viernes, 7 de febrero de 2025

1915: Fiesta, diez mojinas y dos niños (II)

 


La foto que estamos analizando, a mi juicio fantásticamente buena, se ciñe solamente a mujeres de cuatro familias[1]. Cuatro familias que aparte de tener muy buenas relaciones entre ellas, se situaban en la parte acomodada de la sociedad mojina. Alcaracejos nunca tuvo grandes caciques, aunque –claro está-, había familias con cierto poder adquisitivo, familias que podíamos calificar como desahogadas económicamente –ojo, todas no eran del mismo nivel de riqueza- pero se situaban por encima de la clase media. También se detecta cierto señorío en los apellidos, tales como García-Arévalo, Alcalde o Zúñiga.

Primera familia

La familia más numerosa representada en la fotos es la compuesta por cuatro hermanas: Trinidad (nº2), María (nº 6), Manuela (nº 8) y Araceli Dominga Alcalde Rodríguez (nº 10). Había un quinto hermano, Rafael[2] que no aparece en la foto y una sexta hermana, Araceli Genara[3] que murió a los dos años y medio.    Eran hijos de don Perfecto Alcalde Caballero[4], propietario y alcalde de Alcaracejos en las postrimerías del siglo XIX y de Josefa Rodríguez Blanco, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo[5], con domicilio familiar en la calle Realejo, 25.

            Nietos-as, por línea paterna, de Salvador Alcalde Salado y Trinidad Caballero Sánchez y por línea materna, de Rafael Rodríguez Caballero y Josefa Blanco Ayala. Todos naturales de Alcaracejos.

Trinidad Mª del Socorro Lucía Alcalde Rodríguez, nº2, (22.06.1885 -23.061946). Fue inscrita por su padre, siendo testigos Rafael Caballero Fernández, labrador, que vivía en la Plaza y Juan Fernández Pedrajas, herrero, con domicilio en la calle Veracruz. Se casó con Rafael Rodríguez Cruzado[6] (1875–1934) y tuvieron tres hijas: Maruja, Josefa y Alejandrina Rodríguez Alcalde.

María Josefa Demetria Alcalde Rodríguez, nº 6, (22.12.1887 – 6.04.1966). Fue inscrita por su padre, siendo testigos Pedro Iglesias, empleado, que vivía en la calle Morcón y José Carmona Oliva, estudiante, que vivía en la calle Pilar. La llamaban la tía Mariquita. Era soltera. Vivía en el actual número 5 de la calle Maestro Miguel López. Su hermana Araceli Dominga, ya viuda, la acompañaba con frecuencia. Mariquita le acabó dejando la casa a su hermana. Al parecer vivía de las rentas del campo. Murió con 78 años.

Manuela Mª del Carmen Tomasa Alcalde Rodríguez, nº 8, (29.12.1889 – 31.08.1943). Fue inscrita por su padre, don Perfecto, siendo testigos Miguel Muñoz, zapatero con domicilio en la calle Empedrada y Miguel Pedrajas, jornalero que vivía en la Plaza.

Mª Aracelí Dominga Alcalde Rodríguez, nº 10, (12.05.1900 – 14.05.1980). Su marido se llamaba Salvador Caballero Alcalde ( 1954), tío de Francisco Fernández Caballero (“Cartones”, 2015) y tenía un buen puesto en Correos, en Madrid. Araceli era tía abuela de Sebastián Muriel Rodríguez y de Rafael López Rodríguez (1947-2021). Ambos, primos hermanos, estuvieron viviendo en su casa, en la calle Sainz de Baranda, mientras estudiaban en Madrid.

Segunda familia

En la foto también destaca la presencia de varios miembros de la familia García-Arévalo Sánchez. Así aparece sentada, en el centro, Sila (nº 3) y a la derecha su hermana Felisa (nº 5). Hay datos sobre un tercer hermano, Adelardo García-Arévalo Sánchez[7], que no aparece en la foto. Delante de Sila está su hija Gloria que sostiene una cestita y en brazos de Felisa vemos a Humberto, hijo de Sila y hermano, por tanto, de Gloria. Sila, Felisa y Adelardo eran hijos de don Juan García-Arévalo e Hijosa[8], (1861-1933), médico, y de doña Paulina. En 1908 vivían en la calle Real, nº 18, casa propiedad de la familia hasta hace muy poco tiempo[9].

Sila García-Arévalo Sánchez, nº 3, (1890-1919). Se casó con Rafael Alcalde Rodríguez, ya mencionado, y tuvieron tres hijos: Adelardo que murió de leucemia; Gloria (nº 9) y Humberto. Sila murió con 29 años. Está enterrada en Alcaracejos.

Felisa García-Arévalo Sánchez, nº 5, (1894-1954) se casó con Ángel Moreno Fernández[10], veterinario municipal en Alcaracejos durante décadas, y tuvieron cinco hijos: Manolo, Sila, Montserrat, Carmina y Juan. Vivían en la  Calle Real, en el año 2024 tenía el nº 16. Su dintel está fechado en 1898.

Gloria Alcalde García-Arévalo, nº 9, (1913-1938), hija de Rafael y de Sila (nº 3). Cuentan que esta mujer falleció a causa de una inmensa tristeza por la concentración de desgracias que le tocó vivir durante la guerra. El drama de la Guerra Civil se cebó con ella: le mataron al padre, hermano, marido y seis hermanos del marido.

Humberto Alcalde García-Arévalo, hermano de Gloria que en la foto aparece en brazos de su tía Felisa. Al parecer durante la Guerra Civil estuvo en un barco prisión, en Valencia y allí murió, posiblemente en agosto-septiembre de 1936.

Tercera familia

La familia Muriel de Zúñiga está representada por dos hermanas: Dolores, nº 1, y Carolina, nº 4. Eran hijas de Rafael Muriel Trapero, natural de Montilla, vecino de Alcaracejos, de profesión comerciante, domiciliado en la calle Empedrada –según cédula de septiembre de 1890 – y de Elisa de Zúñiga, natural de Cantillana (Sevilla), hija de médico, ama de casa, domiciliada con su marido. Los abuelos paternos de Dolores y Carolina fueron Rafael Muriel, natural de Carcabuey y Soledad Trapero, natural de Montilla. Por línea materna figuran como abuelos José de Zúñiga, médico, y Dolores Rodríguez, naturales de Sevilla.

