viernes, 13 de diciembre de 2024

Cincuentenario Casa de los Pedroches

        

Vista General de la sala. Autoridades y Junta Directiva: Casa de los Pedroches

        El pasado 23 de noviembre se celebró en el Teatro Cómico Principal de Córdoba el Cincuentenario de la Casa de los Pedroches en la capital.  La mesa presidencial estuvo compuesta por José Mª Bellido, alcalde de Córdoba; Gabriel Duque, Diputado Delegado de Cultura de la Diputación Provincial de Córdoba; Jesús Fernández, Vicepresidente de la Mancomunidad de los Pedroches y Juan Emilio García, presidente de la Casa de los Pedroches. Además de socios y socias de la Casa, asistieron otras personas y entidades ligadas al desarrollo cultural y económico de la Comarca, entre ellas la Librería 17Pueblos, de Pedroche. Al final contamos con la música y el baile, tradicionales, de los grupos Alcaria y Los Jarales. Presentó  el acto Francisco Antonio Carrasco, vocal de Cultura de la Asociación.

         La Junta Directiva tuvo a bien elegirme para decir unas palabras en tan señalada fecha. Solienses publicó una entrada que daba cuenta del evento y de algunos de los puntos que traté. Aunque este blog se refiere a Alcaracejos, dada la importancia de un cincuentenario mostraré aquí el texto completo de mi intervención.

En busca de un paraíso común

Autoridades, invitados –as, compañeros y compañeras de la Casa, señores y señoras, buenas tardes. Bienvenidos a este Teatro Cómico Principal, gentilmente cedido por la Junta de Andalucía, que hoy se viste de Casa de los Pedroches para celebrar el Cincuentenario de la misma. Esta Casa, en el sentido de arquitectura popular en palabras de Moreno Valero, siempre ha sido un lugar amplio de acogida, un espacio de encuentro, un hogar destinado a todas las personas que vibran al unísono ante la visión de una encina, una jara pringosa o un granito que aflora. Sed pues todos y todas, bienvenidos y bienvenidas. Estáis en vuestra casa.

               En primer lugar quiero manifestar mi pesar y solidaridad con las víctimas y afectados por la Dana sufrida en España hace tres semanas. Estoy seguro que todos los presentes compartimos ese desconsuelo. Instamos a que las diferentes Administraciones trabajen al unísono para reparar cuanto antes, y en la medida de lo posible, tanto dolor y tanto daño.

               Para mí es un honor, y una satisfacción, tomar la palabra en fecha tan señalada como es un cincuentenario. Me gustaría estar a la altura de la confianza que la Junta Directiva ha depositado en mí. Como secretario de la Casa; compartí junta directiva con Pedro Rico, Chefo, José Física, Ana María, Petri, José Martínez Cid, Paco Carrasco y Juan Emilio. Actualmente sigo como vocal de Alcaracejos.

               Junto a nuestro cincuentenario quiero recordar que esta cuna de historia y de cultura que es Córdoba, celebra los 150 años del nacimiento de Julio Romero, algo más que el pintor del cuerpo y alma de la mujer cordobesa. Abro paréntesis: Se sabe que el abuelo de Julio Romero, Rafael Romero Jiménez, era natural de Pozoblanco. Otra curiosidad, ligada a Los Pedroches, es que en 1928, a los dos años de la muerte de Dª Rosario de Torres, madre del pintor, se dijo una misa de réquiem, en la parroquia de S. Andrés de Alcaracejos. Una tercera conexión es una carta de pésame, fechada el 30 de mayo de 1930, de don Juan de la Cruz Herruzo, párroco en Alcaracejos, a don Enrique Romero de Torres por la muerte de su hermano Julio, el cual había muerto tres días antes. Cierro paréntesis. Sean estas referencias un pequeño homenaje de la Casa de Los Pedroches al genial pintor simbolista cordobés.

               Describir aquí y ahora lo realizado por esta Asociación durante los últimos 50 años, que ha sido mucho, sería demasiado largo. Sin embargo esa descripción tendría su épica, ya que mantener esta ventana abierta durante tanto tiempo, ha sido una digna hazaña llevada a cabo por hombres y mujeres sencillos y concienzudos que, a pesar de la distancia, han luchado por mantener vivo un genuino cordón umbilical con sus reverenciadas raíces.

