lunes, 27 de enero de 2025

Alcaracejos: Día de la Matanza * 19ª edición

 

Organizado por el Ayuntamiento de Alcaracejos, el pasado sábado 18 de enero, tuvo lugar en la Plaza de los Pedroches la celebración del “Día de la Matanza”.

            La matanza del cerdo[1] en Los Pedroches, desde hace tiempo, es una actividad industrial y puedo afirmar que hoy serán muy pocas las familias que, a partir de San Martín[2], 11 de noviembre, hagan una matanza tradicional en la Comarca. Es por eso que está bien recordar la “matanza domiciliaria”. Ya en el siglo XVIII era un regalo exquisito obsequiar, a nobles y cortesanos, con suculentos jamones enviados desde las Siete Villas[3]. Todos los homenajes que se le hagan al cerdo serán pocos pues, durante siglos, ha paliado el hambre de la zona y ha permitido la subsistencia de sus habitantes. Así lo entiende don Manuel Moreno Valero (1937-2016), insigne investigador de Los Pedroches, y en particular de Pozoblanco, ya que en su obra “La vida tradicional en Los Pedroches” le dedica un capítulo a la matanza del citado animal. Destacados son los versillos que el mojino Claudio Muriel destina a este tradicional evento  en la página 71 del libro “Alcaracejos y otros lugares: Una visión muy personal”, 2018. La celebración de “la hucha del pobre”, sinónimo en algunos lugares de la matanza, era una tradición llena de convivencia, curiosidades, sabiduría y cultura a la que había que dedicar un tremendo esfuerzo colectivo. La matanza trascendía lo económico y lo tradicional. Participar en una matanza era un sentimiento emocionante, una pasión compartida. La matanza era un proyecto anual acompañado[4], una costumbre popular y necesaria para la economía familiar. La matanza domiciliaria, llamada también carneada en Argentina y Uruguay, se realizaba de forma artesanal por lo que el cometido[5] que realizaba cada miembro de la familia podía ser comparado con el trabajo de un picapedrero o de un herrero.

          

Con la llama de aulagas secas se limpia la piel

 
Quiero advertir a los críticos de este evento que nunca he visto vejaciones ni humillaciones hacia estos animales. Durante su periodo de crianza y engorde, al cerdo se le mimaba hasta la saciedad. Durante su vida, los cerdos destinados a matanzas en domicilios estaban supercuidados. Algunas familias le ponían hasta nombre y no lo pasaban bien cuando llegaba el momento de sacrificarlo. Matar, fuera cerdo, cordero o ternera, para comer o para comercializar su carne lo ha hecho el hombre desde siempre y lo seguirá haciendo. Está claro que debe hacerse de tal manera que el animal tenga el menor sufrimiento posible. Antiguamente existía la profesión de matarife que era la persona, con mucha experiencia, encargada de matar y descuartizar. Recuerdo perfectamente, años 60 del siglo pasado, que la ceremonia de dar muerte a un cerdo no resultaba agradable para nadie. Actualmente, en el día de la matanza en Alcaracejos, el sacrificio del animal siempre se ha realizado en privado por expertos, de espaldas al público para no herir sensibilidades.

     

Escena de despiece artesanal del animal

      
Con los años, el Ayuntamiento de Alcaracejos le ha dado un tremendo giro a la celebración de la matanza: ha convertido ese día en una impresionante fiesta para el municipio y visitantes. Evidentemente el cerdo, sus productos y las labores necesarias que conlleva el desarrollo de la matanza están presentes, pero además se completa el día con una serie de actividades que adornan la jornada de entretenimiento, cultura y diversión.

           

Artesa con carne ya aliñada para embutir

Este año, además de poder ver las tradicionales escenas matanceras – con explicación simultánea de un vecino por megafonía- se han podido realizar rutas guiadas al Museo de la Matanza; hubo una ruta de senderismo a la montanera de cerdos ibéricos; los componentes de Urban Sketches Córdoba dibujaron la fiesta desde las 11 de la mañana y ,posteriormente, expusieron sus originales creaciones; se dio un desayuno molinero a los senderistas; Carlos Fernández, del restaurante Karàn Bistró de Pozoblanco, demostró sus sólidos conocimientos de cara al público con un espléndido Showcooking; se celebraron sendos concursos de aceitunas y morcilla, todo casero. Vecinos y visitantes pudieron degustar un menú matancero con precios populares; yo, por fortuna, tuve la oportunidad de firmar y distribuir el libro “Alcaracejos, ocho siglos de historia”. Ya por la tarde, sobre las 16 horas actuaron los grupos Alcaria y Los Jarales (danza), primeramente con jotas tradicionales y una segunda parte dedicada a “canciones de corro” con la participación y el disfrute de multitud de personas.

