domingo, 25 de mayo de 2025

(B) Origen del primitivo templo y sus circunstancias

 

Plano General de Alcaracejos, 1889. Instituto Geográfico y Estadístico. Córdoba. Vicente Gómez, 2º Topógrafo

Propósito y función

            Entiendo que, aunque carecemos de datos, la intención de construir la parroquia de San Andrés en Alcaracejos fue la de atender las necesidades religiosas de un vecindario que fue en aumento con el paso de los siglos. Bodas, bautizos, entierros, funciones religiosas varias (Navidad, Semana Santa, día de la patrona,…), catequesis, etc. tenían que ser cubiertas dignamente en la localidad.

            El censo de vecinos crecía y –con seguridad- entre ellos habría una élite cualificada y estable, personas con mayor formación o con mayores recursos económicos, la cual conduciría a que la dependencia con Torremilano se tambaleara. Para cualquier trámite “los mojinos” de aquel tiempo tenían que trasladarse a la villa matriz. No es de extrañar, por tanto, que Alcaracejos intentara su independencia de Torremilano y la consiguiera en 1488. Sabemos que para esa fecha, el pueblo tenía organizado ya su propio concejo como administración local civil (censo, impuestos, orden público, pleitos, escrituras de compras y ventas, herencias, etc.). No se me pasa por la cabeza que los Reyes Católicos –cogobernantes en Castilla y Aragón- permitieran la independencia de una villa sin tener garantizados tanto su actividad administrativa como su articulación religiosa.

            Ciertamente, tener satisfechas las necesidades religiosas del municipio, no implica necesariamente disponer de un templo (se podría decir misa en una casa o capilla particular, procesionar por sus calles, disponer de un local para una celebración o un luto,…), pero lo lógico es que –como ocurrió en otros pueblos limítrofes- hubiera un lugar físico que fijara el poder civil y otro edificio que reflejara el poder religioso: parroquia y concejo, concejo y parroquia serían los signos visibles de su independencia como villa.

Circunstancias históricas que rodearon al posible origen del templo

Certificar los orígenes del edificio parroquial, en un pueblo que ha perdido casi todos sus archivos, no es tarea fácil. Por fortuna, el Archivo Diocesano provincial guarda abundante documentación, pero no llega –que yo sepa- a fechas en las que se levantó la iglesia. Nos aproximaremos al tema mediante algunas pistas, ciertos indicios y ciertos autores. Se trata, al menos, de fijar un escenario, un marco histórico, sabiendo que no podemos ser categóricos en cuanto a fecha de construcción.

            En la década 1130-1140 la comarca de Los Pedroches quedó despoblada. Es tierra de nadie hasta mitad del siglo XIII” según el pozoalbense Manuel Luna Rivera. En 1236, Fernando III “el Santo” conquistó Córdoba y los Pedroches pasaron a ser propiedad de esta ciudad. Por cuestiones estratégicas —fronteras— se priorizó la repoblación de la capital y de su campiña, al sur. El norte de la provincia se abandonó y se convirtió en refugio de golfines y bandoleros que desvalijaban a los viajeros que iban y venían entre Castilla y Andalucía.

            La creación del Condado de Santa Eufemia, en 1293, debió basarse en la necesidad de sanear la comarca: el concejo cordobés donó a Fernando Díaz Carrillo el castillo de Santa Eufemia y 100 yugadas de tierra, donación que confirmó Sancho IV, como recompensa por la expulsión de estas tierras de un grupo de golfines. El Guijo, El Viso y Torrefranca eran también parte del señorío.

            Según Ocaña Torrejón, Sancho IV (1258-1295) “hizo poblar a Pedroche de castellanos, leoneses, gallegos y quizás vascos, pero con rapidez estos recién llegados se diluyeron en nuevos poblados que, con el tiempo, lograron gran valor agrícola y ganadero”[1]. Este pequeño detalle ocurrió en el siglo XIII. En general, existe gran desconocimiento sobre la reconquista y la repoblación de Los Pedroches.

