miércoles, 13 de julio de 2022

Mohino & Mojino

Alcaracejos: Calle Real número 3

               Supongo que son muchos y muchas los / las que se han dado cuenta que mohino y mojino no son la misma cosa.

               De entrada mohino es una voz que nuestra RAE acepta. Mojino no viene como tal. Mohino aparte de triste y melancólico, hijo de caballo y burra, color negro de pelo u hocico en una res vacuna y rabilargo, también alude a aquel contra el que van los demás que juegan. Así que con la RAE en la mano tenemos que olvidar, al menos un momento, la asociación de mojino con pájaro. Que al rabilargo se le llame mohino es una afirmación contrastada en multitud de textos, pero pongamos entre paréntesis o en entre dicho la relación mojino-pájaro. Es cierto que en muchos lugares de España, por facilidad, hemos cambiado la “h” por la “j” y llamamos “mojino” al rabilargo, pero además de pájaro en el lenguaje de la calle, la palabra “mojino” puede tener otras connotaciones muy distintas.

               No hemos tenido que buscar demasiado para encontrar que mojino es un mote del lugareño con respecto a los demás pueblos de alrededor (García Benítez, A. -1981)[1]. O sea que para este autor, la palabra mojino se aplica como elemento diferenciador que sería mote y no gentilicio y con este calificativo se quiere distinguir a los habitantes de una villa, o lugar, respecto a los vecinos de otros pueblos que lo rodean.

               Insistimos y buscamos más: en la RAE, por apodo o mote se entiende el nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia. Gentilicio sin embargo deriva del latín, gentilicius, que a su vez proviene de gentilis, lo cual denota relación con un lugar geográfico. En el caso de Alcaracejos, no sería la primera vez que –en este sentido- oímos y leemos alcaracejense o alcaracejeño.

               Con algo más de hincapié, me he topado en Solienses con la relación de motes y gentilicios que don Juan Ocaña[2] asignó a los pueblos de la comarca de Los Pedroches. Así nos encontramos con una amplia relación donde algunos recuadros están sin rellenar:


               Por lo que respecta a Alcaracejos, parece que “mojino”, conceptualmente, ha respondido más a mote que a gentilicio, aunque por tradición como veremos luego–al menos en el siglo XX- se haya considerado gentilicio. Para más información sobre apodos y gentilicios en Los Pedroches, remito a la entrada de Solienses de 11 de enero de 2009 y a los sabrosos comentarios que la acompañan. ¡Merece la pena emplear un par de minutos en su lectura!

               También son de interés las reflexiones que Juan Francisco Peralbo[3] publicó en la Revista de Feria de Alcaracejos, en 2013, en las cuales explica y relaciona, desde su punto de vista, multitud de aspectos sobre el vocablo “mojinos” y otros motes y gentilicios. Especial interés tienen sus conclusiones donde llega a citar más de diez palabras diferentes para calificar a los/as nacidos/as en Alcaracejos.

               Siguiendo con lo escrito por Ocaña en 1961 dice que “Llaman a los de Alcaracejos “MOJINOS”, palabra que significa cierto mestizaje y que puede admitirse aquí si consideramos que se encuentra situado en el vértice, o confluencia, del condado de Belalcázar con los términos del [señorío] de Santa Eufemia y las villas de Los Pedroches, a lo que pudiera aludir el mote”. Es decir “mojino” sería considerado el habitante de Alcaracejos, zona fronteriza de Los Pedroches con los dos señoríos citados. De este modo Alcaracejos se convierte en frontera y encrucijada pues hacia su izquierda, el Oeste, está el Condado de Belalcázar, hacia el Norte el Condado de Santa Eufemia, hacia el Este el resto de villas realengas y hacia el Sur la ciudad de Córdoba: cruce de caminos, de comercio, de viajeros y de intereses de todo tipo. Así explicamos el sentido de mestizaje que Ocaña insinúa a la palabra “mojino”. El término territorial de Alcaracejos es un término frontera. Si esto fuera así, al menos es una hipótesis a considerar, “mojinos” pudiera ser gentilicio pues va íntimamente ligado con la zona geográfica y entonces pudiera ser también que, aceptado el cambio de mohinos por mojinos, fueron los habitantes de Alcaracejos, los mojinos, los que dieron nombre a los rabilargos y no al revés, dada su abundante presencia en esa zona. Por extensión, los rabilargos serían también mojinos por ser pájaros que viven y se reproducen en tierras fronterizas. De ser así la historia de costumbres similares entre personas y pájaros, ambos mojinos ya, alcanzaría las cotas de leyenda que es lo que siempre ha sido, ya que, en mi opinión, nadie pudo demostrar nada concluyente en este sentido.

               Don Juan Ocaña sigue diciendo que “hasta no hace mucho tiempo han existido y han llegado a ser proverbiales las “pedreas” –apedreos se decía en mi niñez- o luchas entre los pueblos limítrofes, o barrios de una misma población, como este las tuvo con los de Villanueva del Duque. En nuestra infancia hemos presenciado estas enconadas “batallas campales” en las que, al lanzar iracundos las piedras se apostrofaban los chicos a gritos con los respectivos apodos: ¡MOJINOS!, ¡CUERVOS![4], que este último es el de los de Villanueva del Duque.

               La ornitología del Valle nos dice que en sus campos existe un ave llamada mojino, la cual acude con decisión y en bandadas cuando uno de los suyos se encuentra en peligro y acaso tuvieran esa condición los muchachos en estas luchas, cuya solidaridad perduraría en las edades maduras, lo que hizo, tal vez que le fuese aplicado dicho mote”.