               Aparte de lo ya comentado por Juan Emilio, a los interesados en conocer miembros de las juntas directivas, visitas realizadas, encuentros en la Diputación, listas de socios y socias, pregones de Feria de Ntra. Sra. de la Salud y pueblos invitados, empresas e instituciones colaboradoras con la Casa, centenares de fotos, etc., les recomiendo leer la “Memoria de la Casa de los Pedroches (1974-2021)”. Aún tenemos algunos ejemplares. Esta obra fue el resultado de un valioso trabajo colectivo –más de 40 autores de Los Pedroches- revisado por nuestro querido José Luis Blasco, villaduqueño pata negra y -según él- tiesorero de la Casa, por desgracia fallecido el pasado agosto. Lo de tiesorero no creo que lo tenga que explicar.

¿Cómo, porqué y cuando nació la Casa de los Pedroches?

Creo que Miguel Hernández se nos adelantó, en 1936, con sus Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me avientan la garganta. Tengo la seguridad de que fueron esas las razones que llevaron a la primera Junta Directiva a inscribir la asociación el 18 de noviembre de 1974, exactamente hace 50 años y 5 días. Los fines de aquella primigenia sociedad se recogieron en sus Estatutos, que en síntesis eran poner en valor a Los Pedroches en la capital, mantener la conexión con sus tradiciones y raíces, fijar un lugar de encuentro y ayudar a los paisanos a resolver cualquier asunto fuera de salud, papeleo, empresas, compras etc… Como las comunicaciones eran un desastre y Los Pedroches poco conocidos en la metrópoli, se trató de paliar la distancia al terruño y las amargas soledades. La asociación sería la estructura que soportaría sus pedrocheñas inquietudes. Sencillamente se trajeron Los Pedroches a Córdoba. La Casa siempre ha querido ser escaparate y embajadora. Esos primeros socios, junto a su directiva, tuvieron que tener el alma de bellota, corazón de aceituna, esqueleto de encina, resiliencia de olivo y actitud de granito. Soñaron Los Pedroches y se trajeron a Córdoba los 17Pueblos y sus 2 aldeas.

               El tiempo mejoró algunas cosas: se renovó la mareante carretera a la capital; el uso del automóvil se democratizó; en 1985 se inauguró el Hospital Comarcal en Pozoblanco; a finales de los 80, las nuevas tecnologías (fax, internet, móviles…) comenzaron su difusión, etc. Este conjunto de avances sociales y tecnológicos, unido al auge agroganadero de la Comarca, palió –en parte- el tradicional aislamiento de ese enorme caballete de tejado, tintado de extremeño, manchego y andaluz, que tiene el corazón partío entre el Guadalquivir y el Guadiana.

               En 1999 se celebró el vigésimo quinto aniversario. En sesión extraordinaria se nombró socios de honor a la Diputación de Córdoba, a COVAP y a Aurelio Teno. La Federación de Peñas concedió a la Casa el Potro de Oro en el acto anual de reconocimientos. A principios del siglo XXI, la asociación tomó nuevos bríos. En el 2003 se estrenó equipo directivo con Juan Emilio como presidente, Pedro Barrios de secretario y Eduardo Molero en el cargo de tesorero. Esto propició estructurar actividades anuales que dieron mayor visibilidad a Los Pedroches en Córdoba. La presencia de la Casa ha sido constante en actos de la Federación de Peñas Cordobesas, en la Feria de Mayo de Córdoba, en actividades de FECACOR y en la Diputación. También se estrecharon lazos con la Mancomunidad de los Pedroches y sus Ayuntamientos, empresas y entidades culturales de la zona. Así hemos llegado a los 50 años.