        

Alcaria y Los Jarales, una combinación exquisita de folklore popular

 
Mención especial merece la integradora Jota de los Pedroches, estrenada ese día con genes claros de la Comarca. La letra es de Paco Escribano; la música de Juan Madrid y Toñi, del grupo Los Jarales, es la responsable de la coreografía. Me consta que la intención de esa Jota es hacer comarca – falta ciudadanía con visión de comarca y, para algunas cosas, sobran desatinados localismos, dicho con todo el respeto del mundo. Alcaracejos, Añora y Pozoblanco se han unido para esta jota que, humildemente, aspira a ser himno. ¡¡ Juntos seremos más fuertes!! Una encina con 17 ramas, pero un solo tronco. ¡Esa es la meta! Además,
debemos llegar sin bajas.

La recién estrenada jota –que no da puntada sin hilo- dice así:

1.- Los Pedroches es mi tierra y Alcaracejos su entrada (bis),
Le sale el sol por Cardeña, lo despide Belalcázar (Bis)

2.- Una encina y otra encina y otra encina ya son tres,
No me voy de los Pedroches “Pa” poder encinas ver.

3.- Cuando parte un emigrante siempre lo acompaña un sueño,
Sueña volver cuanto antes a ver el Calatraveño.

4.- Gente buena en los Pedroches, orgullosos de su tierra,
Limpio cielo el de sus noches, viejo olivar en la sierra.

5.- Nos guarda al sur la Chimorra, al norte Puerto Mochuelo,
No se me quita la pena si vivir aquí no puedo.


6.- Entre encinas y jarales, entre adelfas y tomillos,
entre vides y olivares van caminando tus hijos.

Estribillo:

Es granito y pizarra, rastrojo y mina.
Pan de pueblo y candela, jara y encina.

Jara y encina, madre! jara y encina.

Es granito y pizarra, Rastrojo y mina.

El futuro parece asegurado

7.- Devoción por La de Luna, por La Antigua y La de Guía (Bis),
Por la Divina Pastora, y por La de Alcantarilla
Por la Virgen de Loreto y por Santa Catalina

Estribillo

La Virgen de las Cruces y de Veredas, Madre de Piedra Santa y de la Peña.
Con la Abuela Santa Ana y Santa Eufemia, velan por Los Pedroches. 
¡ Bendita tierra!

            Tras Alcaria y Los Jarales, tradición hecha sonido y baile, actuó el Grupo Musical “Mister Plan” que redondeó una velada mágica llena de encanto y buen ambiente. Los bidones–candela se prendieron dando calor a un anochecer festivo. La Plaza de los Pedroches, cuna de la Comarca, se convirtió en un hogar acogedor al aire libre donde el olor a candela y a matanza impregnó los corazones de esencias antiquísimas. Por un momento la imagen de nuestras abuelas se hicieron visibles entre las ascuas y el humo provocando la confusión en nuestras mentes. Habían pasado más de sesenta años, pero estaban allí.

            No podemos olvidar el trabajo realizado por la Hermandad de la Virgen de Guía, responsable de la “caseta”, que suministró comida y bebida a los asistentes. También estuvieron presentes voluntarias mojinas en la tienda solidaria de la Asociación Española contra el Cáncer, aparte de varios puestos que en conjunto supieron adornar una jornada muy completa y vistosa.

            Ciertamente, la fiesta de la matanza no es lo que era. Los tiempos han cambiado y ha evolucionado en contenidos y metas. La Gastronomía va ligada a la boca, pero he podido comprobar que la Cultura también entra por la boca, aparte de por la mente, los ojos y los oídos. Una evolución muy equilibrada la desplegada en esta fiesta de la Matanza. ¡Un acierto total! Lo mejor, la entrega de los vecinos y las vecinas de Alcaracejos. El futuro del pueblo parece despejado con las buenas vibraciones que desprenden sus habitantes. ¡Enhorabuena!

 

[1][1] En Los Pedroches también se emplean, indistintamente, los vocablos cerdo, marrano, cochino, guarro y gorrino. La vida tradicional en Los Pedroches, 2001, Manuel Moreno Valero, pág 231. En la comarca se les llama cebones para el plural de cerdos.

[2] “A cada cerdo le llega su San Martín”, refrán que alude a que cada cual recibirá en su momento la respuesta por los actos cometidos.

[3] Actas Capitulares del Excmo. Ayuntamiento de Pozoblanco.

[4] Dice el refrán que “con la ayuda del vecino mató mi padre el cochino

[5] La medida de componentes y aliños para la elaboración de morcillas, chorizo, salchichón, etc… requieren una técnica y unos conocimientos muy depurados. Y qué decir de la salazón del jamón o de las tareas a realizar con el lomo de orza.


