2006 09 11 Ani: Labores de costura |
Los
padres
Mis
padres fueron Eleuteria Caballero Rodríguez y Miguel Fernández Pedrajas. Vidal era una especie de sobrenombre, un
apodo cariñoso que mi padre aceptaba con gusto. Se casaron sobre 1939 – 40.
Suponemos que más o menos al acabarse la guerra civil. Cati, la hermana mayor,
nació en 1941. “Mi madre tenía 22 años
cuando se casó”, nos asegura.
Fueron
de viaje de novios a la Sierra, al “Cortijo de los Tamojosos”, que eran
familia. “Mi madre se casó de negro:
tenía luto por su madre”. Mis padres contaban que tuvieron algo de miedo
pues por esas fechas, como consecuencia de la guerra, había hombres armados
escondidos por el campo. Además, en el cortijo, aparte de la soledad no tenían
luz. Pero vamos…..a mis padres no les pasó nada.
Tuvieron
seis hijos: Cati, Virtudes, Manuel, Ani, Pepe y Mª Ángeles. Manuel murió muy
niño.
Sobre
su madre:
Eleuteria,
mujer generosa, hogareña y tranquila se dedicó siempre al trabajo de la casa.
Organizar la vida de nueve personas no fue tarea fácil. Buena administradora en
unos tiempos en los que no faltaba pero tampoco sobraba. La matanza de tres
cerdos cada año era una excelente ayuda para la economía familiar. Calificada
como buena cocinera, a veces hacía hasta el pan. También preparaba dulces
caseros para las fiestas, sobre todo para Navidad, San Sebastián, etc… A veces
contaba con la ayuda de Josefa, madre de “Mari
la de la tienda”, casada luego con Antonio Lisedas.
El
pan, hecho en casa, lo llevaban en tableros sostenidos en la cabeza con la
protección de “la roilla” a la
panadería de “Suave”, que estaba
donde hoy vive Miguel Santos. Allí lo cocían. De vez en cuando también llevaban
tortas de aceite.
Ani
recuerda que cuando nació su hermano Pepe, su madre no lo podía criar. No sabe
cómo Florián, el Alcalde, podía disponer de leche condensada para criar a su
hijo Rafael. Entonces Manuela, esposa de Florián, le pasaba latas de leche
condensada para poder alimentar bien a su hijo Pepe.
Sobre
su padre
Ani
comienza diciendo que el primer trabajo de su padre lo tuvo cuando cumplió los
diez años: su abuelo, padre de Vidal,
se comprometió a llevar una mula a Córdoba y se lo encargó a su hijo. No tuvo
más remedio que ir. Hizo noche en Cerro Muriano. Conocidos de la familia lo
quisieron colocar en Córdoba, pero su padre no quiso.
Su
abuelo paterno tenía un bar en la calle Jesús y por él pasaban carpinteros de
Añora y de Villanueva del Duque para convidarse. Seguramente, continúa, que mi
abuelo les comentaría algo de mi padre y acordaron que se fuera a Añora para
aprender el oficio. Estuvo con uno que le decían el “Cuatro Mulas”. También
pasó una temporada formándose en Villanueva del Duque.
Su
primera carpintería la puso en la calle de la Fuente “en los portones de Domingo”, padre de Encarna, Rafael y Pablo. La
segunda estuvo en la calle Jesús y la tercera en la calle Queipo de Llano, hoy
Real nº 15. Ana explica que esta última era un gran solar. Lo recogió de aguas
y la carpintería funcionó allí durante diez o doce años. Estamos hablando de
principios de los sesenta.
Pocos
años después empezaron a fabricarse carros de hierro lo que supuso un auge de
lo metálico en detrimento de la madera; Vidal
siguió arreglando los carros de madera que quedaron y montó una serradora:
cortaba maderas a medida para sus clientes. Lo estuvo haciendo alrededor de
quince años. La serradora se instaló en el patio de atrás y en la parte de
delante estuvo el taller hasta que hicieron la casa.
Nietos de Vidal en su carpintería: José Miguel, Miguel Ángel y Fernando (de izquierda a derecha) 20.08.1988 |
Sus
herramientas las tenemos todas guardadas en cajas: cepillos, sierras, gubias,
escoplos, martillos,…dos o tres cosas las recogió José Merchán. Puestos al
habla con él nos informa que las regaló.
