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Plano General de Alcaracejos, 1889. Instituto Geográfico y Estadístico. Córdoba. Vicente Gómez, 2º Topógrafo |
Propósito y función
Entiendo que, aunque
carecemos de datos, la intención de construir la parroquia de San Andrés en
Alcaracejos fue la de atender las necesidades religiosas de un vecindario que
fue en aumento con el paso de los siglos. Bodas, bautizos, entierros, funciones
religiosas varias (Navidad, Semana Santa, día de la patrona,…), catequesis,
etc. tenían que ser cubiertas dignamente en la localidad.
El censo de vecinos crecía
y –con seguridad- entre ellos habría una élite cualificada y estable, personas
con mayor formación o con mayores recursos económicos, la cual conduciría a que
la dependencia con Torremilano se tambaleara. Para cualquier trámite “los mojinos” de aquel tiempo tenían que
trasladarse a la villa matriz. No es de extrañar, por tanto, que Alcaracejos
intentara su independencia de Torremilano y la consiguiera en 1488. Sabemos que
para esa fecha, el pueblo tenía organizado ya su propio concejo como
administración local civil (censo, impuestos, orden público, pleitos,
escrituras de compras y ventas, herencias, etc.). No se me pasa por la cabeza
que los Reyes Católicos –cogobernantes en Castilla y Aragón- permitieran la
independencia de una villa sin tener garantizados tanto su actividad administrativa
como su articulación religiosa.
Ciertamente, tener
satisfechas las necesidades religiosas del municipio, no implica necesariamente
disponer de un templo (se podría decir misa en una casa o capilla particular,
procesionar por sus calles, disponer de un local para una celebración o un
luto,…), pero lo lógico es que –como ocurrió en otros pueblos limítrofes-
hubiera un lugar físico que fijara el poder civil y otro edificio que reflejara
el poder religioso: parroquia y concejo, concejo y parroquia serían los signos
visibles de su independencia como villa.
Circunstancias históricas que rodearon al posible
origen del templo
Certificar
los orígenes del edificio parroquial, en un pueblo que ha perdido casi todos
sus archivos, no es tarea fácil. Por fortuna, el Archivo Diocesano provincial
guarda abundante documentación, pero no llega –que yo sepa- a fechas en las que
se levantó la iglesia. Nos aproximaremos al tema mediante algunas pistas,
ciertos indicios y ciertos autores. Se trata, al menos, de fijar un escenario,
un marco histórico, sabiendo que no podemos ser categóricos en cuanto a fecha
de construcción.
“En
la década 1130-1140 la comarca de Los Pedroches quedó despoblada. Es tierra de
nadie hasta mitad del siglo XIII” según el pozoalbense Manuel Luna Rivera.
En 1236, Fernando III “el Santo”
conquistó Córdoba y los Pedroches pasaron a ser propiedad de esta ciudad. Por
cuestiones estratégicas —fronteras— se priorizó la repoblación de la capital y
de su campiña, al sur. El norte de la provincia se abandonó y se convirtió en
refugio de golfines y bandoleros que desvalijaban a los viajeros que iban y
venían entre Castilla y Andalucía.
La creación del Condado de Santa
Eufemia, en 1293, debió basarse en la necesidad de sanear la comarca: el
concejo cordobés donó a Fernando Díaz Carrillo el castillo de Santa Eufemia y
100 yugadas de tierra, donación que confirmó Sancho IV, como recompensa por la
expulsión de estas tierras de un grupo de golfines. El Guijo, El
Viso y Torrefranca eran también parte del señorío.
Según Ocaña Torrejón, Sancho IV
(1258-1295) “hizo poblar a Pedroche de
castellanos, leoneses, gallegos y quizás vascos, pero con rapidez estos recién
llegados se diluyeron en nuevos poblados que, con el tiempo, lograron gran
valor agrícola y ganadero”[1].
Este pequeño detalle ocurrió en el siglo XIII. En general, existe gran
desconocimiento sobre la reconquista y la repoblación de Los Pedroches.
Durante 150 años, el territorio tuvo
carácter realengo, hasta que en 1445 surgió el Condado de Belalcázar: Juan II
dio por juro de heredad al maestre de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor, las
villas de Gaete e Hinojosa como pago por servicios prestados a la corona. Este
señorío contó siempre con la oposición de las villas sometidas. Formaron parte
de él Villanueva del Duque y Fuente la Lancha.[2]
En aquella época destaca la
mancomunidad de las Siete Villas[3],
como tercer ente administrativo del norte provincial, llamada primero “Pedroche y sus pueblos”, nacida
alrededor de 1492, a la que benefició la “Pragmática
sobre adehesar en tierras de Córdoba” dada por los Reyes Católicos
(15/07/1492) en Valladolid. Esto permitió que los vecinos del citado colectivo
usaran y disfrutaran grandes dehesas como tierras comunales[4];
además se puso freno a ciertos abusos de la nobleza.