            Dolores y Carolina tuvieron nueve hermanos más, entre ellos mi abuelo Sebastián padre de Rafael, Claudio, Pepita y Antonio Muriel Rísquez. Eran por tanto tías de mi padre y tías-abuelas mías. Dolores y Carolina regentaron un comercio y un estanco en la Calle Nueva, a la altura de la actual panadería Alfaro, en Alcaracejos. Vivieron con su hermano Rafael Muriel de Zúñiga, persona muy ligada al municipio[11], desempeñó el cargo de Juez de Paz después de la guerra civil.

María Dolores Brígida Benita Muriel de Zúñiga, nº 1, nació en Alcaracejos el 9 de octubre de 1890 y murió en Pozoblanco, en el asilo-residencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el 29 de diciembre de 1967. Tenía 77 años. Recibió el nombre de Dolores por su abuela materna.

Carolina Carmen Cipriana Araceli Muriel de Zúñiga, nº 4, hermana de la nº 1, Dolores. Nació en Alcaracejos el 16.09.1882 y murió en Pozoblanco el 2.01.1970, también en el asilo – residencia de Jesús Nazareno.

            Me consta que sus sobrinos José –desde La Carolina, Rafael y Claudio desde Alcaracejos, y Gerardo desde Pozoblanco hicieron lo posible para que sus tías tuvieran cubiertas unas necesidades básicas.

Cuarta familia

Petra Juliana Alcalde López, nº 11, nació el 14 de enero de 1901 en la Plaza. Hermana de María, nº 7. Eran hijas de Doroteo Alcalde Fernández, labrador de 37 años en esa fecha y de Joaquina López Cruzado, de 36. Nietas por línea paterna de Salvador Alcalde Salado y Dionisia Fernández Rodríguez y por línea materna figuran Miguel López Andrada y Mª Josefa Cruzado Espejo.

            Petra fue inscrita por Rafael Maldonado Luengo, empleado, con domicilio en la calle Rey. Testigos de dicha inscripción fueron José Ventura Fernández, profesor de Escuela Pública y Rafael Rodríguez Cruzado, empleado. Era juez municipal, suplente, Martín Sánchez Ayala y secretario Antonio Ayala López.

            Petra se casó con José Blas Fernández, conocido popular y cariñosamente como “Pepe Plin”. Tuvieron tres hijas: María, Joaquina y Elisa.

 Terminamos con María Alcalde López, nº 7, hermana de la nº 11, Petra.

Miradas

Curiosamente todas miran de frente, se supone que a la cámara, excepto Manuela, nº 8, y Petra, nº 11. ¿De que está pendiente Manuela con  medallón al cuello y su abanico en el regazo? ¿De dónde procede tanta desatención al fotógrafo? ¿una voz? ¿un movimiento? ¿Mira algo que no le gusta? Es como si alguien –que no se ve- rompiera el encanto del momento y ella lo recrimina con su mirada. Nunca lo vamos a saber.

            En el centro está Sila, la nº 3. En su profunda mirada detecto señales de tristeza infinita. Es la “Gioconda mojina”sombría, a pesar de dar la impresión de que pudiera ser la reina del lugar rodeada de cortesanas. Es la única que aparece sentada y con sus hijos.

            Petra, nº 11, tampoco mira de frente. Parece distraída y dirige su mirada hacia la izquierda del fotógrafo. Observa otro lugar.

            4, 5 y 7, Carolina, Felisa y María muestran una incipiente sonrisa. Es curioso que en una foto de “fiesta” de 12 personas, solamente sonríen tres. El resto muestran semblante serio. La mirada de Trinidad, nº 2, se podría tildar de inquisitiva. Parece querer averiguar las intenciones del fotógrafo o de alguien que observa la escena desde atrás.

Brazos y manos

La 1, rompe moldes posando con sus brazos en jarra. Se me ocurren dos posibilidades. O bien era la más “flamenca y desenfadada” del grupo o estaba cansada de posar y, con su lenguaje corporal, le está diciendo al fotógrafo: “¡Venga, termina ya!”.

            Trinidad, nº2, con el brazo derecho estirado parece querer alcanzar algo que la niña le ofrece en un plato de barro. Igual solo quiere coger el plato.

            La 4, Carolina, sujeta unos cordones con su mano izquierda, mientras con la derecha aparenta dejar caer con cuidado alguna cosa sobre la mano recogedora de Felisa, nº 5.  Nada destacable para brazos y manos de las 6, 7 y 8, aparte de su dejar caer.

            La 10 y 11, Araceli y Petra, agarran con las dos manos lo que podría ser un bocadillo, algo de comer.

            Para terminar queremos destacar el buen oficio del fotógrafo. Es una foto intensa, bien tirada, donde caras, miradas, posición corporal y ropajes ofrecen información del escenario y de las personas que en él habitan. Es una foto para la historia de Alcaracejos. Una película de un solo fotograma. Seguro que encierra algunos datos más que nuestros ojos no ven.



[1] La presencia de un niño muy pequeño es anecdótica en mi opinión. Entiendo que la ausencia de hombres es intencionada y no casual.

[2] Junto a otros, figura en la relación de víctimas de la represión republicana en Alcaracejos en agosto de 1936. Mª Gloria López Rodríguez, sobrina nieta, cuenta que fue el que hizo la Molina de aceite, hoy solar ocupado por Idea Gálvez.

[3] Nació el 11.07.1892 y falleció el 17.01.1895.

[4] Don Perfecto entró como concejal en el Ayuntamiento de Alcaracejos el 1/1/1894. Fue 2º teniente de alcalde y 1er teniente. El 31 de diciembre de 1897 figura como alcalde.

[5] Expresión literal de documentos del juzgado municipal, generalizada en aquella época.

[6] Alcalde de Alcaracejos desde el 1 de enero de 1910 hasta el día 1 de enero de 1914.

[7] Se sabe que nació el 23 de abril de 1887 (Archivo Municipal Alcaracejos)

[8] Médico de amplio historial en Alcaracejos. Su figura merece un trato aparte.

[9] Según consta en la escritura se vendió el 27/05/2021.

[10] En acta de plenos del Ayuntamiento de Alcaracejos, el 24 / 09 / 1921 se recoge el nombramiento de don Ángel Moreno Fernández como veterinario municipal con carácter interino.

[11] El 1.1.1912, siendo concejal, fue nombrado Interventor municipal. Era alcalde Rafael Rodríguez Cruzado. En 1915, el 14 de marzo, con Doroteo Alcalde Fernández y Miguel Mansilla Caballero forman la Comisión Municipal para ampliar el cementerio. En 1924 toma posesión como Depositario de fondos municipales. En documento oficial del Consistorio, 29 de mayo de 1940, figura como Juez Municipal. Así como en otro documento judicial de 2 de noviembre de 1946. A pesar del salteado de las fechas deduzco que hubo una continuidad en sus responsabilidades municipales, pero esto necesitaría una investigación más profunda.


lunes, 27 de enero de 2025

Alcaracejos: Día de la Matanza * 19ª edición

 

Organizado por el Ayuntamiento de Alcaracejos, el pasado sábado 18 de enero, tuvo lugar en la Plaza de los Pedroches la celebración del “Día de la Matanza”.