               Creo que las razones que motivaron el nacimiento de la Casa han permitido su mantenimiento en el tiempo y son proyectables al futuro. No es tanto reinventarnos, como actualizarnos. En este sentido reclamo mayor participación de socios y socias ya que sois nuestro principal activo. Por otra parte, es esencial incorporar a jóvenes, con actividades específicas, en tareas de responsabilidad. Además creo necesaria una mayor presencia de la Casa en las redes sociales y seguir progresando en la digitalización al objeto de agilizar nuestro funcionamiento. Puestos a desear, estimo importante ampliar relaciones y horizontes con la comarca hermana del Valle del Guadiato. En cualquier caso, hoy queremos poner el acento en homenajear a todas las personas que nos precedieron y pusieron su afán en visibilizar los Pedroches en esta eterna y seductora ciudad, mosaico de fascinantes culturas.

Hasta aquí la Casa. Ahora Los Pedroches: ¿Qué peligros nos acechan? ¿A qué desafíos nos enfrentamos? Quiero empezar citando los nombres de sus municipios: Alcaracejos, Añora, Belalcázar, Cardeña (con sus pedanías de Azuel y Venta del Charco), Conquista, Dos Torres, El Guijo, El Viso, Fuente la Lancha, Hinojosa del Duque, Pedroche, Pozoblanco, Santa Eufemia, Torrecampo, Villanueva de Córdoba, Villanueva del Duque y Villaralto. Salud y bien para todos.

               He de señalar que mis palabras no tienen vocación ni de pugna ni de sentar cátedra. Estas reflexiones, exponen preocupaciones y deseos, sugerencias de deliberación o mejora, opiniones y alguna posible, o discutible, llamada de atención. Espero que puedan ser compartidas pues se hacen con esperanza y ánimo constructivo. Son preferibles los puentes a los muros. Admito que pueda surgir algunas discrepancias, pero estoy seguro que el interés será común: Los Pedroches. Desearía que las hadas madrinas y las musas salieran a mi encuentro y me ayudaran a conciliar las palabras idóneas o, como decía Juan Ramón Jiménez:<<Intelijencia, dame el nombre esacto de las cosas>>, y de las situaciones, añado yo.

1.- Por su miopía e insolidaridad, quiero advertir del peligro de los localismos exagerados. Disculpad, en esta España tan igualmente plural, es una de mis neuras. En ese prodigio natural, que es un batolito, se asientan los Pedroches con identificadores elementos. De sur a norte, avistamos la balconada del Calatraveño, el Cerro de la Chimorra y la atalaya de Miramontes. El este lo fija el Parque Natural de Cardeña–Montoro y en el suroeste nos topamos con el Camino Mozárabe, vía que nos comunica con Extremadura. Entre otros puntos álgidos que el hombre construyó, están el Castillo de Belalcázar, la Torre del Salvador en Pedroche y el enraizado monumento de Aurelio Teno, en el puerto que glosó el famoso Marqués. Aunque nuestro país es nuestra infancia, el amor por la tierra que nos vio nacer, y crecer, no puede ser ciego y transformar bellotas en calabazas ni ángeles en demonios. Los Pedroches es un lugar único y fantástico, casi mágico, al estilo del Macondo de García Márquez o la Región de Benet, pero hemos de ser conscientes que la singularidad de nuestra comarca, es aplicable a cientos de docenas de lugares en España y a decenas de miles en el mundo. Son multitud las comarcas que tienen otras peculiaridades que las hacen tan únicas y tan fantásticas como la nuestra. Animo a romper fronteras y aprender a valorar lo que hay por ahí fuera defendiendo lo nuestro. Sabemos que Los Pedroches son, sobretodo, un sentimiento y ahí, sí que no hay nada que rascar. Los Pedroches existen y hay que preservarlos, pero debieran ser puerta abierta para contemplar el mundo. Visión global, actuación local.