Concurso de morcilla casera

Carlos, del restaurante Karàn Bistró, en plena faena

Sebastián Muriel firma "Alcaracejos, ocho siglos de historia"

Jurado: Concurso de aceitunas

Tienda solidaria: AECC

Embutido terminado, listo para curar en la chimenea

La matanza a vista de dron

Dibujantes de Urban Sketches Córdoba con sus creaciones, aún calentitas.

martes, 14 de enero de 2025

1915: Fiesta, diez mojinas y dos niños

 



La primera vez que vi esta foto sería en el inicio de la década de los noventa del siglo pasado. El profesor José López Navarrete la había incorporado a su libro Recopilación de datos sobre Alcaracejos y sus costumbres, 1988, en su página 53.

            La imagen me intrigó desde el principio. Pepe la había titulado “Mojinas ataviadas con los trajes tradicionales en un festejo que celebran con una comida sobre el suelo de un patio”. En ella se observan diez mujeres, una niña y un niño. Se nota que están posando para la ocasión pues su distribución es perfecta. Cuatro de las mujeres están de pie en la zona de atrás y una de ellas, a la derecha de la foto, sostiene un niño en brazos. La de la izquierda, con los brazos en jarra, sujeta una cesta, que parece de mimbre. En el centro, una señora, única que se muestra sentada, podría ser el personaje más importante del grupo. Delante tiene una niña que está de pie. El suelo empedrado y las flores de la derecha nos conducen a pensar que el escenario de la foto pudiera ser el patio de una casa. Pudiera ser que la acción transcurriera en un cortijo. En el suelo, de piedras claras, se observan figuras geométricas realizadas con otras más oscuras. Sobre él se extiende una especie de alfombra o de manta. Se aprecia gruesa. Sobre ella se sientan cinco mujeres y se distingue una cacerola, tres platos con cubiertos y unos trozos de pan. Es evidente que se han reunido para comer. Llama la atención la ausencia de hombres.

            En la imagen se diferencian cuatro cestas. La de la izquierda en el suelo, de forma prismática, podría servir para transportar la comida, lo cual nos remite a una casa en el campo. Sobre las otras tres podríamos decir que son canastas de recogida de algo, sobre todo las dos de mayor tamaño.

            ¿Qué celebraban? López Navarrete habla de festejo sin concretar. Manuel Moreno García-Arévalo[1] (q.e.p.d. 27.01.2022), familiar de algunas de las personas que aparecen en la foto, en 2018 me comentó que la acción la situaba en 1915 y la ubicaba como fiesta del esquileo. Mi opinión, a la vista de las canastas de recolección, el abanico en el regazo de la número ocho y los vestidos claros de la mayoría, es que podría tratarse del inicio de la vendimia. El esquileo suele hacerse en España entre los meses de abril y mayo y la lana no se recoge en canastas y menos tan pequeñas. Nunca oí hablar en Alcaracejos de la fiesta del esquileo aunque sí de familias de esquiladores. La imagen la veo más acorde con tiempos de cierto calor, aunque al mismo tiempo se exhiben todas muy tapadas, y pudiera coincidir con el mes de  septiembre, fecha propicia para la recolección de la uva.

            Sobre los vestidos opino que más que tradicionales son vestidos de fiesta. La abundancia de encajes indica que era ropa para ponerse solamente en ocasiones especiales (fiestas, feria, domingos…). También se aprecia elegancia y cierto lujo en las indumentarias. Puede deducirse que las personas que aparecen en la instantánea pertenecerían, sin duda, a familias acomodadas del pueblo. Sobre el pecho, a la derecha, algunas mujeres llevan flores.

            Las personas que figuran en la foto están perfectamente identificadas gracias a la inestimable y generosa ayuda del ya citado Manuel Moreno García – Arévalo, depositario también de la magnífica foto que comentamos, posiblemente la foto más antigua que conocemos de personas del pueblo.

1.- Dolores Muriel de Zúñiga (1890-1967), hermana de la nº 4 , Carolina Muriel de Zúñiga.

2.- Trinidad Alcalde Rodríguez (1885-1946).

3.- Sila García-Arévalo Sánchez (1890-1919). Se muestra sentada era hermana de Felisa ( nº 5).

4.- Carolina Muriel de Zúñiga (1882-1970), hermana de la nº 1, Dolores.

5.- Felisa García-Arévalo Sánchez (1894-1954).

6.- María Alcalde Rodríguez ( 6 de abril 1966)

7.- María Alcalde López, hermana de la nº 11.

8.- Manuela Alcalde Rodríguez

9.- Gloria Alcalde García – Arévalo.

10.- Araceli Alcalde Rodríguez.

11.- Petra Alcalde López, hermana de la 7ª

            El niño que aparece a la derecha, en brazos de Felisa García-Arévalo es Humberto Alcalde García-Arévalo, su sobrino, hermano de Gloría, la nº 9.

            Todas estas personas eran vecinas de Alcaracejos. Estamos recopilando más información para situarlas dentro de las familias a las que pertenecen. Posiblemente las nº 2, 6, 8 y 10 sean hermanas.



[1] Hijo de Ángel Moreno y Felisa García – Arévalo Sánchez. Hermano de Sila, Montserrat, Carmina y Juan.