            La matanza del cerdo[1] en Los Pedroches, desde hace tiempo, es una actividad industrial y puedo afirmar que hoy serán muy pocas las familias que, a partir de San Martín[2], 11 de noviembre, hagan una matanza tradicional en la Comarca. Es por eso que está bien recordar la “matanza domiciliaria”. Ya en el siglo XVIII era un regalo exquisito obsequiar, a nobles y cortesanos, con suculentos jamones enviados desde las Siete Villas[3]. Todos los homenajes que se le hagan al cerdo serán pocos pues, durante siglos, ha paliado el hambre de la zona y ha permitido la subsistencia de sus habitantes. Así lo entiende don Manuel Moreno Valero (1937-2016), insigne investigador de Los Pedroches, y en particular de Pozoblanco, ya que en su obra “La vida tradicional en Los Pedroches” le dedica un capítulo a la matanza del citado animal. Destacados son los versillos que el mojino Claudio Muriel destina a este tradicional evento  en la página 71 del libro “Alcaracejos y otros lugares: Una visión muy personal”, 2018. La celebración de “la hucha del pobre”, sinónimo en algunos lugares de la matanza, era una tradición llena de convivencia, curiosidades, sabiduría y cultura a la que había que dedicar un tremendo esfuerzo colectivo. La matanza trascendía lo económico y lo tradicional. Participar en una matanza era un sentimiento emocionante, una pasión compartida. La matanza era un proyecto anual acompañado[4], una costumbre popular y necesaria para la economía familiar. La matanza domiciliaria, llamada también carneada en Argentina y Uruguay, se realizaba de forma artesanal por lo que el cometido[5] que realizaba cada miembro de la familia podía ser comparado con el trabajo de un picapedrero o de un herrero.

          

Con la llama de aulagas secas se limpia la piel

 
Quiero advertir a los críticos de este evento que nunca he visto vejaciones ni humillaciones hacia estos animales. Durante su periodo de crianza y engorde, al cerdo se le mimaba hasta la saciedad. Durante su vida, los cerdos destinados a matanzas en domicilios estaban supercuidados. Algunas familias le ponían hasta nombre y no lo pasaban bien cuando llegaba el momento de sacrificarlo. Matar, fuera cerdo, cordero o ternera, para comer o para comercializar su carne lo ha hecho el hombre desde siempre y lo seguirá haciendo. Está claro que debe hacerse de tal manera que el animal tenga el menor sufrimiento posible. Antiguamente existía la profesión de matarife que era la persona, con mucha experiencia, encargada de matar y descuartizar. Recuerdo perfectamente, años 60 del siglo pasado, que la ceremonia de dar muerte a un cerdo no resultaba agradable para nadie. Actualmente, en el día de la matanza en Alcaracejos, el sacrificio del animal siempre se ha realizado en privado por expertos, de espaldas al público para no herir sensibilidades.

     

Escena de despiece artesanal del animal

      
Con los años, el Ayuntamiento de Alcaracejos le ha dado un tremendo giro a la celebración de la matanza: ha convertido ese día en una impresionante fiesta para el municipio y visitantes. Evidentemente el cerdo, sus productos y las labores necesarias que conlleva el desarrollo de la matanza están presentes, pero además se completa el día con una serie de actividades que adornan la jornada de entretenimiento, cultura y diversión.

           

Artesa con carne ya aliñada para embutir

Este año, además de poder ver las tradicionales escenas matanceras – con explicación simultánea de un vecino por megafonía- se han podido realizar rutas guiadas al Museo de la Matanza; hubo una ruta de senderismo a la montanera de cerdos ibéricos; los componentes de Urban Sketches Córdoba dibujaron la fiesta desde las 11 de la mañana y ,posteriormente, expusieron sus originales creaciones; se dio un desayuno molinero a los senderistas; Carlos Fernández, del restaurante Karàn Bistró de Pozoblanco, demostró sus sólidos conocimientos de cara al público con un espléndido Showcooking; se celebraron sendos concursos de aceitunas y morcilla, todo casero. Vecinos y visitantes pudieron degustar un menú matancero con precios populares; yo, por fortuna, tuve la oportunidad de firmar y distribuir el libro “Alcaracejos, ocho siglos de historia”. Ya por la tarde, sobre las 16 horas actuaron los grupos Alcaria y Los Jarales (danza), primeramente con jotas tradicionales y una segunda parte dedicada a “canciones de corro” con la participación y el disfrute de multitud de personas.

        

Alcaria y Los Jarales, una combinación exquisita de folklore popular

 
Mención especial merece la integradora Jota de los Pedroches, estrenada ese día con genes claros de la Comarca. La letra es de Paco Escribano; la música de Juan Madrid y Toñi, del grupo Los Jarales, es la responsable de la coreografía. Me consta que la intención de esa Jota es hacer comarca – falta ciudadanía con visión de comarca y, para algunas cosas, sobran desatinados localismos, dicho con todo el respeto del mundo. Alcaracejos, Añora y Pozoblanco se han unido para esta jota que, humildemente, aspira a ser himno. ¡¡ Juntos seremos más fuertes!! Una encina con 17 ramas, pero un solo tronco. ¡Esa es la meta! Además,
debemos llegar sin bajas.

La recién estrenada jota –que no da puntada sin hilo- dice así:

1.- Los Pedroches es mi tierra y Alcaracejos su entrada (bis),
Le sale el sol por Cardeña, lo despide Belalcázar (Bis)

2.- Una encina y otra encina y otra encina ya son tres,
No me voy de los Pedroches “Pa” poder encinas ver.

3.- Cuando parte un emigrante siempre lo acompaña un sueño,
Sueña volver cuanto antes a ver el Calatraveño.

4.- Gente buena en los Pedroches, orgullosos de su tierra,
Limpio cielo el de sus noches, viejo olivar en la sierra.

5.- Nos guarda al sur la Chimorra, al norte Puerto Mochuelo,
No se me quita la pena si vivir aquí no puedo.


6.- Entre encinas y jarales, entre adelfas y tomillos,
entre vides y olivares van caminando tus hijos.