Vidal siempre fue carpintero. En la
Primera Feria Provincial de Mayores, celebrada en Alcaracejos el 2009, le
dieron un homenaje al nombrarlo el mayor del pueblo por sus 98 años. En el
mismo acto el cantante almeriense, Manolo Escobar (1931 – 2013), recibió el
reconocimiento de la feria por su trayectoria, aunque sólo cantó tres
fragmentos de sus coplas. Otra protagonista de la jornada fue Josefa Blasa
Sánchez, que a sus 101 años viajó desde Añora para recibir el título de “la
mayor de nuestros mayores”[1].
Miguel
– Vidal – murió en el 2010 a la edad
de 99 años.
2009: Homenaje a Vidal |
Háblanos
de la casa dónde naciste:
Mi
nacimiento tuvo lugar pocos años antes de la mitad del siglo pasado. Mis padres
vivían en una casa en la calle Sol muy próxima al actual grupo escolar. Tenía
cinco dormitorios y una cocina muy grande donde se hacía la vida. Al fondo, a
la izquierda, estaban las cuadras. Tenía como tres patios. Uno era una especie
de gran corralón donde estaba el pajar, los comederos de los mulos, la zahúrda,
un apartado para las gallinas, etc…Junto a la puerta de la calle estaban los
portones, una segunda entrada por donde mi tío Ambrosio, hermano de mi madre
que vivía con nosotros, metía el carro y los animales. Se comunicaba con la
casa por detrás. Por supuesto que no había cuarto de baño.
La
casa fue mejorando con pequeñas obras: recuerdo que mis padres hicieron una
cocinilla para mayor comodidad.
Ambrosio Caballero Rguez, tio de Ani |
Ani
comenta que desde su casa, al Este, veía la huerta de Sinforiano, ahora
colegios, y le daba miedo de la luna. Hacía el Oeste, la imagen del perfil de
la vieja iglesia – rota y hundida – la sobrecogía.
Vecinas
de la calle Sol
Entrañable
era la abuela Dionisia, viuda, con tres o cuatro hijos que tenían fama de
pertenecer a la izquierda radical. A pesar de esto, Ani cuenta que avisaron a
su tío Ambrosio de que iban a por él y este estuvo escondido tres días en la
galería de un pozo de medianería: suministraba agua a la abuela Dionisia y a
los abuelos de Ani.
Enfrente
vivía Eloisa, muy buena mujer y muy amiga de su madre.
La
familia de la abuela Tomasa estaba relacionada con la manufactura de sogas,
esterillos, serones, etc….utilizaban el esparto y el cáñamo. Era gente que
procedía de la Mancha. Se compraron una casa y se quedaron a vivir.
Sus
primeras amigas
Mis
primeras amigas fueron Ascensión Caballero (hija de Josefa y Rafael); Pepi
Fernández (hija de Josefa y de Miguel. Miguel trabajaba en el Ayuntamiento);
Manoli Rísquez (Hija de Manuela y de Florián, que fue Alcalde); Casimira Salado
que se fue a Barcelona; Dami Ranchal que trabajó en Telefónica, etc…Jugábamos a
las casitas, pero también nos gustaba salir a enredar fuera de las casas:
íbamos al Calvario a jugar a la pelota o pasear por la carretera de Pozoblanco
por la que, entonces, no pasaban coches. Cualquier sitio era bueno para jugar a
balón prisionero, al truque, al corro, llamábamos a las puertas, etc… A veces
metíamos guindillas dentro de una lata con ascuas y la poníamos dentro de las
casas… la gente empezaba a toser y nosotros … ¡¡ a correr!!
Las
ruinas de la Iglesia vieja era un sitio estupendo de juego: allí hacían “morcilla”
con ladrillos rojizos molidos y correteaban entre sus muros caídos. Con tozos
de yeso de imágenes rotas, seguramente ángeles, pintaban el truque en el suelo.
El
día de San Sebastián lo recuerda especialmente pues se subía al Santo para
comerse el hornazo y se jugaba toda la tarde[2].
Aprovechando el desnivel del cerro “se
jugaba en los terraplenes de la ermita y en los de la cuesta. El que la debe se
pone abajo y los demás, arriba. El que la debe dice: Subid arriba. Los demás
contestan: Arriba estamos. Bajad abajo. Todos: No queremos. Ahora veremos. Va
hacia arriba para tratar de topar a alguien, mientras los demás han de tratar
de bajar abajo y subir otra vez para salvarse. Si en el recorrido es tocado por
el que la debe, pasará él a deberla”. (Literal del libro de J. López
Navarrete).
