Alcaracejos. De su matrimonio con Pedro Carrillo,
Beatriz tuvo tres hijos[3]:
Álvaro Carrillo de Albornoz Venegas, María Carrillo de Albornoz Venegas y Teresa
de Carrillo, V señora de Santa Eufemia.
Otros datos significativos sobre Beatriz
Venegas
Venta:
1425, junio, 6. Córdoba. Escritura de venta de tres yugadas[4] de tierra, otorgada
por Gonzalo Gómez Cerón [jurado de Córdoba], hijo de Antón Gómez [de Córdoba],
contador mayor del rey [Enrique III], a favor de Pedro Carrillo, señor de Santa
Eufemia, y a Beatriz Venegas, su mujer[5].
Cesión de los Alcaracejos y otras heredades: El 11 de agosto de
1435, mediante escritura, tuvo lugar la cesión otorgada por Beatriz Venegas,
viuda de Pedro Carrillo, señor de Santa Eufemia, a favor de Diego Fernández de
Córdoba [Fernández de Córdoba] (1410-1481), señor de Baena, por la que le da
las heredades de "Torrecillas", el "Cortijo del Rubio", la
"Reguera" y los "Alcaracejos", todas situadas en el término
de Córdoba, como pago de la dote de su hija María Carrillo[6]
[de Albornoz Venegas].
Extracto del Testamento: 1450, 14 de septiembre. Baena. Extracto
del testamento de Beatriz Venegas, viuda de Pedro Carrillo, señor de la villa
de Santofimia, vecina de Córdoba. Ordena ser enterrada en Santa María de las
Dueñas de Córdoba[7] con el hábito de San
Bernardo [cisterciense] y, ya que su voluntad es morir monja, manda que si
sucede así la sepulten donde las religiosas, y si no donde se halla su hermana
Constanza Venegas, abadesa de este monasterio, y que se haga con el mayor
secreto que se pueda y sin llanto, cosa que encarga a su hijo [político] Diego
Fernández [de Córdoba] (1410 – 1481), mariscal [de Castilla], señor de Baena
[después I conde de Cabra], y a su hija María Carrillo, mujer de éste. Dispone
el modo de hacer las exequias y encarga rogativas por las almas de su marido y
de ella misma. Señala que había donado al mariscal y a su hija María ciertos
bienes que tenía en la Sierra de Córdoba y en término de Baena, y que como su
deseo es retirarse al monasterio de Santa María de las Dueñas, ellos habrán de
facilitar a éste una renta que determina. Ordena a su hija pagar las deudas que
tenga y le deja un juro[8], además de nombrarle
universal heredera. Designa testamentarios[9] a los dichos mariscal
y María Carrillo, y a fray Fernando Calabacero, prior de San Pablo de Córdoba.
Ante Francisco Fernández, escribano público de Baena por el mariscal Diego
Fernández [de Córdoba], señor de la villa, y los siguientes testigos: Pedro
Rodríguez de Córdoba, escribano real; Pedro de Torreblanca, alcaide y alcalde
mayor de Baena; Pedro Sánchez, jurado, escribano público de Baena; Francisco
Fernández, escribano público de Baena[10].
Su
hija María Carrillo realiza venta de heredades: 1459, agosto, 22. Baena.
Escritura de venta otorgada por María Carrillo, condesa de Cabra, con licencia
de su marido Diego Fernández de Córdoba (1410 – 1481), conde de Cabra, mariscal
de Castilla, señor de la villa de Baena, del Consejo Real, alguacil mayor de la
ciudad de Córdoba, por la que vende el heredamiento de tierras llamado Ochavo
de las Torrecillas y Las Torrecillas, junto con una huerta en el Pedroche,
término de dicha ciudad, a su sobrino Gonzalo Mejía, señor de la villa de
Santofimia, y a Beatriz Venegas [era otra Beatriz], su mujer, hallándose
presente como procurador de éstos Juan Ruiz, alcaide de la villa de Santofimia,
por precio de 204.000 maravedíes. En unión de otros bienes y derechos, lo había
obtenido por herencia de sus padres Pedro Carrillo y Beatriz Venegas. Firmas de
los condes. Ante Pedro Rodríguez de Baena y Francisco Fernández de Baena,
escribanos reales y notarios públicos. En una nota se añade que ese mismo día
el conde hizo pleito homenaje[11],
para mayor garantía, en manos de su primo Egas, su alguacil mayor de Córdoba[12].