Estribillo:

Es granito y pizarra, rastrojo y mina.
Pan de pueblo y candela, jara y encina.

Jara y encina, madre! jara y encina.

Es granito y pizarra, Rastrojo y mina.

El futuro parece asegurado

7.- Devoción por La de Luna, por La Antigua y La de Guía (Bis),
Por la Divina Pastora, y por La de Alcantarilla
Por la Virgen de Loreto y por Santa Catalina

Estribillo

La Virgen de las Cruces y de Veredas, Madre de Piedra Santa y de la Peña.
Con la Abuela Santa Ana y Santa Eufemia, velan por Los Pedroches. 
¡ Bendita tierra!

            Tras Alcaria y Los Jarales, tradición hecha sonido y baile, actuó el Grupo Musical “Mister Plan” que redondeó una velada mágica llena de encanto y buen ambiente. Los bidones–candela se prendieron dando calor a un anochecer festivo. La Plaza de los Pedroches, cuna de la Comarca, se convirtió en un hogar acogedor al aire libre donde el olor a candela y a matanza impregnó los corazones de esencias antiquísimas. Por un momento la imagen de nuestras abuelas se hicieron visibles entre las ascuas y el humo provocando la confusión en nuestras mentes. Habían pasado más de sesenta años, pero estaban allí.

            No podemos olvidar el trabajo realizado por la Hermandad de la Virgen de Guía, responsable de la “caseta”, que suministró comida y bebida a los asistentes. También estuvieron presentes voluntarias mojinas en la tienda solidaria de la Asociación Española contra el Cáncer, aparte de varios puestos que en conjunto supieron adornar una jornada muy completa y vistosa.

            Ciertamente, la fiesta de la matanza no es lo que era. Los tiempos han cambiado y ha evolucionado en contenidos y metas. La Gastronomía va ligada a la boca, pero he podido comprobar que la Cultura también entra por la boca, aparte de por la mente, los ojos y los oídos. Una evolución muy equilibrada la desplegada en esta fiesta de la Matanza. ¡Un acierto total! Lo mejor, la entrega de los vecinos y las vecinas de Alcaracejos. El futuro del pueblo parece despejado con las buenas vibraciones que desprenden sus habitantes. ¡Enhorabuena!

 

[1][1] En Los Pedroches también se emplean, indistintamente, los vocablos cerdo, marrano, cochino, guarro y gorrino. La vida tradicional en Los Pedroches, 2001, Manuel Moreno Valero, pág 231. En la comarca se les llama cebones para el plural de cerdos.

[2] “A cada cerdo le llega su San Martín”, refrán que alude a que cada cual recibirá en su momento la respuesta por los actos cometidos.

[3] Actas Capitulares del Excmo. Ayuntamiento de Pozoblanco.

[4] Dice el refrán que “con la ayuda del vecino mató mi padre el cochino

[5] La medida de componentes y aliños para la elaboración de morcillas, chorizo, salchichón, etc… requieren una técnica y unos conocimientos muy depurados. Y qué decir de la salazón del jamón o de las tareas a realizar con el lomo de orza.


Concurso de morcilla casera

Carlos, del restaurante Karàn Bistró, en plena faena

Sebastián Muriel firma "Alcaracejos, ocho siglos de historia"

Jurado: Concurso de aceitunas

Tienda solidaria: AECC

Embutido terminado, listo para curar en la chimenea

La matanza a vista de dron

Dibujantes de Urban Sketches Córdoba con sus creaciones, aún calentitas.

martes, 14 de enero de 2025

1915: Fiesta, diez mojinas y dos niños

 



La primera vez que vi esta foto sería en el inicio de la década de los noventa del siglo pasado. El profesor José López Navarrete la había incorporado a su libro Recopilación de datos sobre Alcaracejos y sus costumbres, 1988, en su página 53.

            La imagen me intrigó desde el principio. Pepe la había titulado “Mojinas ataviadas con los trajes tradicionales en un festejo que celebran con una comida sobre el suelo de un patio”. En ella se observan diez mujeres, una niña y un niño. Se nota que están posando para la ocasión pues su distribución es perfecta. Cuatro de las mujeres están de pie en la zona de atrás y una de ellas, a la derecha de la foto, sostiene un niño en brazos. La de la izquierda, con los brazos en jarra, sujeta una cesta, que parece de mimbre. En el centro, una señora, única que se muestra sentada, podría ser el personaje más importante del grupo. Delante tiene una niña que está de pie. El suelo empedrado y las flores de la derecha nos conducen a pensar que el escenario de la foto pudiera ser el patio de una casa. Pudiera ser que la acción transcurriera en un cortijo. En el suelo, de piedras claras, se observan figuras geométricas realizadas con otras más oscuras. Sobre él se extiende una especie de alfombra o de manta. Se aprecia gruesa. Sobre ella se sientan cinco mujeres y se distingue una cacerola, tres platos con cubiertos y unos trozos de pan. Es evidente que se han reunido para comer. Llama la atención la ausencia de hombres.

            En la imagen se diferencian cuatro cestas. La de la izquierda en el suelo, de forma prismática, podría servir para transportar la comida, lo cual nos remite a una casa en el campo. Sobre las otras tres podríamos decir que son canastas de recogida de algo, sobre todo las dos de mayor tamaño.

            ¿Qué celebraban? López Navarrete habla de festejo sin concretar. Manuel Moreno García-Arévalo[1] (q.e.p.d. 27.01.2022), familiar de algunas de las personas que aparecen en la foto, en 2018 me comentó que la acción la situaba en 1915 y la ubicaba como fiesta del esquileo. Mi opinión, a la vista de las canastas de recolección, el abanico en el regazo de la número ocho y los vestidos claros de la mayoría, es que podría tratarse del inicio de la vendimia. El esquileo suele hacerse en España entre los meses de abril y mayo y la lana no se recoge en canastas y menos tan pequeñas. Nunca oí hablar en Alcaracejos de la fiesta del esquileo aunque sí de familias de esquiladores. La imagen la veo más acorde con tiempos de cierto calor, aunque al mismo tiempo se exhiben todas muy tapadas, y pudiera coincidir con el mes de  septiembre, fecha propicia para la recolección de la uva.

            Sobre los vestidos opino que más que tradicionales son vestidos de fiesta. La abundancia de encajes indica que era ropa para ponerse solamente en ocasiones especiales (fiestas, feria, domingos…). También se aprecia elegancia y cierto lujo en las indumentarias. Puede deducirse que las personas que aparecen en la instantánea pertenecerían, sin duda, a familias acomodadas del pueblo. Sobre el pecho, a la derecha, algunas mujeres llevan flores.