            Durante 150 años, el territorio tuvo carácter realengo, hasta que en 1445 surgió el Condado de Belalcázar: Juan II dio por juro de heredad al maestre de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor, las villas de Gaete e Hinojosa como pago por servicios prestados a la corona. Este señorío contó siempre con la oposición de las villas sometidas. Formaron parte de él Villanueva del Duque y Fuente la Lancha.[2]

            En aquella época destaca la mancomunidad de las Siete Villas[3], como tercer ente administrativo del norte provincial, llamada primero “Pedroche y sus pueblos”, nacida alrededor de 1492, a la que benefició la “Pragmática sobre adehesar en tierras de Córdoba” dada por los Reyes Católicos (15/07/1492) en Valladolid. Esto permitió que los vecinos del citado colectivo usaran y disfrutaran grandes dehesas como tierras comunales[4]; además se puso freno a ciertos abusos de la nobleza.

Centrándonos en Alcaracejos

            Expuesta una síntesis histórica –comprimida- de la época sobre la comarca, vamos a aproximarnos al contexto de Alcaracejos, partiendo de que primero sería el nacimiento del pueblo –núcleo pristino de población- y luego se construiría el templo.

            La primera referencia escrita sobre <<los cacarejos>>, lugar que intuimos derivó en el actual Alcaracejos, se recoge en un documento de julio de 1272[5] que delimita la jurisdicción de la iglesia de Belmez. Con este dato, por muy rápido que avanzara la evangelización y cristianización de la zona y la demografía del lugar, considero que el templo no se pudo edificar en el siglo XIII.

            Por desgracia carecemos de datos documentales que certifiquen como pudo ser el Alcaracejos del siglo XIV.

            Sin embargo, del siglo XV tenemos abundantes referencias contrastadas sobre Alcaracejos[6], pero ninguna se refiere a la existencia de un templo. En 1412 los alcaldes y aguaciles de Santofimia ocupan el lugar realengo de los Alcaracejos, “donde hay catorce vecinos o más”[7]; en 1447, Alcaracejos aparece en el deslinde y amojonamiento de las villas de Gahete y La Hinojosa; en 1468, Alcaracejos consigue disponer de concejo propio, aunque sigue dependiendo de Torremilano; en 1487 pleitea con Torremilano y en 1488 consigue su independencia como villa, pasando a depender de la ciudad de Córdoba. Alrededor de 1492, como ya hemos visto, nace la mancomunidad de las “Siete Villas” con sus compartidas dehesas,… Está claro que en el siglo XV Alcaracejos alcanzó cierto apogeo y se consolidó cómo villa con entidad jurídica propia. No es de extrañar que esa independencia civil llevara aparejada la autonomía religiosa que da una parroquia con su edificio.

            Es de interés la demografía de Alcaracejos en el siglo XVI[8]:

Año

1528

1530

1561

1571

1584

1587

1591

1595

Nº de vecinos

187

188

282

400

299

252

285

302

             En el siglo XVI, Alcaracejos es un núcleo estable y concentrado de población, igual que la mayor parte de las villas de la comarca. Aunque no tenemos datos, es razonable pensar, a la vista de estos, que a finales del siglo XV Alcaracejos podría tener un censo de 120-140 vecinos, es decir estaría entre los 500 -600 habitantes. Con esa población, las villas solían disponer de un templo parroquial[9].

Apreciaciones sobre la construcción del templo de San Andrés

            Llegados aquí, nos inclinamos a pensar que el edificio parroquial que nos ocupa nació al final del siglo XV, probablemente en su último cuarto o último tercio. Su muerte ocurrió en dos fases: (I) Bombardeo en la Guerra Civil, posiblemente 1938, tras el cual el templo quedó parcial, pero considerablemente destruido y (II) Demolición de abundantes restos en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado. Entre ambas fechas, hubo conatos fallidos de reconstrucción.