2.- Llegados hasta aquí nos toca hablar del agua: Igual que la muerte de Paquirri aceleró y cambió a mejor los servicios sanitarios del norte provincial, los últimos periodos de sequía y la seria contaminación de la Comarca, y en concreto de la Colada, han de conducir a mejorar las políticas de potabilización del agua y el tratamiento de residuos, sean responsabilidad del Gobierno Central, Junta de Andalucía o de la Diputación. Dejen atrás los ataques de importancia y pónganse de acuerdo. Dialoguen. No por ingenuidad sino por convicción, siempre creí en la tercera España, la del encuentro y no la del encontronazo. Agua hay. Dicho eso, agua habrá siempre que no se sobre-exploten los acuíferos y no se contamine el subsuelo. Indudablemente habrá que descontaminar lo contaminado y transformar los residuos en recursos. Administraciones, empresas, propietarios y habitantes de Los Pedroches tenemos que ser agentes activos de todo ese proceso. El cambio climático es un gran enemigo que, unido a factores endógenos de la Comarca, castigará con dureza nuestra división. Necesitamos agua de calidad y es misión de los poderes públicos que el agua no se seque, porque si el agua se secara ¿qué la humedecerá? Me constan los esfuerzos y la preocupación de todos. El agua ha de salir de la lucha política y si no sale, todos tendrán que ceder en algo para que gane la Comarca. Un apunte más: creo que habría que racionalizar y reorganizar al sector ganadero, porque las explotaciones intensivas – no me gustan los animales ni esclavos ni prisioneros -a pesar de los permisos oficiales no pueden ni matarnos de sed ni ensuciar el subsuelo. Si salvamos el agua, salvaremos la Comarca. Hay demasiado ruido y ese exceso no favorece las soluciones. Siempre existe una grieta por donde pasa la luz.

Instantánea que recoge mi intervención.

3.- Sobre la dehesa, ¿Qué se puede decir además de alegrarnos la vista, ser tema literario, refrescar el ambiente, ser fuente de riqueza y pastilla antiestrés? A estas alturas, tenemos claro que la única salida es proteger, proteger y ampliar lo que se pueda. A la imagen del tronco de una fornida encina, paradójicamente, tenemos que asociarlo con su fragilidad. Los Quercus, por un desajuste inmunitario debido a la falta de agua, contaminación ambiental, aumento de parásitos por el calentamiento global etc, necesitan el cuidado del hombre. Para atajar hongos y larvas taladradoras de encinas es imprescindible la colaboración de los afectados con la Universidad, centros de investigación, laboratorios y Administraciones. A la seca y a la larva citada hay que secarlas. Sugeriría que la Dehesa de los Pedroches, ese mar de encinas que actúa como una manta del terreno protegiéndolo del calor y del frio, se añada a la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, completando la Sierra de Cardeña y Montoro, donde el bosque mediterráneo se funde con la dehesa. Se habla delos dos Pedroches” ya que la subcomarca del oeste, a partir de Pozoblanco, presenta un encinar mucho más triste y despoblado. Todo indica que el hombre, su agricultura cerealista y desde 1940 hacia acá, la ganadería intensiva, en particular el vacuno de leche, ganaron la batalla a un ejército de encinas que ya la historia había debilitado. En el este, hay zonas donde el encinar alcanza cotas de paraíso, en equilibrio con una ganadería extensiva, básicamente cerdo ibérico y vacuno de carne. Reforestar el oeste, de acuerdo con los habitantes de la zona, debería ser trabajo imprescindible. Los Pedroches, con un 8 % de la población provincial y un 25 % de su extensión, se han convertido en un agrosistema, un rimero de materias primas y eso debe conllevar la recepción de recursos para mantener su medio ambiente. El tamaño importa. Esos 3.500 km2 son decisivos y deben formar parte del pensamiento político, a la hora de la distribución de recursos, según opinión manifestada por el profesor Valle Buenestado.