            Las personas que figuran en la foto están perfectamente identificadas gracias a la inestimable y generosa ayuda del ya citado Manuel Moreno García – Arévalo, depositario también de la magnífica foto que comentamos, posiblemente la foto más antigua que conocemos de personas del pueblo.

1.- Dolores Muriel de Zúñiga (1890-1967), hermana de la nº 4 , Carolina Muriel de Zúñiga.

2.- Trinidad Alcalde Rodríguez (1885-1946).

3.- Sila García-Arévalo Sánchez (1890-1919). Se muestra sentada era hermana de Felisa ( nº 5).

4.- Carolina Muriel de Zúñiga (1882-1970), hermana de la nº 1, Dolores.

5.- Felisa García-Arévalo Sánchez (1894-1954).

6.- María Alcalde Rodríguez ( 6 de abril 1966)

7.- María Alcalde López, hermana de la nº 11.

8.- Manuela Alcalde Rodríguez

9.- Gloria Alcalde García – Arévalo.

10.- Araceli Alcalde Rodríguez.

11.- Petra Alcalde López, hermana de la 7ª

            El niño que aparece a la derecha, en brazos de Felisa García-Arévalo es Humberto Alcalde García-Arévalo, su sobrino, hermano de Gloría, la nº 9.

            Todas estas personas eran vecinas de Alcaracejos. Estamos recopilando más información para situarlas dentro de las familias a las que pertenecen. Posiblemente las nº 2, 6, 8 y 10 sean hermanas.



[1] Hijo de Ángel Moreno y Felisa García – Arévalo Sánchez. Hermano de Sila, Montserrat, Carmina y Juan.




viernes, 13 de diciembre de 2024

Cincuentenario Casa de los Pedroches

        

Vista General de la sala. Autoridades y Junta Directiva: Casa de los Pedroches

        El pasado 23 de noviembre se celebró en el Teatro Cómico Principal de Córdoba el Cincuentenario de la Casa de los Pedroches en la capital.  La mesa presidencial estuvo compuesta por José Mª Bellido, alcalde de Córdoba; Gabriel Duque, Diputado Delegado de Cultura de la Diputación Provincial de Córdoba; Jesús Fernández, Vicepresidente de la Mancomunidad de los Pedroches y Juan Emilio García, presidente de la Casa de los Pedroches. Además de socios y socias de la Casa, asistieron otras personas y entidades ligadas al desarrollo cultural y económico de la Comarca, entre ellas la Librería 17Pueblos, de Pedroche. Al final contamos con la música y el baile, tradicionales, de los grupos Alcaria y Los Jarales. Presentó  el acto Francisco Antonio Carrasco, vocal de Cultura de la Asociación.

         La Junta Directiva tuvo a bien elegirme para decir unas palabras en tan señalada fecha. Solienses publicó una entrada que daba cuenta del evento y de algunos de los puntos que traté. Aunque este blog se refiere a Alcaracejos, dada la importancia de un cincuentenario mostraré aquí el texto completo de mi intervención.

En busca de un paraíso común

Autoridades, invitados –as, compañeros y compañeras de la Casa, señores y señoras, buenas tardes. Bienvenidos a este Teatro Cómico Principal, gentilmente cedido por la Junta de Andalucía, que hoy se viste de Casa de los Pedroches para celebrar el Cincuentenario de la misma. Esta Casa, en el sentido de arquitectura popular en palabras de Moreno Valero, siempre ha sido un lugar amplio de acogida, un espacio de encuentro, un hogar destinado a todas las personas que vibran al unísono ante la visión de una encina, una jara pringosa o un granito que aflora. Sed pues todos y todas, bienvenidos y bienvenidas. Estáis en vuestra casa.

               En primer lugar quiero manifestar mi pesar y solidaridad con las víctimas y afectados por la Dana sufrida en España hace tres semanas. Estoy seguro que todos los presentes compartimos ese desconsuelo. Instamos a que las diferentes Administraciones trabajen al unísono para reparar cuanto antes, y en la medida de lo posible, tanto dolor y tanto daño.

               Para mí es un honor, y una satisfacción, tomar la palabra en fecha tan señalada como es un cincuentenario. Me gustaría estar a la altura de la confianza que la Junta Directiva ha depositado en mí. Como secretario de la Casa; compartí junta directiva con Pedro Rico, Chefo, José Física, Ana María, Petri, José Martínez Cid, Paco Carrasco y Juan Emilio. Actualmente sigo como vocal de Alcaracejos.

               Junto a nuestro cincuentenario quiero recordar que esta cuna de historia y de cultura que es Córdoba, celebra los 150 años del nacimiento de Julio Romero, algo más que el pintor del cuerpo y alma de la mujer cordobesa. Abro paréntesis: Se sabe que el abuelo de Julio Romero, Rafael Romero Jiménez, era natural de Pozoblanco. Otra curiosidad, ligada a Los Pedroches, es que en 1928, a los dos años de la muerte de Dª Rosario de Torres, madre del pintor, se dijo una misa de réquiem, en la parroquia de S. Andrés de Alcaracejos. Una tercera conexión es una carta de pésame, fechada el 30 de mayo de 1930, de don Juan de la Cruz Herruzo, párroco en Alcaracejos, a don Enrique Romero de Torres por la muerte de su hermano Julio, el cual había muerto tres días antes. Cierro paréntesis. Sean estas referencias un pequeño homenaje de la Casa de Los Pedroches al genial pintor simbolista cordobés.

               Describir aquí y ahora lo realizado por esta Asociación durante los últimos 50 años, que ha sido mucho, sería demasiado largo. Sin embargo esa descripción tendría su épica, ya que mantener esta ventana abierta durante tanto tiempo, ha sido una digna hazaña llevada a cabo por hombres y mujeres sencillos y concienzudos que, a pesar de la distancia, han luchado por mantener vivo un genuino cordón umbilical con sus reverenciadas raíces.

               Aparte de lo ya comentado por Juan Emilio, a los interesados en conocer miembros de las juntas directivas, visitas realizadas, encuentros en la Diputación, listas de socios y socias, pregones de Feria de Ntra. Sra. de la Salud y pueblos invitados, empresas e instituciones colaboradoras con la Casa, centenares de fotos, etc., les recomiendo leer la “Memoria de la Casa de los Pedroches (1974-2021)”. Aún tenemos algunos ejemplares. Esta obra fue el resultado de un valioso trabajo colectivo –más de 40 autores de Los Pedroches- revisado por nuestro querido José Luis Blasco, villaduqueño pata negra y -según él- tiesorero de la Casa, por desgracia fallecido el pasado agosto. Lo de tiesorero no creo que lo tenga que explicar.