            El templo, intacto hasta la Guerra Civil, sería el resultado de actuaciones llevadas a cabo a lo largo de más de cuatro siglos. Con los años, las reformas se irían solapando en la obra final que vieron nuestros padres. El edificio primitivo –y su interior- se modificarían en función de las necesidades, intereses y directrices de la Iglesia; del dinero disponible; de los artesanos y maestros a los que les confiaron los trabajos y, desde luego, de las tendencias artísticas y estéticas de cada momento.

            Carecer del templo como espacio físico nos dificulta establecer un recorrido sobre sus transformaciones. Dependemos, por completo de textos e imágenes, salvo para hablar de la portada que se conserva en el interior de la parroquia actual como gran testigo del que fuera el edificio más importante de Alcaracejos. Testigo que desprende impotencia y soledad y nos introduce en el túnel del tiempo de la historia local. Textos, disponemos de algunos. Imágenes, menos. De todas formas la información conocida es insuficiente: el rico archivo que albergaba la parroquia desapareció o se quemó en la contienda civil.

            Como ya hemos comentado anteriormente, la puesta en escena de la iglesia de San Andrés la asociamos con la independencia de Alcaracejos, con el inequívoco esplendor alcanzado por la villa y con el considerable crecimiento demográfico: todo ello ocurrido en las últimas décadas del siglo XV.

Detalle de la ubicación del templo extraido del plano de 1889

            El plano de 1889 viene a confirmar, en mi opinión, que el edificio parroquial fue el núcleo central sobre el que pivotó el primitivo urbanismo de Alcaracejos. La iglesia fue el corazón de la villa y en ella confluían, o se irradiaban, seis estrechas calles que configuran un entorno absolutamente irregular con extraños rincones. Las calles en cuestión eran: Veracruz, Padrón, salida a Pozoblanco (actual, Sol), prolongación de calle Iglesia, calle de la Fuente e Iglesia. Ni siquiera la Plaza de la Audiencia tiene tal afluencia de calles. Tenemos algunos datos que indican que el pueblo, hace siglos, tenía más viviendas por el oeste, pero que se destruyeron debido a una epidemia de peste y la población se desplazó hacia el este. Esa podría ser la explicación del por qué la iglesia no está centrada en el plano urbano de 1889.

            Elementos artísticos y estéticos del propio templo (contrafuertes, arcos transversales, fachada, etc) son razones suficientes que conducen a un origen tardomedieval. La parroquia de San Andrés, de una sola nave, se asienta en una planta similar a las de construcciones vecinas de la comarca, cubierta por arcos apuntados transversales de sillares de granito. Recursos análogos, pero con arcos de ladrillo, los encontramos en la iglesia de Santiago de Torrefranca, en la de la Encarnación de Santa Eufemia o en la parroquia de El Viso. En San Bartolomé, de Pozoblanco, siglo XIV, su interior es también de una sola nave y se compone de cinco arcos de granito ligeramente apuntados, sobre pilares de la misma piedra. Siguiendo con estas similitudes, es casi seguro que la cubierta del templo inicial de Alcaracejos fuera de madera.

Fachada antiguo templo parroquial, siglo XV, de San Andrés, 1952.
Fondos de Rafael Bernier Soldevilla, Diputación Provincial

            Según fotografías, la fachada era toda de sillares, los cuales también están presentes en las esquinas, para darle al conjunto mayor solidez y estabilidad. Esto unido a los seis arcos y a estratégicos contrafuertes, p.e. en el ábside y en el lateral derecho, ofrecían un conjunto seguro y firme. No se percibe el uso de sillarejos, es decir piedras de menores dimensiones que el sillar, con labra menos cuidada y con tamaño que no llega al espesor del muro. También por una imagen de su lateral izquierdo, nos inclinamos a pensar que los muros de la iglesia, espacio entre arco y arco, estaban construidos mediante la compactación de una mezcla, llamada tapial, de tierra, cal –como aglutinante-y agua en moldes de madera. Luego se retiraban los moldes y se obtenían muros de tierra compacta. Esta técnica se utilizó con frecuencia en la España del siglo XV en obras que no disponían de demasiados recursos económicos. Se aprecia que el tapial está reforzado con pequeñas piedras.

