Miguel García López, Miguel, el Carpintero en distancias cortas, nace en 1927 en
Alcaracejos, en el actual número 6 de la calle Fuente, en la pequeña plaza que
la inicia. Mirando al sur, la casa del rincón a la derecha. Algunos la conocen
como la casa del pajero. Al poco
tiempo se fueron a vivir a la C/ Sol, nº 20. Hoy 5 de agosto de 2019 tiene 91[1]
años. La sonrisa fácil, la mente
Casa donde nació Miguel. C/ Fuente,6 |
ágil, el paso algo lento y el corazón grande.
La sencillez le rebosa por sus cuatro costados y, puedo asegurar, que la bondad
también. Miguel es un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra bueno.
Generoso, servicial y afable. Una persona con la que da gusto conversar. Por
dos veces nos ha recibido en su casa con su hija Pepi. Todo ha sido amabilidad
y buen hacer. Estoy convencido de que tan importante es el paisaje de nuestros
pueblos como el paisanaje.
Sus padres, de Añora, fueron José y Alfonsa y tuvieron
cuatro hijos: Ana, Juan, Miguel y Pepe.
Su padre se llamaba José García López, curiosamente
con los mismos apellidos que su hijo. Era carpintero ebanista, sacristán[2],
hacía fotografías, tocaba el violín, el piano, instrumentos de cuerda o de
aire, etc….. Hizo los bueyes que en la actualidad siguen acompañando a la
imagen de San Isidro. Su madre, Alfonsa López Ruiz, viuda desde 1933,
fundamentalmente se dedicó a la casa y a los hijos.
Miguel, muy joven |
A la muerte de su padre,
Miguel tiene seis años y se va a Añora con su tío Miguel, hermano de su padre,
también carpintero. Asiste a la escuela hasta los nueve años con D. Antonio “el
beato”, que era de Pozoblanco. “A veces, cuenta Miguel, por no sabernos la
lección, nos dejaba encerrados en la escuela sin ir a comer”. Eran otros
tiempos.
Si vida laboral se inició con nueve años (1936), edad
en la que empezó a guardar vacas de un tal Juan Bretón, noriego.
Durante la guerra, que pasó en Añora, tuvo que salir
tres veces de huida. La primera vez entre Dos Torres y Añora se refugiaron en
una nave de ganado llenita de pulgas. Otra vez su huida llegó hasta El Guijo.
El padre de Miguel tuvo otro hermano, sacristán en
Pozoblanco en la iglesia de San Sebastián. Se llamaba Juan García López. Este
tío suyo tuvo la mala fortuna de que dos amigos, del bando nacional,
conocedores de su casa, se cobijaron allí. Llegaron los rojos persiguiéndolos y
al descubrirlos mataron a los tres, aunque su tío Juan no sabía que estaban
allí: Cosas de la guerra…, comenta.
A los 13 años, en 1940, entró de aprendiz de
carpintero con su tío Miguel. En plan irónico expone que “en aquellos tiempos
no había ni puntillas, por lo que teníamos que enderezar con cuidado las que se
torcían”. Recuerda con claridad los carros que se hacían en aquella carpintería
y como les ponían los aros de hierro a las ruedas. “Con leña, se hacía una
circunferencia del tamaño del aro y se le pegaba fuego. El hierro tenía de
perímetro tres centímetros menos que la rueda de madera. El aro se colocaba en
ese fuego circular y se dilataba… dilatado se cogía entre tres personas y a
base de golpes y maña había que meterlo en la rueda. Una vez metido se refrigeraba
haciéndolo pasar por agua girando la rueda para evitar que la madera se
quemara”.
Pura y su hermana María con sus padres, Isabel y Santiago |
Miguel se asoció con Francisco Gómez “Francisquito”,
compraron maquinaria y dejaron de hacer carros. “Francisquito” era muy
chirigotero y le gustaba tirarse a las vaquillas en las ferias de Añora y
Alcaracejos.
Llegado el momento, Miguel tuvo que hacer la mili.
Estuvo en Marruecos, en Regulares nº 6. Entre Chaouen y Tetuán sirvió veinte
meses. Fue una época en la que había mucha miseria y estaba muy delgado. Nunca
vino de permiso. Se licenció con 22 -23 años. Sería 1949.
Después de la mili siguió en Añora con la carpintería.
Tocaba la guitarra con otros amigos y organizaban bailes por su cuenta. Dice
que la gente le preguntaba: Miguelito, ¿vas a hacer baile en la calle Melilla?