Nota: al
vender bienes obtenidos por herencia de sus padres, suponemos que estos han
muerto. Se hace esta aclaración porque no sabemos la fecha de la muerte de la
señora de los Alcaracejos. Si hizo el testamento en 1950, murió entre esta
fecha y 1959.
A modo de epílogo
Son muchos los interrogantes que
quedan abiertos sobre esta señora y su título. No hemos conseguido saber por
qué le otorgaron ese nombramiento. Todo indica que de escasa importancia,
aunque singular. Tampoco sabemos el rey que se lo concedió y si tuvo algo que
ver la condición de mujer. Por fechas de reinado pudo ser Enrique III de Castilla
(1390 – 1406) o su hijo Juan II de Castilla (1406 1454). Ambos, del linaje de
los Trastamara, fueron muy dados a conceder títulos nobiliarios para conseguir
el apoyo de familias ricas e influyentes. Tampoco conocemos que tipo de señorío
disfrutó aunque nos inclinamos por el señorío de solariego o de realengo. Ambos
dependían de la voluntad del rey.
Este título podría alterar la
historia de Alcaracejos pues podemos entender que Alcaracejos no siempre fue
territorio realengo ya que tuvo una señora y esta, en 1435, cedió los
Alcaracejos, junto a otras propiedades, a su yerno, Diego Fernández de Córdoba
[Fernández de Córdoba], señor de Baena, como pago de la dote de su hija María
Carrillo. Por desgracia los Alcaracejos, en el primer tercio del siglo XV era
un lugar y, aunque tuviera sus lindes, las desconocemos; así que tampoco
podemos asegurar sobre que territorio ejerció su autoridad la señora de los
Alcaracejos. Probablemente pudo ser un trozo de la parte norte de su actual
término, zona limítrofe con tierras de El Viso y de Torrefranca, ambos
territorios del señor de Santa Eufemia. Esta circunstancia se dio cuando en 1662, Felipe IV concedió a Santa Eufemia el título de condado.
Sí tenemos constancia documental
de las abusivas incursiones de Pedro Carrillo en 1412 en los Alcaracejos y que
en peleas acaecidas en 1424 entre vecinos de los Alcaracejos, fueron los
alcaldes y alguacil de Santofimia los que hicieron justicia pues Córdoba no
puso remedio alguno. Es posible que, ante la pasividad de Córdoba, los señores
de Santa Eufemia tuvieran los Alcaracejos como tierras de su propiedad. El poderío
manifestado por el señorío calabrés, que coincide –aproximadamente- en fechas con
la presencia y título de Beatriz Venegas, alcanzaría su culmen con el
sobrenombre de “señora de los Alcaracejos”
y tuviera su vigencia hasta la mitad del siglo XV, fecha de su testamento.
Puestos a imaginar hasta es posible que fuera un título dado por el propio
Pedro Carrillo a su esposa con el fin de amparar sus incursiones y abusos sobre
aquel lugar para extender sus fronteras.
Diego Fernández de Córdoba ¿señor de los
Alcaracejos?
Está confirmado que este
caballero recibió los Alcaracejos como pago de la dote por su casamiento con
María Carrillo de Albornoz Venegas, pero nada sabemos acerca del título de
señor de los mismos. Es posible que lo recibiera, pero comparado con los
nombramientos que disfrutó (Por sus servicios a la corona le fueron otorgadas
varias mercedes, titulándose I señor y I conde de Cabra (1455), I vizconde de
Iznájar (1466) y señor de Baena, Rute y Zambra, y dentro de sus cargos fue
ricohombre y mariscal de Castilla, alférez mayor y alguacil mayor de Córdoba,
alcaide de sus Reales Alcázares, capitán general de la Frontera, alcaide de
Iznájar y Cabra, alcaide y alcalde mayor de Alcalá la Real y su castillo de
Locubín y fundador de su propio linaje la Casa de Cabra) debió parecer poca
cosa y no hemos encontrado cita alguna como señor de los Alcaracejos. Habrá que
seguir buscando.