            El uso de tapial explicaría las enormes montañas de tierra que, durante años, mezcladas con sillares, se observaban en el solar de la iglesia después de su destrucción por la aviación.

Interior del templo ya destruido. Observar muros de tapial




[1] Ocaña Torrejón, J., “Historia de la villa de Pedroche y su comarca”, 1962, pág 49.

[2] Extraído de http://www.solienses.com/noria/siete.htm según mis criterios.

[3] Pedroche, Torremilano, Torrecampo, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Alcaracejos y Añora.

[4] El uso y disfrute de las dehesas de la Jara, Ruices y Navas del Emperador perteneció de forma comunal a Pedroche y sus villas desde "tiempo inmemorial",

[5] 1272. Julio. (s.d.). Limitación de la iglesia de Belmez. B.C.C., ms.125, f. 89 v. Copia de 1318

[6] Muriel Gomar, S.: ”Alcaracejos, una historia de ocho siglos”, Capítulo Segundo, 2023.

[7] Podría referirse al número de casas habitadas, o a personas que pagaban impuestos, según costumbre de la época. Eso nos conduciría a una población comprendida entre 50-70 habitantes.

[8] Fortea Pérez, J.I.: Las bases demográficas y económicas de una expansión urbana, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1981.

[9] En Villanueva del Duque, la parroquia de San Mateo se construyó en el siglo XV según el profesor Molinero Merchán. Esta villa en 1530 tenía 123 vecinos, es decir entre 450-500 habitantes. Podemos afirmar que la situación en Alcaracejos fuera entre similar y coincidente.

lunes, 19 de mayo de 2025

(A.1) Destaques relativos a la Visita General de 1581

 

          Dentro de la Visita General de 1581 realizada a la Parroquia de San Andrés de Alcaracejos, merece la pena filtrar un poco su relación y agrupar a las personas que se citan, las referencias a San Andrés –por ser el titular de la parroquia- y los elementos o partes más significativos del templo.

 Personas y personajes que intervienen

          Al comprobar el elevado número de personas que se citan en la Visita General del 19 de mayo de 1581 y la categoría o cargos de las mismas, he pensado que sería de interés explicitar un registro de todas ellas. Respetaremos el riguroso orden de aparición que pone de manifiesto lo redactado en la citada visita y ampliaremos –cuando nos sea posible- la información sobre cada una de ellas.

          Esta relación nos va a poner en evidencia personajes que de forma directa –o indirecta- tuvieron algo que ver con el pueblo, así como nombres y cargos de algunos vecinos y vecinas.

 ***

          En primer lugar se nombra al Ilmo. Señor don Martín de Córdoba y de Mendoza, Obispo de Córdoba del Consejo de Su Majestad. (Córdoba, 1512–1581).