Centrándonos en Alcaracejos
Expuesta una síntesis histórica
–comprimida- de la época sobre la comarca, vamos a aproximarnos al contexto de
Alcaracejos, partiendo de que primero sería el nacimiento del pueblo –núcleo
pristino de población- y luego se construiría el templo.
La primera referencia escrita sobre
<<los cacarejos>>, lugar
que intuimos derivó en el actual Alcaracejos, se recoge en un documento de
julio de 1272[5]
que delimita la jurisdicción de la iglesia de Belmez. Con este dato, por muy
rápido que avanzara la evangelización y cristianización de la zona y la
demografía del lugar, considero que el templo no se pudo edificar en el siglo
XIII.
Por desgracia carecemos de datos
documentales que certifiquen como pudo ser el Alcaracejos del siglo XIV.
Sin embargo, del siglo XV tenemos
abundantes referencias contrastadas sobre Alcaracejos[6], pero
ninguna se refiere a la existencia de un templo. En 1412 los alcaldes y aguaciles
de Santofimia ocupan el lugar realengo de los Alcaracejos, “donde hay catorce
vecinos o más”[7];
en 1447, Alcaracejos aparece en el deslinde y amojonamiento de las villas de
Gahete y La Hinojosa; en 1468, Alcaracejos consigue disponer de concejo propio,
aunque sigue dependiendo de Torremilano; en 1487 pleitea con Torremilano y en
1488 consigue su independencia como villa, pasando a depender de la ciudad de
Córdoba. Alrededor de 1492, como ya hemos visto, nace la mancomunidad de las
“Siete Villas” con sus compartidas dehesas,… Está claro que en el siglo XV
Alcaracejos alcanzó cierto apogeo y se consolidó cómo villa con entidad
jurídica propia. No es de extrañar que esa independencia civil llevara
aparejada la autonomía religiosa que da una parroquia con su edificio.
Es de interés la demografía de
Alcaracejos en el siglo XVI[8]:
Año |
1528 |
1530 |
1561 |
1571 |
1584 |
1587 |
1591 |
1595 |
Nº de vecinos |
187 |
188 |
282 |
400 |
299 |
252 |
285 |
302 |
Apreciaciones sobre la construcción del templo de San
Andrés
Llegados aquí, nos inclinamos a
pensar que el edificio parroquial que nos ocupa nació al final del siglo XV,
probablemente en su último cuarto o último tercio. Su muerte ocurrió en dos
fases: (I) Bombardeo en la Guerra Civil, posiblemente 1938, tras el cual el
templo quedó parcial, pero considerablemente destruido y (II) Demolición de
abundantes restos en los primeros años de la década de los sesenta del siglo
pasado. Entre ambas fechas, hubo conatos fallidos de reconstrucción.
El templo, intacto hasta la Guerra
Civil, sería el resultado de actuaciones llevadas a cabo a lo largo de más de
cuatro siglos. Con los años, las reformas se irían solapando en la obra final
que vieron nuestros padres. El edificio primitivo –y su interior- se
modificarían en función de las necesidades, intereses y directrices de la
Iglesia; del dinero disponible; de los artesanos y maestros a los que les
confiaron los trabajos y, desde luego, de las tendencias artísticas y estéticas
de cada momento.
Carecer del templo como espacio
físico nos dificulta establecer un recorrido sobre sus transformaciones.
Dependemos, por completo de textos e imágenes, salvo para hablar de la portada
que se conserva en el interior de la parroquia actual como gran testigo del que
fuera el edificio más importante de Alcaracejos. Testigo que desprende
impotencia y soledad y nos introduce en el túnel del tiempo de la historia
local. Textos, disponemos de algunos. Imágenes, menos. De todas formas la
información conocida es insuficiente: el rico archivo que albergaba la
parroquia desapareció o se quemó en la contienda civil.
Como ya hemos comentado
anteriormente, la puesta en escena de la iglesia de San Andrés la asociamos con
la independencia de Alcaracejos, con el inequívoco esplendor alcanzado por la
villa y con el considerable crecimiento demográfico: todo ello ocurrido en las
últimas décadas del siglo XV.