Otra
canción muy frecuente para jugar al corro era la de “Tres Marías van por agua”[3].
Regalos
de Reyes
Su
preferido fue un muñeco grande de cartón que consiguió con los vales que les
daban en la Catequesis. Los reunían durante semanas y meses y para Reyes los
podían canjear por regalitos. Su hermana Virtudes le cosía ropa para el muñeco.
Ani y sus hermanos tenían carteras, cuadernos, plumieres, lápices de colores,
…, pero para muñecos y juguetes no había. El trabajo de su padre no daba para
tanto. A veces los regalos de Reyes eran perrunas y mandarinas.
Anécdota por los Inocentes
Felipe "Fachenda" venía con frecuencia al taller de su padre, Vidal, para jugar con su hermano Pepe. Un día de diciembre, el 28, las muchachas metimos en un saco una maza de un carro (parte central de la rueda donde encajan los radios y el eje). Lo convencieron para que cargara el saco y llevarlo desde la C/ Jesús al taller, situado en la antigua calle Queipo de Llano. La maza era de madera maciza y bastante pesada, sobre todo para un niño. Cuando se dio cuenta fue demasiado tarde. Era el día de los inocentes. Pilló un cabreo tremendo después de haber trasladado, para nada, una carga inútil y fastidiosa.
Recuerdo
antiguo de su época
Pregunto
a Ani por un recuerdo antiguo de Alcaracejos y me sorprende hablándome de una
enorme piedra (afloramiento granítico) que había en la puerta de la Eleuteria.
Si nos situamos en el Museo de la Matanza, calle Capitán Ferrer Morales, y
vamos hacia la Residencia de ancianos, en la esquina, enfrente del nº 7, había
un gran pedrusco a flor de calle que formaba parte del muro de la casa y
entraba en la habitación. (Coordenadas UTM 38.386933, - 4.967952). Para Ani y
sus amigas esa piedra era un lugar especial por el que se deslizaban a modo de
rampa natural. ¡Una delicia!
Su
edificio preferido siempre fue el Cuartel de la Guardia Civil. Le encanta.
Maestras
Dice
tener buenos recuerdos de la Señorita Mª Luisa. Pilar Espinosa le dio clase muy
poco tiempo y de Dª Mª Sánchez tiene la imagen de buena maestra pero muy
exigente. “De mayorcita, me molestaba
muchísimo que alguna maestra mostrara públicamente sus preferencias por alguna
niña que destacaba más”, continúa diciendo Ani.
En
invierno la escuela resultaba un poco triste, pues aparte del frio tenía miedo
de las tormentas.
Inocentada
Felipe
(Fachenda) venía con bastante frecuencia al taller de Vidal para jugar con su hijo Pepe. Entonces las muchachas, entre
ellas Ani, metieron en un saco una maza de un carro que era muy pesada. Se la
cargaron al hombro y, aprovechando que iba para allá, le pidieron que la
llevara desde la calle Jesús al taller, en la calle Queipo de Llano. Era el día
de los inocentes. Cuando se dio cuenta se cabreó muchísimo. Se le pasó pronto. Eran
bromas sin malicia, propias de la época.
La
plaza
Era
un lugar muy frecuentado por muchachos y muchachas. En ella dábamos vueltas
andando o nos sentábamos en los bancos. Sobre todo con el buen tiempo había
mucha animación. En el kiosko de la Herminia, hija de la Marcelina, vendían
algunas chuches aunque casi nadie tenía dinero para comprar. El Ayuntamiento
puso un jardinero nombrado Fernando. El hombre era muy enfadón y se peleaba
mucho con toda la chiquillería. Las muchachas le cantaban una canción que decía[4]:
En la plaza
Alcaracejos ya no se puede jugar (bis)
Porque están los
boneteros (tris)
Y se rompen al
pasar.
Otra
letra, con la misma música, que podemos aplicar a otros pueblos, era:
Al entrar en
Alcaracejos lo primero que se ve (bis)
Son las ventanas
abiertas (tris)
Y las camas sin
hacer.
Comenta
Ani que, en los bancos de la plaza, con Victorita Mengual, Anita Higuera – su
prima – Ascensión, etc… interpretaban canciones del Dúo Dinámico y se reían
muchísimo ante unas horrorosas imitaciones.