¿Cómo, porqué y cuando nació la Casa de los Pedroches?

Creo que Miguel Hernández se nos adelantó, en 1936, con sus Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me avientan la garganta. Tengo la seguridad de que fueron esas las razones que llevaron a la primera Junta Directiva a inscribir la asociación el 18 de noviembre de 1974, exactamente hace 50 años y 5 días. Los fines de aquella primigenia sociedad se recogieron en sus Estatutos, que en síntesis eran poner en valor a Los Pedroches en la capital, mantener la conexión con sus tradiciones y raíces, fijar un lugar de encuentro y ayudar a los paisanos a resolver cualquier asunto fuera de salud, papeleo, empresas, compras etc… Como las comunicaciones eran un desastre y Los Pedroches poco conocidos en la metrópoli, se trató de paliar la distancia al terruño y las amargas soledades. La asociación sería la estructura que soportaría sus pedrocheñas inquietudes. Sencillamente se trajeron Los Pedroches a Córdoba. La Casa siempre ha querido ser escaparate y embajadora. Esos primeros socios, junto a su directiva, tuvieron que tener el alma de bellota, corazón de aceituna, esqueleto de encina, resiliencia de olivo y actitud de granito. Soñaron Los Pedroches y se trajeron a Córdoba los 17Pueblos y sus 2 aldeas.

               El tiempo mejoró algunas cosas: se renovó la mareante carretera a la capital; el uso del automóvil se democratizó; en 1985 se inauguró el Hospital Comarcal en Pozoblanco; a finales de los 80, las nuevas tecnologías (fax, internet, móviles…) comenzaron su difusión, etc. Este conjunto de avances sociales y tecnológicos, unido al auge agroganadero de la Comarca, palió –en parte- el tradicional aislamiento de ese enorme caballete de tejado, tintado de extremeño, manchego y andaluz, que tiene el corazón partío entre el Guadalquivir y el Guadiana.

               En 1999 se celebró el vigésimo quinto aniversario. En sesión extraordinaria se nombró socios de honor a la Diputación de Córdoba, a COVAP y a Aurelio Teno. La Federación de Peñas concedió a la Casa el Potro de Oro en el acto anual de reconocimientos. A principios del siglo XXI, la asociación tomó nuevos bríos. En el 2003 se estrenó equipo directivo con Juan Emilio como presidente, Pedro Barrios de secretario y Eduardo Molero en el cargo de tesorero. Esto propició estructurar actividades anuales que dieron mayor visibilidad a Los Pedroches en Córdoba. La presencia de la Casa ha sido constante en actos de la Federación de Peñas Cordobesas, en la Feria de Mayo de Córdoba, en actividades de FECACOR y en la Diputación. También se estrecharon lazos con la Mancomunidad de los Pedroches y sus Ayuntamientos, empresas y entidades culturales de la zona. Así hemos llegado a los 50 años.

               Creo que las razones que motivaron el nacimiento de la Casa han permitido su mantenimiento en el tiempo y son proyectables al futuro. No es tanto reinventarnos, como actualizarnos. En este sentido reclamo mayor participación de socios y socias ya que sois nuestro principal activo. Por otra parte, es esencial incorporar a jóvenes, con actividades específicas, en tareas de responsabilidad. Además creo necesaria una mayor presencia de la Casa en las redes sociales y seguir progresando en la digitalización al objeto de agilizar nuestro funcionamiento. Puestos a desear, estimo importante ampliar relaciones y horizontes con la comarca hermana del Valle del Guadiato. En cualquier caso, hoy queremos poner el acento en homenajear a todas las personas que nos precedieron y pusieron su afán en visibilizar los Pedroches en esta eterna y seductora ciudad, mosaico de fascinantes culturas.

Hasta aquí la Casa. Ahora Los Pedroches: ¿Qué peligros nos acechan? ¿A qué desafíos nos enfrentamos? Quiero empezar citando los nombres de sus municipios: Alcaracejos, Añora, Belalcázar, Cardeña (con sus pedanías de Azuel y Venta del Charco), Conquista, Dos Torres, El Guijo, El Viso, Fuente la Lancha, Hinojosa del Duque, Pedroche, Pozoblanco, Santa Eufemia, Torrecampo, Villanueva de Córdoba, Villanueva del Duque y Villaralto. Salud y bien para todos.

               He de señalar que mis palabras no tienen vocación ni de pugna ni de sentar cátedra. Estas reflexiones, exponen preocupaciones y deseos, sugerencias de deliberación o mejora, opiniones y alguna posible, o discutible, llamada de atención. Espero que puedan ser compartidas pues se hacen con esperanza y ánimo constructivo. Son preferibles los puentes a los muros. Admito que pueda surgir algunas discrepancias, pero estoy seguro que el interés será común: Los Pedroches. Desearía que las hadas madrinas y las musas salieran a mi encuentro y me ayudaran a conciliar las palabras idóneas o, como decía Juan Ramón Jiménez:<<Intelijencia, dame el nombre esacto de las cosas>>, y de las situaciones, añado yo.

1.- Por su miopía e insolidaridad, quiero advertir del peligro de los localismos exagerados. Disculpad, en esta España tan igualmente plural, es una de mis neuras. En ese prodigio natural, que es un batolito, se asientan los Pedroches con identificadores elementos. De sur a norte, avistamos la balconada del Calatraveño, el Cerro de la Chimorra y la atalaya de Miramontes. El este lo fija el Parque Natural de Cardeña–Montoro y en el suroeste nos topamos con el Camino Mozárabe, vía que nos comunica con Extremadura. Entre otros puntos álgidos que el hombre construyó, están el Castillo de Belalcázar, la Torre del Salvador en Pedroche y el enraizado monumento de Aurelio Teno, en el puerto que glosó el famoso Marqués. Aunque nuestro país es nuestra infancia, el amor por la tierra que nos vio nacer, y crecer, no puede ser ciego y transformar bellotas en calabazas ni ángeles en demonios. Los Pedroches es un lugar único y fantástico, casi mágico, al estilo del Macondo de García Márquez o la Región de Benet, pero hemos de ser conscientes que la singularidad de nuestra comarca, es aplicable a cientos de docenas de lugares en España y a decenas de miles en el mundo. Son multitud las comarcas que tienen otras peculiaridades que las hacen tan únicas y tan fantásticas como la nuestra. Animo a romper fronteras y aprender a valorar lo que hay por ahí fuera defendiendo lo nuestro. Sabemos que Los Pedroches son, sobretodo, un sentimiento y ahí, sí que no hay nada que rascar. Los Pedroches existen y hay que preservarlos, pero debieran ser puerta abierta para contemplar el mundo. Visión global, actuación local.