          Era hijo de los condes de Cabra, don Diego Fernández de Córdoba y doña María de Mendoza. Tomó el hábito dominico en el convento de San Pablo, donde ya había profesado su hermano fray Francisco de la Cerda y Córdoba, que fuera luego obispo de Canarias. Felipe II lo presentó para el obispado de Tortosa, donde tomó posesión de la sede a primeros de diciembre de 1559, y en cuyo tiempo asistió al Concilio de Trento (13 de diciembre de 1545 al 5 de diciembre de 1563). El 26 de agosto de 1574 tomó posesión del obispado de Plasencia, al que había sido promovido, y desde allí pasó a Córdoba en 1578, entrando en la ciudad el 11 de septiembre. Durante su pontificado destacó por su talante social y caritativo, su intachable piedad y el rigor en la observancia y aplicación de las normas tridentinas, especialmente entre el clero. En sus visitas pastorales impulsó la creación de las cofradías del Rosario. Devoto de San Álvaro de Córdoba, tuvo debilidad por su convento de Escalaceli, en el que promovió la construcción de la capilla y donde tuvo una celda a la que se retiraba con frecuencia. Según la tradición, la campana de aquella celda sonaba tres veces sola cuando los religiosos rogaban por la salud del prelado, lo que fue interpretado como un aviso de San Álvaro al obispo para que se dispusiera a morir. Fundó el convento de Madre de Dios en Baena (7-IX-1578), promovió la construcción de una gran sacristía en el convento de San Pablo, la torre de San Andrés y la capilla del Sagrario de la Catedral, como atestiguan sus armas en las rejas. Murió el 5 de junio de 1581, siendo enterrado en la capilla de Villaviciosa, en la Mezquita Catedral. Su predecesor fue Bernardo de Fresneda y el sucesor, Antonio de Pazos y Figueroa[1]. Durante el mandato del obispo Martín se estableció en todas las parroquias de su diócesis la cofradía de Ntra. Sra. del Rosario y del Nombre de Jesús.

           A continuación mencionaremos al Ilmo. Muy Reverendo Señor Doctor Carlos Montero, Visitador General, figura central de esta visita, nombrado a tal efecto por el señor obispo. De este señor solo conocemos su faceta de visitador general en la provincia de Córdoba.

          Además de su actuación en Alcaracejos en 1581, tenemos constancia de que el 19 de julio de 1579, Alonso Muñoz Moreno, cura párroco de Villaralto, le rindió cuentas según consta en el legajo de la parroquia de Villaralto, en el Archivo Diocesano de Córdoba[2].

          Por otra parte, en febrero de 1580 el doctor Carlos Montero visitó el templo parroquial de Santiago en Córdoba capital, donde confirmó la existencia de la cofradía de Nuestra Señora del Socorro, comunidad que no aparece en fechas posteriores. Esta desaparición se debe a que en agosto de 1580 la imagen de la Virgen del Socorro cambió de título y pasó a conocerse con el nombre de Nuestra Señora del Rosario[3].

          La última cita encontrada dice literalmente: “En la villa de Montemayor, diócesis de Córdoba, domingo 28 de febrero de 1580 el muy Iltre. Sr. D. Carlos Montero, Visitador General en la ciudad de Córdoba y en todo su Obispado [nombrado] por el Ilmo. Y Rvmo. Sr. D. Martín de Córdoba, etc… entró a visitar la parroquia de la dicha villa[4]”.

           Otra personalidad nombrada en la visita es el Reverendo Señor don Antonio de Saucedo, obispo de Cuba.

          En PARES-Archivos españoles aparece con el nombre de Díaz de Salcedo, Antonio de. Se trata de un religioso español, fraile franciscano. Obispo electo de la isla de Cuba en 1579 aunque no se incorporó al obispado hasta, al menos, 1584 por una discrepancia con la Corona en el cobro de ciertas cantidades. Ejerció el cargo hasta 1597, año en el que fue nombrado obispo de Nicaragua muriendo en el oficio en ¿1603-1604? Durante su estancia en La Habana coincidió con Gabriel Luján como capitán general de la isla[5].

           Andrés de Cerco figura como Notario Eclesiástico parroquial y Jorge Alonso es el nombre del presbítero vicario de la iglesia de la villa.

           Alonso Sánchez Pozuelo fue mayordomo en 1580 de la cofradía de la Vera Cruz.

           Francisco Vázquez y Juan Gallego, son vecinos de Alcaracejos. Aparecen en multitud de ocasiones como testigos del estado de las cuentas que pide el visitador.

           Cristóbal Ruiz fue mayordomo, en 1580, de la cofradía del Santísimo Sacramento.