4.- Despoblación: La disminución de la población en la Comarca es un hecho contrastado: en los 50 años de asociación, hemos perdido más de 18.000 almas. Esta disminución continuada de población en los pequeños municipios es un grave fenómeno, un desafío más que no se acaba de afrontar con eficacia. La despoblación no es solo la ausencia de personas, es la huida de empresas y comercios, calles sin niños, establos y sucursales cerradas, higueras en el salón, curas y personal sanitario compartidos, escuelas sin maestros, residencias repletas, casas sin compradores y hasta los cementerios empiezan a echar de menos a más muertos. Espero que ninguno de los 17Pueblos y las 2 aldeas llegue a tener un habitante, como en el Ainielle de La lluvia amarilla del magistral Julio Llamazares, ni que Los Pedroches acaben formando parte de esa España interior que Sergio del Molino avanzó en su España vacía, allá por el 2016. Nuestro paisano, López Andrada, ya nos avisaba en El viento derruido de que “Los pueblos se mueren como se mueren las personas; se les va arrugando el espíritu despacio y se va apoderando de ellos la tristeza”. Escombros, musgo, líquenes, tejados derrumbados y un lento olvido son los testigos de la amistad entre el silencio y la soledad. Ante eso, la cabaña ovina y caprina se apunta como sector clave contra la despoblación en Los Pedroches. Programas de apoyo fiscal a empresas y familias radicadas en la zona se hacen imprescindibles, así como bonificaciones sustantivas a los costes laborales. Mejorar las comunicaciones por ferrocarril y carretera y una red 5G generalizada y estable son medidas vitales. No podemos dejar perder tanta riqueza. Los Pedroches no se merecen corazones de granito, ya tenemos bastante.

5.- Patrimonio monumental.- Es oportuno citar aquí la obra “Patrimonio perdido de los Pedroches” que Antonio Merino publicó el año pasado en colaboración con la Diputación e Industrias Pecuarias de los Pedroches. Su título lo dice todo. Hoy será difícil, extraviar una ermita, un palacio o profanar un yacimiento arqueológico, pero siento temor por fachadas, paredes, eras, arcos, dinteles, cruces, brocales de pozos, bancos, zahurdas con bóvedas de arista, puentes, etc. Podemos calificarlos como elementos menores, pero todos ellos dan identidad a los pueblos y carácter a la Comarca. En los Pedroches hemos de hacer las cosas bien, con cariño, con mimo, con jeito –según el pacense Luis Landero-, se trate de un jamón ibérico, una suave morcilla, el lechoncito frito o proteger una humilde fachada con sus rejas. Porque las fachadas en Los Pedroches no son de cartón piedra. Tampoco son Pedroliwood ni telones de fondo de un teatro: Son piedras de granito, son ladrillos de arcilla y, a veces, hay trozos de pizarra. Todos son materiales con historia local que no merecen ser víctimas de una mala política. ¿Qué decir de un dintel, jambas y batior? El Paraíso de los Pedroches necesita sus casas, sus fachadas, sus arcos de ladrillo y unos “pegous” que lo protejan del cristal y el acero de nuevas construcciones. Ningún “pegou”, por muy legal que sea puede mutilar la identidad de un pueblo. Compatibilizar tradición y futuro es la única salida sostenible. Además, hay constancia de que algunos “pegous” están muy anticuados y piden una actualización. La protección del patrimonio va unida a su divulgación y disfrute. Podría citar varios museos, monumentos o espacios patrimoniales que permanecen cerrados por falta de personal. Las posibilidades de ser visitados son escasas o nulas. En el mejor de los casos, y tras preguntar, te pasas por el ayuntamiento, recoges la llave, te montas la visita y vuelves para devolverla. Todo muy familiar, pero el método no parece serio. Turistas, amigos y familiares se han quedado con las ganas de visitar estos sitios. ¿Tan difícil o tan caro resulta poner un horario fijo un par de días a la semana? Conservar un patrimonio para tenerlo oculto no parece la mejor opción. La cultura es motor de progreso, da puestos de trabajo, ocupa el tiempo libre de la gente y genera riqueza. Evocando a Joan Manuel Serrat, ruego a quién corresponda que se revise esta situación para que no sean necesarios más héroes ni más milagros.

Para terminar expresaremos dos deseos, uno para la Casa y otro para Los Pedroches.

A la Casa le deseo otros 50 años de actividad porque Los Pedroches, después de los peligros expuestos aquí, siguen necesitando ventanas abiertas y voces nítidas que los hagan visibles en la capital, lugar donde nos concentramos como emigrantes familias y generaciones procedentes de la Comarca. Además, esta presencia permanente en Córdoba debiera reforzarse, como ya he dicho, con el fichaje de jóvenes que tomen conciencia de los tesoros naturales de la zona y del inmenso, variado e interesante patrimonio cultural que la comarca encierra. Aunque las cosas han mejorado, hoy día, Los Pedroches siguen siendo un territorio desconocido e inexplorado. Con poco que se escarbe, a lo ya sabido, habrá que añadir nuevas páginas de arqueología, ya sean de prehistoria, romanas, visigodas o árabes. Así, este verano se encontraron pinturas rupestres post-paleolíticas en Alcaracejos. En los Pedroches hay mucho por descubrir y la Casa debe seguir siendo embajadora, vitrina, ventanal y voz.