Algunas
tradiciones
Por
San Isidro lo normal era la feria y la procesión. Ahora hacen verbena.
Sobre “las
Enramadas” comenta que, aparte de alguna barbaridad sufrida, …un año le
pusieron un ramo de flores con una cinta verde esperanza. Fue algo muy bonito
pero no sabe quién lo hizo o, al menos, no nos lo quiere decir.
Por
San Diego se apoyaba en sus hermanas mayores para salir y después del chocolate
y las gachas hacían baile y echaban un rato de risas.
En
Navidad iban por las casa cantando: “Se canta o se reza”. La gente les daba
algún dinerillo y también dulces caseros. En la iglesia había un coro para
cantar en las misas y también villancicos.
Ani,
peluquera
Con
17 años, en 1964, Ani – de acuerdo con sus padres – decide trasladarse a
Córdoba para formarse como peluquera en una academia situada en la calle Leiva
Aguilar, hoy D.P. 14003, muy cerca del Centro de Peluquería y Estética “Oscus”.
Ani
vivía sola en un piso, en la barriada de Las Margaritas. Su dueña era la Sra.
Amparo, tía de Galán, marido de Mª de la Fe. El camino entre la academia y su
casa lo hacía andando pasando por la Trinidad, Paseo de la Victoria, jardines
de Los Patos, paso a nivel de las Margaritas y su casa: una hora larga entre ir
y venir.
Recuerda
que una señora que iba a arreglarse a la academia, el día de su santo invitaba
a todos los alumnos a tapas y bebidas.
Academia en Córdoba: Ani con sus compañeros de curso |
El curso tuvo
una duración de seis meses. Al terminar se hicieron una entrañable foto de todos los alumnos con la profesora.
Se vino al pueblo y puso su Peluquería. En la academia le averiguaron todo el
material y le enviaban representantes de todos los productos que pudiera
necesitar. Entonces, por el corte de pelo de una señora se cobraban 10 pesetas,
6 céntimos € en la actualidad.
Por
su peluquería pasaron D. Manuel Cantador, párroco y D. Vicente, médico en el
pueblo que era natural de Villaralto. La foto de Ani pelando a su sobrino
Antonio Emilio (1982 -83) es un precioso recuerdo.
Ani
arregló a casi todas las novias del pueblo y todas la invitaban a la boda. Se
rieron muchísimo vistiendo de novia y peinando a la “Fefi” (Josefa), mujer muy
tremendona. Como profesional le temía mucho a los moños, le daba coraje
hacerlos. Nunca arregló un cadáver.
Toda
su vida laboral la ha dedicado a “poner guapa a la gente”. Asegura que ha
vivido de la peluquería y, sin lujos, ha vivido bien trabajando mucho. Al
principio entregaba el dinero a sus padres.
Actividades
de Ani
Ana
ha sido y es una persona muy activa, participando en montones de cosas a lo
largo de su vida en Alcaracejos. Entre otras cosas le gusta mucho viajar.
Se
apuntó al Coro Rociero de la Virgen de Guía, para cantar la misa, cuando vino
Juan Madrid y lo pasaron divinamente. Compartió voces con Dulce “la de la Posada”, Emilita, Evaristo,
Paqui y Luci “las del Control”,
Carmen “la del Silo”….
También
pertenece a la Asociación de Amas de Casa de Alcaracejos. Son casi 60 personas.
El Ayuntamiento no deja de enviar información para dinamizar e informar a este
colectivo.
Forma
parte de un grupo folclórico que todos los jueves se reúnen para bailar y
cantar jotas, actuando en el pueblo y fuera de él.
La
segunda parte de la entrevista termina con un reconfortante café, por la tarde.
Ani me entrega algunas fotos para acompañar el texto. Agradezco sinceramente su
generosidad y colaboración y su personal manera de “hacer pueblo”. ¡Salud y suerte!
Anuncio de Ani en Programa de Feria |
[1] Diario
CÓRDOBA, 15/06/2009
[2]
José López Navarrete cita en su libro “Recopilación de datos sobre Alcaracejos
y sus costumbres”, 1988, casi cuarenta juegos para el día de San Sebastián.
Págs 81 -89.
[3]
Libro de J. López Navarrete, pág 160 – 161.
[4] La
música era la misma que la de la canción “Ya se secó el arbolito dónde dormía
el pavo real (bis), y ahora dormirá en el suelo (tris), como cualquier animal.