           Antón (Antonio) García Molinero y Antona (Antonia) Muñoz, su mujer, dotaron y fundaron una perpetua capellanía, a condición de que el capellán que la sirviese estuviera obligado a decir tres misas al mes, y le dote esta capellanía, lo cual está inventariado en la visita del año 1576.

          Antón Sánchez, ya difunto, fue mayordomo de la ermita de la Bienaventurada Magdalena, por lo que el vicario tomó cuentas a sus herederos. Al presente mayordomo de la ermita, Pedro García de la Torre, no se le hizo cargos ni descargos por llevar poco tiempo en esa responsabilidad.

           A Pascual Sánchez, presente mayordomo de la ermita de Nuestra Señora de Guía no se le tomó cuentas por llevar poco tiempo. En cambio si se les pidieron cuentas al mayordomo anterior, Juan Alonso, que debe 2.953 maravedis.

           Avanzando en su visita inspectora, el visitador halló que había una limosna que le llaman Cofradía de Nuestra Señora del Rosario para decir misas, de la que ha sido mayordomo y cobrador Juan Pérez, al cual, hecho cargo y descargo, alcanzó a la dicha limosna en quinientos y catorce maravedíes.

           El Visitador tomó nota de que Jorge Alonso era el colector de las misas de la dicha iglesia, vicario, el cual exhibió ante el señor visitador el libro de la colecturía de la iglesia.

 

          En el inventario[6] siguen apareciendo más nombres, supongo que de vecinas y vecinos, donadores. Continuando con su visita a la iglesia, don Carlos Montero entró en la sacristía haciendo recuento de todas las joyas de oro y plata, ornamentos de seda y lienzo, hierro, libros, metal y maderas y todos los demás objetos que tiene la dicha iglesia.

 Sagrario

~ Un paño de naval deshilado que dio Martín Herrero Jurado.

~ Otro paño de lino labrado de seda azul que dio en limosna Lucía Sánchez; estos dos paños sirven de manteles y frontales.

 Vistario

~ Un cáliz de plata grande labrado al romano con su patena de lo mismo, pesados marcos y seis onzas y media en la manzana, tiene seis esmaltes. Lo mandó Juana Hernándezla Ranchala”.

~ Otro cáliz de plata con su patena; el cáliz es dorado al romano, y el pie tiene ocho compases con las armas del reverendo don fray Juan de Toledo.

 FrontalesD [Accesorio que cubre todo el frente del altar]

~ Un frontal nuevo de terciopelo carmesí con frontaleras caídas bordadas de cortado, con un festónD en medio con insignias del Santísimo Sacramento, lo mandó el licenciado Herruzo.

 Capas

~ Otra capa con que se administra el Santísimo Sacramento, de damasco carmesí con cenefa, capilla y pectoral de terciopelo carmesí, labrada de un romano de raso amarillo con unos cálices y unas aspas de Santo Andrés, y en la capilla un Cristo con un letrero, hízola la Cofradía del Santísimo Sacramento.

 Palios

~ Un guion de damasco carmesí bordado sobre raso, cortado con un cáliz y aspas de Santo Andrés y cordones y borla; la mandó Catalina Alonso.

~ Un paño de terciopelo negro con una cruz de terciopelo carmesí para las andas, que lo dio Victoria Herrero.

 Ropa blanca de lienzo

~ Un paño de lienzo, labrado de seda grana, que mandó Juana Muñoz.

~ Un paño labrado de grana, que dio Águeda Ferrero (Herrero).

~ Otro paño labrado de grana que mandó Isabel García.

~ Otro paño con dos cintas a los ramos que mandóLa Chamorra”.

~ Otro paño deshilado que mandó Marina Reº (contracción de ¿Redondo?).