2.- Llegados hasta aquí nos toca hablar del agua: Igual que la muerte de Paquirri aceleró y cambió a mejor los servicios sanitarios del norte provincial, los últimos periodos de sequía y la seria contaminación de la Comarca, y en concreto de la Colada, han de conducir a mejorar las políticas de potabilización del agua y el tratamiento de residuos, sean responsabilidad del Gobierno Central, Junta de Andalucía o de la Diputación. Dejen atrás los ataques de importancia y pónganse de acuerdo. Dialoguen. No por ingenuidad sino por convicción, siempre creí en la tercera España, la del encuentro y no la del encontronazo. Agua hay. Dicho eso, agua habrá siempre que no se sobre-exploten los acuíferos y no se contamine el subsuelo. Indudablemente habrá que descontaminar lo contaminado y transformar los residuos en recursos. Administraciones, empresas, propietarios y habitantes de Los Pedroches tenemos que ser agentes activos de todo ese proceso. El cambio climático es un gran enemigo que, unido a factores endógenos de la Comarca, castigará con dureza nuestra división. Necesitamos agua de calidad y es misión de los poderes públicos que el agua no se seque, porque si el agua se secara ¿qué la humedecerá? Me constan los esfuerzos y la preocupación de todos. El agua ha de salir de la lucha política y si no sale, todos tendrán que ceder en algo para que gane la Comarca. Un apunte más: creo que habría que racionalizar y reorganizar al sector ganadero, porque las explotaciones intensivas – no me gustan los animales ni esclavos ni prisioneros -a pesar de los permisos oficiales no pueden ni matarnos de sed ni ensuciar el subsuelo. Si salvamos el agua, salvaremos la Comarca. Hay demasiado ruido y ese exceso no favorece las soluciones. Siempre existe una grieta por donde pasa la luz.

Instantánea que recoge mi intervención.

3.- Sobre la dehesa, ¿Qué se puede decir además de alegrarnos la vista, ser tema literario, refrescar el ambiente, ser fuente de riqueza y pastilla antiestrés? A estas alturas, tenemos claro que la única salida es proteger, proteger y ampliar lo que se pueda. A la imagen del tronco de una fornida encina, paradójicamente, tenemos que asociarlo con su fragilidad. Los Quercus, por un desajuste inmunitario debido a la falta de agua, contaminación ambiental, aumento de parásitos por el calentamiento global etc, necesitan el cuidado del hombre. Para atajar hongos y larvas taladradoras de encinas es imprescindible la colaboración de los afectados con la Universidad, centros de investigación, laboratorios y Administraciones. A la seca y a la larva citada hay que secarlas. Sugeriría que la Dehesa de los Pedroches, ese mar de encinas que actúa como una manta del terreno protegiéndolo del calor y del frio, se añada a la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, completando la Sierra de Cardeña y Montoro, donde el bosque mediterráneo se funde con la dehesa. Se habla delos dos Pedroches” ya que la subcomarca del oeste, a partir de Pozoblanco, presenta un encinar mucho más triste y despoblado. Todo indica que el hombre, su agricultura cerealista y desde 1940 hacia acá, la ganadería intensiva, en particular el vacuno de leche, ganaron la batalla a un ejército de encinas que ya la historia había debilitado. En el este, hay zonas donde el encinar alcanza cotas de paraíso, en equilibrio con una ganadería extensiva, básicamente cerdo ibérico y vacuno de carne. Reforestar el oeste, de acuerdo con los habitantes de la zona, debería ser trabajo imprescindible. Los Pedroches, con un 8 % de la población provincial y un 25 % de su extensión, se han convertido en un agrosistema, un rimero de materias primas y eso debe conllevar la recepción de recursos para mantener su medio ambiente. El tamaño importa. Esos 3.500 km2 son decisivos y deben formar parte del pensamiento político, a la hora de la distribución de recursos, según opinión manifestada por el profesor Valle Buenestado.

4.- Despoblación: La disminución de la población en la Comarca es un hecho contrastado: en los 50 años de asociación, hemos perdido más de 18.000 almas. Esta disminución continuada de población en los pequeños municipios es un grave fenómeno, un desafío más que no se acaba de afrontar con eficacia. La despoblación no es solo la ausencia de personas, es la huida de empresas y comercios, calles sin niños, establos y sucursales cerradas, higueras en el salón, curas y personal sanitario compartidos, escuelas sin maestros, residencias repletas, casas sin compradores y hasta los cementerios empiezan a echar de menos a más muertos. Espero que ninguno de los 17Pueblos y las 2 aldeas llegue a tener un habitante, como en el Ainielle de La lluvia amarilla del magistral Julio Llamazares, ni que Los Pedroches acaben formando parte de esa España interior que Sergio del Molino avanzó en su España vacía, allá por el 2016. Nuestro paisano, López Andrada, ya nos avisaba en El viento derruido de que “Los pueblos se mueren como se mueren las personas; se les va arrugando el espíritu despacio y se va apoderando de ellos la tristeza”. Escombros, musgo, líquenes, tejados derrumbados y un lento olvido son los testigos de la amistad entre el silencio y la soledad. Ante eso, la cabaña ovina y caprina se apunta como sector clave contra la despoblación en Los Pedroches. Programas de apoyo fiscal a empresas y familias radicadas en la zona se hacen imprescindibles, así como bonificaciones sustantivas a los costes laborales. Mejorar las comunicaciones por ferrocarril y carretera y una red 5G generalizada y estable son medidas vitales. No podemos dejar perder tanta riqueza. Los Pedroches no se merecen corazones de granito, ya tenemos bastante.