Y él contestaba: “Depende de lo que se arrime el personal…”
En 1956, Miguel
y Pura se casan en Alcaracejos pero permanecen en Añora tres años más. Sus dos
hijas nacen mojinas: Pepi en 1960 e Isabel en 1961. Se trae sus herramientas y
su máquina combinada que hacía varias
cosas: serraba, hacía molduras, etc… y se instalaron en la calle Nueva, nº 8,
en la casa chica y desde allí se
mudaron varios años a la calle El Sol, 20. Pura era hija de Santiago Rodríguez
e Isabel Caballero que tuvieron tres hijos más: Marí, Miguel y Luis. Santiago
tenía una popular y frecuentada taberna en la calle Nueva. Miguel y Pura en
1965 vuelven a trasladarse a la casa chica, cuando sus cuñados Miguel y
Lucrecia se fueron a Pozoblanco con sus tres primeros hijos.
De izquierda a derecha: Eusebio Redondo , Luis Rguez Caballero (*), Fermín y Sra, Pura (hermana de Luis) y Miguel. |
Lo cierto es que la vida laboral de Miguel ha sido un
ir saltando de un lado para otro pues en 1974 se traslada a Córdoba colocándose
en un taller de carpintería. Allí se trabajaba con maderas tóxicas,
circunstancia que garganta y pulmones de Miguel no pudieron soportar. Tuvo que
irse y encontró un pequeño taller en la barriada de Santa Rosa, en la Calle
Olivo, en el que estuvo cuatro o cinco años. De allí pasó a un taller en el
Campo de la Verdad, carretera de Castro del Rio. Se asoció con Manuel Pozo,
villaduqueño que estuvo vendiendo helados por los pueblos de los Pedroches con
una moto y un carrito verde. Estuvieron 19 años juntos actuando Pepe Sojo como
autónomo y Miguel y Manolo como empleados.
Pura, su mujer, muere en 1987, a la edad de 56 años.
Miguel se jubila y se deshace de toda su maquinaria. Los diez años trabajados
en la mina se contabilizaron como veinte, valían el doble.
Desde hace años Miguel comparte su vida con su hija
Pepi, viuda también. En verano se vienen al pueblo a la casa de su hija, que
está edificada en lo que era la cámara de la taberna de “Santiago el Grillo”,
pues en Córdoba hace demasiado calor. Miguel siempre fue un buen cocinero y
procura que no se le olvide. Le enseñó Mª Gertrudis, esposa de su tío Miguel de
Añora. A sus casi 92 años sigue haciendo unas habichuelas que le salen
“bordás”, un exquisito pisto con pechuguitas de pollo que quitan el hipo, un
suculento rabo de toro digno de restaurante, una sabrosísima tortilla de
patatas y unas migas “tostás” a las que tiene cogida la medida: “para cinco
personas se necesita 1 kilo de pan, ½
litro de agua más algo de vino blanco y ¼
litro de aceite”, unas buenas sardinitas y la mano y la experiencia de un chef
de primera: Miguel “el carpintero”. Pepi, su hija, recomienda la ensalada de
melón con pimientos asados, receta noriega. La hacía su abuela Alfonsa.
La familia de Miguel siempre ha sido un poco artista.
A las habilidades de su padre, ya citadas, hay que añadir unas preciosas
pinturas veteadas de paredes que imitaban el mármol. Su hermano Juan pintaba
cuadros sin que nadie le hubiera enseñado. Su hermano Pepe, casado con Amelia y
padre de Josefa, Noni y Alfonso, aparte de carpintero y picapedrero, hacía
figuras de caballitos y palomas, ayudado por su madre – Alfonsa – que luego
rifaba por el pueblo. Estamos ante una familia muy creativa y muy autodidacta.
Chino de rio con postal adosada |
Repisa utilizando cabecero |
Miguel tiene su casa de Alcaracejos como un pequeño y
particular museo: con cabeceros de cama recogidos en la calleha hecho unas preciosas repisas; las lúgubres y famosas "perchas" utilizadas para cazar pajarillos ha creado una singular y artística estructura metálica; con paciencia y conocimiento hizo una preciosa y perfecta miniatura de carro; la mesa de cocina de su hija, a modo de fina taracea, es una obra artesal de primera; chinos de ríos con postales o láminas pegadas conforman una original y vistosa colección.....
Desde estas páginas agradecemos la generosidad
demostrada al permitirnos entrar en su vida y en su casa, donde la sencillez y
una cálida humanidad reinan en todos los rincones. Sinceramente, ¡Gracias!
Escultura metálica hecha con cepos |
Carro hecho a escala |
Chino de rio con postal adosada |
Detalles de tablero de mesa a modo de taracea |
Pepe y Santiago "El Grillo", hermanos. |
Tabla que estuvo en la famosa taberna de Santiago |
Mi tío Miguel ha sido único. Siempre lo recordaré.
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