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Detalle de la ubicación del templo extraido del plano de 1889 |
El plano de 1889 viene a confirmar, en mi opinión, que el edificio parroquial fue el núcleo central sobre el que pivotó el primitivo urbanismo de Alcaracejos. La iglesia fue el corazón de la villa y en ella confluían, o se irradiaban, seis estrechas calles que configuran un entorno absolutamente irregular con extraños rincones. Las calles en cuestión eran: Veracruz, Padrón, salida a Pozoblanco (actual, Sol), prolongación de calle Iglesia, calle de la Fuente e Iglesia. Ni siquiera la Plaza de la Audiencia tiene tal afluencia de calles. Tenemos algunos datos que indican que el pueblo, hace siglos, tenía más viviendas por el oeste, pero que se destruyeron debido a una epidemia de peste y la población se desplazó hacia el este. Esa podría ser la explicación del por qué la iglesia no está centrada en el plano urbano de 1889.
Elementos artísticos y estéticos del
propio templo (contrafuertes, arcos transversales, fachada, etc) son razones
suficientes que conducen a un origen tardomedieval. La parroquia de San Andrés,
de una sola nave, se asienta en una planta similar a las de construcciones
vecinas de la comarca, cubierta por arcos apuntados transversales de sillares
de granito. Recursos análogos, pero con arcos de ladrillo, los encontramos en
la iglesia de Santiago de Torrefranca, en la de la Encarnación de Santa Eufemia
o en la parroquia de El Viso. En San Bartolomé, de Pozoblanco, siglo XIV, su
interior es también de una sola nave y se compone de cinco arcos de granito
ligeramente apuntados, sobre pilares de la misma piedra. Siguiendo con estas similitudes,
es casi seguro que la cubierta del templo inicial de Alcaracejos fuera de
madera.
Fachada antiguo templo parroquial, siglo XV, de San Andrés, 1952. Fondos de Rafael Bernier Soldevilla, Diputación Provincial |
Según fotografías, la fachada era
toda de sillares, los cuales también están presentes en las esquinas, para
darle al conjunto mayor solidez y estabilidad. Esto unido a los seis arcos y a
estratégicos contrafuertes, p.e. en el ábside y en el lateral derecho, ofrecían
un conjunto seguro y firme. No se percibe el uso de sillarejos, es decir
piedras de menores dimensiones que el sillar, con labra menos cuidada y con tamaño
que no llega al espesor del muro. También por una imagen de su lateral
izquierdo, nos inclinamos a pensar que los muros de la iglesia, espacio entre
arco y arco, estaban construidos mediante la compactación de una mezcla,
llamada tapial, de tierra, cal –como aglutinante-y agua en moldes de madera.
Luego se retiraban los moldes y se obtenían muros de tierra compacta. Esta
técnica se utilizó con frecuencia en la España del siglo XV en obras que no
disponían de demasiados recursos económicos. Se aprecia que el tapial está
reforzado con pequeñas piedras.
El uso de tapial explicaría las
enormes montañas de tierra que, durante años, mezcladas con sillares, se
observaban en el solar de la iglesia después de su destrucción por la aviación.
Interior del templo ya destruido. Observar muros de tapial |
[1] Ocaña
Torrejón, J., “Historia de la villa de Pedroche y su comarca”, 1962, pág 49.
[2] Extraído
de http://www.solienses.com/noria/siete.htm
según mis criterios.
[3] Pedroche, Torremilano, Torrecampo, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba,
Alcaracejos y Añora.
[4] El uso y disfrute de las dehesas de la Jara, Ruices y
Navas del Emperador perteneció de forma comunal a Pedroche y sus villas desde
"tiempo inmemorial",
[5] 1272.
Julio. (s.d.). Limitación de la iglesia de Belmez. B.C.C., ms.125, f. 89 v.
Copia de 1318
[6] Muriel
Gomar, S.: ”Alcaracejos, una historia de
ocho siglos”, Capítulo Segundo, 2023.
[7] Podría
referirse al número de casas habitadas, o a personas que pagaban impuestos,
según costumbre de la época. Eso nos conduciría a una población comprendida
entre 50-70 habitantes.
[8] Fortea
Pérez, J.I.: Las bases demográficas y
económicas de una expansión urbana, Córdoba, Monte de Piedad y Caja de
Ahorros de Córdoba, 1981.
[9] En
Villanueva del Duque, la parroquia de San Mateo se construyó en el siglo XV
según el profesor Molinero Merchán. Esta villa en 1530 tenía 123 vecinos, es
decir entre 450-500 habitantes. Podemos afirmar que la situación en Alcaracejos
fuera entre similar y coincidente.