Muertos Pedro Carrillo y Beatriz
Venegas, las presiones calabresas sobre los Alcaracejos parecen disminuir hasta
desaparecer. Así, en 1468, según Carpio Dueñas, Alcaracejos dispone ya de
concejo de aldea y depende con claridad de Torremilano. En 1488 Alcaracejos consigue
su independencia y la categoría de villa.
[1]
Otras formas del nombre son María Fernández de Córdoba García Carrillo y señora
consorte de Luque.
[2]
FERNÁNDEZ DE BÉTHENCOURT, Francisco. Historia genealógica y heráldica de la
monarquía española, casa real y grandes de España. Tomo VII.
Sevilla, 2003. p. 253-255.
[3] Algunas fuentes refieren que fueron cuatro.
[4] Cantidad de tierra que puede arar una yunta o pareja
de animales de labor en un día. Es una medida agraria de superficie de carácter
antrópico y tradicional, lo que la hace muy variable en distintas zonas y
épocas. Su equivalencia con el sistema métrico va desde un cuarto de hectárea
(2500 m2) a 32 hectáreas (320.000 m2).
[5] Real Academia de la Historia (Madrid), col. Salazar,
9/977 (ant. M-171), fol. 92-96. El fol. 97 está en blanco. Copia autorizada en
1593. Reg. Índice, vol. 37, p. 255. Documento con fecha incluido en el libro
“Documentos sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo”, Universidad Carlos III
de Madrid, 2016.
[7] Monasterio de Santa María de las Dueñas de Córdoba
(España): existió como tal desde 1370 hasta 1868. Fue fundado por Egas de
Venegas y Beatriz de Tortosa en 1370, abuelos paternos de Beatriz Venegas,
quienes entregaron unas casas que eran de su propiedad para levantar el
monasterio. Poco de la historia del convento ha llegado hasta la actualidad.
Pertenecieron a la orden de San Bernardo hasta 1868 cuando fue exclaustrada la
comunidad y sus religiosas se trasladaron al convento de la Encarnación, de la
misma orden y en la misma ciudad. Parte del convento sería demolido para dar
lugar a la Plaza de las Dueñas. La iglesia quedó en pie. Años después, parte
del edificio sería utilizado como sede del cuartel de la Guardia Civil. Debido
al estado de ruina en el que se encontraba sería definitivamente derruido en
1885.
[8] Pensión perpetua que se concedía sobre las rentas
públicas por servicios prestados.
[9]
Persona encargada de hacer cumplir la última voluntad de un difunto y de
custodiar sus bienes hasta que se repartan entre los herederos.
[10]
Real Academia de la Historia (Madrid), col. Salazar, 9/813 (ant. M-6), fol.177v- 178. Autógrafo
de Salazar, obtenido del original del archivo del duque de Baena. Reg. Índice,
vol. 29, p. 225. Documento con fecha incluido en el libro “Documentos sobre
Enrique IV de Castilla y su tiempo”, Universidad Carlos III de Madrid, 2016.
[11]
Hacer pleito homenaje es llevar a cabo un solemne juramento de fidelidad al rey
o a un señor.
[12]
Real Academia de la Historia, col. Salazar, 9/824 (ant. M-17), fol. 245-246. Copia
autógrafa de Salazar, hecha del original en pergamino del archivo de los
marqueses de La Guardia. Reg. Índice, vol. 30, p. 362. Documento con fecha
incluido en el libro “Documentos sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo”,
Universidad Carlos III de Madrid, 2016.
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