El segundo deseo es una llamada a la responsabilidad de todos los habitantes de este Llano de las Bellotas, que produce las más dulces de la Tierra, según la literatura árabe. Ya en 1960, el jarote Juan Ocaña mostraba su preocupación en el Cronista del Valle, o mejor en el Cronista de Los Pedroches, cuando escribió el artículo “Hacia una mejor unión”, llamando a la colaboración entre todos los pueblos de la Comarca. Don Manuel Moreno Valero refiere que en 1962 se creó el Consejo Comarcal de Economía Sindical de Los Pedroches. Sus campos de acción eran la ganadería, y la industria derivada de ella, abastecimiento de aguas, sanidad, etc. Entre nosotros hubo quién dijo que: “Los pueblos no pueden, por sí solos, sino muy pocas cosas; son robinsones abandonados; solo en comunidad o asociación con los demás pueden ser poderosos”. Ahí nació la mancomunidad para abastecer de agua a 14 pueblos de la Comarca, trayéndola del rio Guadalmez.

               La historia cuenta que toda comunidad, ante cualquier dificultad, es más fuerte unida que dividida. Los Pedroches –como Mancomunidad singular y mucho patrimonio común- no van a ser una excepción. Es hora ya de llevar esa premisa a la práctica. Por eso, tomando como referencia nuestras raíces comunes, nos convendría unir nuestros futuros para tener un futuro común. Resulta evidente que cada pueblo es diferente de su vecino y que todos tienen una fuerte personalidad. Es bueno que así sea, pero hemos de ser conscientes de que si un pueblo crece, los demás lo hacen también. Si un pueblo muere, llorarán las campanas de la Comarca porque nuestros pueblos son vasos comunicantes que transmiten fácil lo bueno y lo malo, por eso no podemos dejar a nadie atrás. Por eso el diálogo sincero, la colaboración, la cooperación y metas comunes sociales, económicas, culturales y políticas deben ser el marco de referencia. Crecer juntos. Si la política divide, limemos sus aristas, compartamos proyectos, porque es un solo y espectacular cielo star light el que cubre nuestra única casa colectiva: Los Pedroches, una comarca donde todos sus pueblos deben ser iguales de importantes. Nos une la geografía y el paisaje, la historia, las tradiciones, nuestras inquietudes e intereses. ¿Seremos tan torpes de no aprovechar todas estas ventajas? Nuestra única salida es la unión. La seca, no puede secar también la sana convivencia y paralizar o destruir un futuro común. Es evidente que Los Pedroches no se pueden dejar al azar, pues como dice Francisco Antonio Carrasco, por medio de uno de sus personajes en su última obra, Los ídolos de bronce, “El azar es como una tormenta. Aparece de pronto y te trastorna la vida”. La tesis no es derecha o izquierda. La síntesis es izquierda y derecha. Los Pedroches sí o sí. Esas son las coordenadas.

               Dice Vicky, amiga y socia, que este Llano de las Bellotas es una delicia para los sentidos, un crisol de culturas y un profundo tsunami de sentimientos. Todo ello lo ratifica Juana Castro a través de sus “11 rutas emocionales”, publicadas en el 2020, “las cuales nos adentran en su paraíso onírico e invitan navegar su particular océano de encinas y emociones”, en palabras de Matilde Cabello. Como colofón me permito dejar una frase – prestada y reelaborada- que nos atañe a todos los que vibramos por un paraíso común en Los Pedroches, utopía que nos sirve para avanzar, según el actor y director argentino Fernando Birri. Dice así: No te preguntes lo que pueden hacer los Pedroches por ti, mejor pregúntate lo que tú puedes hacer por Los Pedroches. Muchas gracias.

Actuación de los grupos Alcaria y Los Jarales, ambos de Alcaracejos.