 

Presencia de San Andrés en el interior del templo

           A pesar de haberlo intentado en varias ocasiones, no he averiguado la procedencia del nombre de San Andrés como advocación de la parroquia de Alcaracejos. No sabemos ni cuándo ni porqué ni quién se lo puso. A lo más que hemos llegado es a saber que en los siglos XV y XVI había cierta costumbre de “bautizar” a las parroquias con nombres de los apóstoles. Así está San Bartolomé en Pozoblanco, San Pedro en Villaralto, San Mateo en Villanueva del Duque o Santiago en Belalcázar.

           San Andrés se refleja en el inventario que recoge la Visita General de 1581 en los siguientes apartados:

 1.- Vistario: Una cruz de plata de pie redondo y por dentro un friso con seis cuadros y seis cubos redondos que los dividen, y en el árbol de la cruz, de una parte trae un crucifijo de bulto y otros labrados; tiene cuatro imágenes de mazonería, que son de Nuestra Señora y San Juan, La Magdalena y el pelícano, y de la otra parte Santo Andrés y las insignias de los Cuatro Evangelistas.

 2.- Capas: Otra capa con que se administra el Santísimo Sacramento, de damasco carmesí con cenefa, capilla y pectoral de terciopelo carmesí, labrada de un romano de raso amarillo con unos cálices y unas aspas de Santo Andrés, y en la capilla un Cristo con un letrero. Hízola la Cofradía del Santísimo Sacramento.

 3.- Casullas: Otra casulla de raso colorado con cenefa de argentería sobre raso verde trae un ihesus y unas aspas de Santo Andrés y flores coloradas.

 4.-Palios: Un guion de damasco carmesí bordado sobre raso, cortado con un cáliz y aspas de Santo Andrés y cordones y borla; la mandó Catalina Alonso.

 5.- Libros:

- Un capitulario santoral que comienza en la fiesta de Santo Andrés y fenece en las oraciones de Cristóforo.

- Un santoral ofrecerio que comienza en la vigilia de Santo Andrés y fenece en San Saturnino, y se siguen ciertas misas.

 

Elementos del templo que se citan en la Visita General

           No se detalla ninguna parte concreta, pero sí se nombran elementos básicos que en una parroquia son significativos:

·        Sagrario

·        Pila bautismal.

·        Un retablo “de cinco órdenes de talla” o “cinco calles” se refiere a la división horizontal de la estructura del retablo en cinco espacios o secciones separadas por columnas o pilastras. Cada calle puede tener una altura diferente, dando la impresión de escalonamiento o pirámide. Con total seguridad estaría colocado en el muro frontal del presbiterio.

·        Coro de los clérigos: lo llaman así porque en la Edad Media los coros solían estar formados por clérigos menores; personas que no eran sacerdotes pero que se dedicaban a la música y al canto litúrgico, lo cual contribuyó a la vida religiosa de las comunidades. La presencia de un facistol grande puede indicar que el coro –en ocasiones- fuera elemento importante en la liturgia.

·        Dos campanas grandes y un esquilón[7] en la torre.

·        Un púlpito con su escalera.

·        Sacristía



[2] Gómez Muñoz, R.: Las puertas de los Apóstoles y del Perdón y las dos grandes transformaciones de la iglesia de San Pedro, de Villaralto. Crónica de Córdoba y sus pueblos, 2000. Pág.188

[3] Aranda Doncel, J.: Cofradías marianas de gloria en la diócesis de Córdoba durante los siglos XVI y XVII. Boletín Real Academia de Córdoba -150-18.pdf.

[4] Moyano Llamas, P.: Restauración y Patrimonio de la Parroquia de Montemayor. Boletín de la Real Academia de Córdoba 154 (2008), 141-150.

[5] Schäfer, Ernst: El Consejo Real y Supremo de las Indias: su historia, organización y labor administrativa hasta la terminación de la casa de Austria. Sevilla: Imp. M. Carmona, 1935.

[6] Bien por desuso o antigüedad, se advierte con “D” de la dificultad de comprensión de algunas palabras.

[7][7] Cencerro pequeño en forma de campana.