5.- Patrimonio monumental.- Es oportuno citar aquí la obra “Patrimonio perdido de los Pedroches” que Antonio Merino publicó el año pasado en colaboración con la Diputación e Industrias Pecuarias de los Pedroches. Su título lo dice todo. Hoy será difícil, extraviar una ermita, un palacio o profanar un yacimiento arqueológico, pero siento temor por fachadas, paredes, eras, arcos, dinteles, cruces, brocales de pozos, bancos, zahurdas con bóvedas de arista, puentes, etc. Podemos calificarlos como elementos menores, pero todos ellos dan identidad a los pueblos y carácter a la Comarca. En los Pedroches hemos de hacer las cosas bien, con cariño, con mimo, con jeito –según el pacense Luis Landero-, se trate de un jamón ibérico, una suave morcilla, el lechoncito frito o proteger una humilde fachada con sus rejas. Porque las fachadas en Los Pedroches no son de cartón piedra. Tampoco son Pedroliwood ni telones de fondo de un teatro: Son piedras de granito, son ladrillos de arcilla y, a veces, hay trozos de pizarra. Todos son materiales con historia local que no merecen ser víctimas de una mala política. ¿Qué decir de un dintel, jambas y batior? El Paraíso de los Pedroches necesita sus casas, sus fachadas, sus arcos de ladrillo y unos “pegous” que lo protejan del cristal y el acero de nuevas construcciones. Ningún “pegou”, por muy legal que sea puede mutilar la identidad de un pueblo. Compatibilizar tradición y futuro es la única salida sostenible. Además, hay constancia de que algunos “pegous” están muy anticuados y piden una actualización. La protección del patrimonio va unida a su divulgación y disfrute. Podría citar varios museos, monumentos o espacios patrimoniales que permanecen cerrados por falta de personal. Las posibilidades de ser visitados son escasas o nulas. En el mejor de los casos, y tras preguntar, te pasas por el ayuntamiento, recoges la llave, te montas la visita y vuelves para devolverla. Todo muy familiar, pero el método no parece serio. Turistas, amigos y familiares se han quedado con las ganas de visitar estos sitios. ¿Tan difícil o tan caro resulta poner un horario fijo un par de días a la semana? Conservar un patrimonio para tenerlo oculto no parece la mejor opción. La cultura es motor de progreso, da puestos de trabajo, ocupa el tiempo libre de la gente y genera riqueza. Evocando a Joan Manuel Serrat, ruego a quién corresponda que se revise esta situación para que no sean necesarios más héroes ni más milagros.

Para terminar expresaremos dos deseos, uno para la Casa y otro para Los Pedroches.

A la Casa le deseo otros 50 años de actividad porque Los Pedroches, después de los peligros expuestos aquí, siguen necesitando ventanas abiertas y voces nítidas que los hagan visibles en la capital, lugar donde nos concentramos como emigrantes familias y generaciones procedentes de la Comarca. Además, esta presencia permanente en Córdoba debiera reforzarse, como ya he dicho, con el fichaje de jóvenes que tomen conciencia de los tesoros naturales de la zona y del inmenso, variado e interesante patrimonio cultural que la comarca encierra. Aunque las cosas han mejorado, hoy día, Los Pedroches siguen siendo un territorio desconocido e inexplorado. Con poco que se escarbe, a lo ya sabido, habrá que añadir nuevas páginas de arqueología, ya sean de prehistoria, romanas, visigodas o árabes. Así, este verano se encontraron pinturas rupestres post-paleolíticas en Alcaracejos. En los Pedroches hay mucho por descubrir y la Casa debe seguir siendo embajadora, vitrina, ventanal y voz.

El segundo deseo es una llamada a la responsabilidad de todos los habitantes de este Llano de las Bellotas, que produce las más dulces de la Tierra, según la literatura árabe. Ya en 1960, el jarote Juan Ocaña mostraba su preocupación en el Cronista del Valle, o mejor en el Cronista de Los Pedroches, cuando escribió el artículo “Hacia una mejor unión”, llamando a la colaboración entre todos los pueblos de la Comarca. Don Manuel Moreno Valero refiere que en 1962 se creó el Consejo Comarcal de Economía Sindical de Los Pedroches. Sus campos de acción eran la ganadería, y la industria derivada de ella, abastecimiento de aguas, sanidad, etc. Entre nosotros hubo quién dijo que: “Los pueblos no pueden, por sí solos, sino muy pocas cosas; son robinsones abandonados; solo en comunidad o asociación con los demás pueden ser poderosos”. Ahí nació la mancomunidad para abastecer de agua a 14 pueblos de la Comarca, trayéndola del rio Guadalmez.

               La historia cuenta que toda comunidad, ante cualquier dificultad, es más fuerte unida que dividida. Los Pedroches –como Mancomunidad singular y mucho patrimonio común- no van a ser una excepción. Es hora ya de llevar esa premisa a la práctica. Por eso, tomando como referencia nuestras raíces comunes, nos convendría unir nuestros futuros para tener un futuro común. Resulta evidente que cada pueblo es diferente de su vecino y que todos tienen una fuerte personalidad. Es bueno que así sea, pero hemos de ser conscientes de que si un pueblo crece, los demás lo hacen también. Si un pueblo muere, llorarán las campanas de la Comarca porque nuestros pueblos son vasos comunicantes que transmiten fácil lo bueno y lo malo, por eso no podemos dejar a nadie atrás. Por eso el diálogo sincero, la colaboración, la cooperación y metas comunes sociales, económicas, culturales y políticas deben ser el marco de referencia. Crecer juntos. Si la política divide, limemos sus aristas, compartamos proyectos, porque es un solo y espectacular cielo star light el que cubre nuestra única casa colectiva: Los Pedroches, una comarca donde todos sus pueblos deben ser iguales de importantes. Nos une la geografía y el paisaje, la historia, las tradiciones, nuestras inquietudes e intereses. ¿Seremos tan torpes de no aprovechar todas estas ventajas? Nuestra única salida es la unión. La seca, no puede secar también la sana convivencia y paralizar o destruir un futuro común. Es evidente que Los Pedroches no se pueden dejar al azar, pues como dice Francisco Antonio Carrasco, por medio de uno de sus personajes en su última obra, Los ídolos de bronce, “El azar es como una tormenta. Aparece de pronto y te trastorna la vida”. La tesis no es derecha o izquierda. La síntesis es izquierda y derecha. Los Pedroches sí o sí. Esas son las coordenadas.

               Dice Vicky, amiga y socia, que este Llano de las Bellotas es una delicia para los sentidos, un crisol de culturas y un profundo tsunami de sentimientos. Todo ello lo ratifica Juana Castro a través de sus “11 rutas emocionales”, publicadas en el 2020, “las cuales nos adentran en su paraíso onírico e invitan navegar su particular océano de encinas y emociones”, en palabras de Matilde Cabello. Como colofón me permito dejar una frase – prestada y reelaborada- que nos atañe a todos los que vibramos por un paraíso común en Los Pedroches, utopía que nos sirve para avanzar, según el actor y director argentino Fernando Birri. Dice así: No te preguntes lo que pueden hacer los Pedroches por ti, mejor pregúntate lo que tú puedes hacer por Los Pedroches. Muchas gracias.

Actuación de los grupos Alcaria y Los Jarales, ambos de Alcaracejos.