               Para enredar el tema un poco más, de quién fue primero si las personas mojinas o los pájaros, igual pudieron ser los alcaldes y alguaciles de Santa Eufemia los que colocaron el calificativo de “mojinos”. Conocedores de las costumbres de estos pájaros, cuando los calabreses atacaban y robaban a los vecinos del lugar de los Alcaracejos, en 1412, ante la valentía y la defensa colectiva de aquella gente alguno pudo observar que “gritan y se defienden igual que los mojinos”.

               En todo caso el matiz introducido por Juan Ocaña de asociar con mojino algo de mestizaje unido con el matiz de fronterizo resulta innovador y da pie a pensar en posibilidades diferentes a las mantenidas hasta ahora.

Ejemplos de asociación Mojino ~ Alcaracejos

        Desde tiempo inmemorial se conoce la letra de una jota muy popular: “Somos de Alcaracejos, somos mojinos, somos entreverados como el tocino”[5].

        En 1912 es la primera vez que podemos leer “mojino” en un texto escrito. Fue en el diario Córdoba del 11 de abril: se recogen gentilicios de la comarca.

        1961: Don Juan Ocaña Torrejón en la obra que ya hemos citado en estas líneas.

        1966: la enciclopedia Espasa – Calpe recoge mojino como gentilicio de Alcaracejos.

     1976: Letra de las sevillanas a Alcaracejos, Antonio García Rodríguez: “La patrona de mi pueblo, se llama Virgen de Guía, Reina de “tos” los mojinos y de gran soberanía[6].

        1983: Copla de Carnaval compuesta por Claudio Muriel: “Así que a reír mojinos, no pongamos muchas trabas, pues si hoy manda Felipe, mañana puede ser Fraga”[7].

        2009: http://solienses.blogspot.com/2009/01/apodos.html

   2010: Se inicia http://alcaracejosdigital.blogspot.com/: contiene veinticinco entradas bajo la etiqueta de “mojinos”.

 2013: Artículo Programa de Feria de Villanueva del Duque, Marisa Doctor. http://www.villanuevadelduque.com/libro-de-feria-y-fiestas-2013/

        2018: ABC de 28 de febrero. Noticia sobre Alcaracejos.

Otros mojinos

               La palabra mojino podría derivar de “moji” o “cazuela mojina”, aceptadas ambas por la RAE. “Mojinos” es un gentilicio popular, sea alias, mote o apodo. Es un adjetivo general que deriva de algo peculiar de la localidad o de su historia pero no es un gentilicio directo que delate el origen o procedencia de las personas, ya sea por ciudad, provincia, región o país.

               Según Moreno López, M. (2011) se llama “mojinos” a los oriundos de La Herguijuela (Ávila) por ser muy golosos o aficionados a degustar dulces y, en concreto, de tomar a primera hora de la mañana “mantecaos y aguardiente”[8].

               Tomás de la Torre Aparicio, en su obra Gentilicios Españoles, recuerda que también se apodan “mojinos” a los naturales de los pueblos cacereños: Jaraicejo y Berrocalejo, del toledano: Aldeanueva de San Bartolomé y del cordobés: Alcaracejos. Podemos añadir que a los nacidos en Rio Tinto (Huelva) se les apoda mohinos, por su relación con los rabilargos, conexión que ahora si muestra la RAE.

               Una vez más la incertidumbre, pues nos movemos con interpretaciones y no con pruebas ni con certezas. Está muy claro que mojino puede pasar como gentilicio histórico y legendario de los nativos de Alcaracejos. Aunque no sea tarea urgente, ni importante, habilitar un nuevo gentilicio que derive directamente del nombre del pueblo podría estar bien. No se trata de borrar ni de quitar nada. Sería una reinterpretación similar a la que se hizo con el escudo y bandera del pueblo.



[1] García Benítez, A.: “Estratificación social de un pueblo de la sierra sevillana”, Etnografía Española, nº2, 1981, pp 7 – 40) https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/58597/ETNOGRAFIA%20ESPA%c3%91OLA.pdf?sequence=1&isAllowed=y

[2] Ocaña Torrejón, Juan: “Apodos de los naturales del Valle de los Pedroches”; Boletín de la R.A. de Córdoba de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Letras. Vol 32, nº 81, 1961 – pags 141 – 148.

[3] Peralbo Redondo, J.: “Breves notas sobre los gentilicios”. Revista de Feria. Alcaracejos, 2013. pp 13-25

[4] Los encuentros entre cuervos y rabilargos deben de ser muy escasos. Los cuervos pueden saquear las puestas a los rabuos. Cuando los cuervos están cerca de los nidos de estos, los rabilargos se muestran como enloquecidos y los intentan ahuyentar. O sea que el cuervo podría depredar huevos y pollos y, lógicamente, el rabilargo lo ve como una amenaza. En cualquier caso esto habría que tabularlo y comprobar con qué frecuencia ocurre. Quizás ese comportamiento de brusca convivencia entre los cuervos y rabilargos tenga algo que ver con los respectivos apodos de los naturales de los dos pueblos y relacione los antiguos malos rollos entre Villanueva del Duque y Alcaracejos, hoy por fortuna desaparecidos.

[5] López Navarrete, J.: “Recopilación de datos sobre Alcaracejos y sus costumbres”, 1988. Edita Ayuntamiento de Alcaracejos. Pág 125.

[6] Idem. Pág 109.

[7] Idem. Pág 140.

[8] Moreno López, M.: La Herguijuela, Breve recuperación de hechos, curiosidades y documentos históricos. Comisión de Fiestas, 2011.




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