Portada del Diario de Córdoba 24/04/1897 |
Tomando parte de la gacetilla que bajo el epígrafe “En
la Catedral” pública el DIARIO DE CÓRDOBA, en su número correspondiente al día
de ayer, tengo la grandísima satisfacción de hacer público, por medio de la
presente correspondencia, que este año, rindiendo justo honor a la verdad de
los hechos, se puede afirmar que pocas veces se ha visto en esta iglesia
parroquial concurrencia tan numerosa como reverente ante las severas ceremonias
con que la Religión Católica conmemora los sublimes misterios de la Pasión y
Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Los hijos del pueblo, como vecinos, y los forasteros,
como domiciliados, han dado una prueba elocuente de su fraternidad y de su fiel
observancia a los divinos preceptos, confundiéndose en la apiñada multitud que
ha llenado el templo durante la celebración de los acontecimientos que recuerda
la Semana Santa.
Y es que las buenas costumbres
se imponen cumpliéndose la imperiosa ley del ejemplo.
Pueblos a cuyo frente se hallan párrocos tan virtuosos
y entendidos como en sumo grado lo fue él nunca bastante elogiado don Juan Leal
y Carmona, son el modelo vivo, la fuente inagotable de moralidad por sus
saludables hábitos.
Prueba evidente de ello es la rotunda afirmación que
podemos hacer de que a esta fecha no sumará una docena de personas, contando los
forasteros, que no hayan doblado sus rodillas ante el tribunal de Penitencia.
Este digno ministro del Señor, ha dotado a esta
parroquia de un excelente armonium,
adquirido directamente de los Almacenes París, en sustitución del pequeño melodio
que hasta ahora ha servido para solemnizar los oficios divinos y rituales. En
el rosario de anoche tuvimos el gusto de admirar por vez primera sus buenas
voces y más tarde su elegante y sólida construcción.
La Hermandad consagrada al culto de esta imagen, costea
maitines[3]
en su alabanza la tarde de dicho día, que se celebran en esta iglesia, a cuyo
acto invitan las familias del Capitán, Alférez y Sargento - cargos de que luego
hablaré - a las jóvenes que luego obsequian espléndidamente.
El primero es árbitro para hacer las invitaciones que
tenga por conveniente; mientras que son limitadas las atribuciones de los otros
dos en su convite.
En ordenada procesión, compuesta del clero parroquial,
de las autoridades de este pueblo y la numerosa Hermandad uniformada con frac,
(?) pantalón, sombrero y zapatos negros, y cada cual provisto de su
indispensable escopeta, y de un sequito respetable de ambos sexos, de todas
edades y de variada posición social, fue conducida a su ermita, antes del
mediodía de ayer, en cumplimiento del pacto acordado por las pillas que
sostienen su culto.
Virgen de Guía, años 50 (1955-56?) |
Después del mediodía, la Hermandad, reunida en la casa
del Capitán, hace por turno de rigurosa antigüedad la designación de quiénes
habrán de desempeñarlos en el año próximo, recibiendo cada uno de manos de su
respectivo antecesor, las insignias de su categoría, consistentes, la del
Capitán, en un bastón distinguido; una bandera de seda multicolor, la del
Alférez, y una alabarda, la del sargento.
La renovación se hace anualmente en el mismo día, o
sea en el primero de Pascua de Resurrección.
Existen además otras dos Hermandades, tales como las
llamadas del Rosario, la de las Hijas de María, debiendo hacer mención de la
que canta el Rosario de la Aurora en la mayor parte de los domingos y días
festivos de madrugada, viniendo a ser esto lo típico de esta localidad.
Las notas prolongadas y cadenciosas de este canto y
las inspiradas estrofas de su letra, se hallan saturadas de una paz celestial y
de una inocencia angélica, que lo mismo infunden regocijo y tranquilidad en el
espíritu, que te llevan melancolía y cierta agradable tristeza precursora del
llanto del placer.
Si ahora, reflexionando maduramente, se mira todo
cuanto se refiere a la observancia de nuestra divina Religión en este pueblo,
tendremos que convenir en que aquí se siente, se manifiesta, se demuestra
todavía la fe viva de nuestros mayores. Aún se cree, se adora, se ruega y se
hace penitencia; el hombre se pone en íntima y constante comunicación con Dios
por medio de sus fervientes oraciones, y he aquí la salvaguardia y el estímulo
con que cuentan estos vecinos contra los elementos perturbadores que pudiera
presentarle la concurrencia de forasteros.
Ya lo he dicho: las buenas costumbres se imponen, y el
indiferente que venga este pueblo, acabará por abrazarse con sus hermanos en el
cristianismo.
Y como todo tiene su causa, la
de esto también existe.
No debiera repetirlo; pero claro y evidente es que la colmena, el enjambre, marcha a merced de la
maestra; la feligresía sigue los pasos de su capellán, y Alcaracejos imita
a su párroco don Juan leal y Carmona, hábilmente secundado por su bondadoso
coadjutor don Diego Sánchez Jurado.
A consecuencia de larga y penosa enfermedad, falleció
en este pueblo hace algunos días, el profesor veterinario don Antonio Sánchez
Antúnez persona que contaba con las generales simpatías de este vecindario.
Su ilustración y buen criterio, así como su carácter
enérgico y afable trato, le llevaron al desempeño de los cargos más importantes
de esta villa.
Fue por espacio de largos años Secretario, y más tarde
oficial de este Ayuntamiento, en donde ha permanecido hasta que su padecimiento
le impidió continuar.
Dio gran impulso y fomento al “Círculo de la Amistad de Alcaracejos”, de dónde era socio fundador,
y de la Junta Directiva, cuyos socios - que hoy le recuerdan con pena por haber
perdido a tan buen amigo, al tercio más firme y constante en su asistencia con
que contaba la Asociación - cerraron las puertas de este centro durante tres
días, en señal de su verdadero sentimiento.
Célebre por sus acaloradas discusiones, gustaba oírle
hablar por la vehemencia y prosopopeya que unía a su expresiva acción al tratar
un asunto cualquiera. ¡Cuántas veces se le provocaba para escucharle!
De su ánimo fuerte, de su naturaleza firme y vigorosa,
de su trato sincero y leal afecto, y, en fin, de sus nobles condiciones, ya no
queda más que un triste recuerdo de su vida en la mente de sus amigos y deudos
y una fervorosa plegaria en sus labios. D.E.P.
A reemplazar al Sr Sánchez Antúnez ha venido el joven
profesor [veterinario] don Emilio Jurado Fernández, procedente de la escuela de
Madrid, e hijo de una persona muy respetada y querida en Villafranca.
Este nuevo funcionario, de quién solo podemos decir
que entre las bellas cualidades que le adornan, cuenta la de ser bastante
aplicado, da esperanzas de irse captando poco a poco en la precio de este
vecindario.
El celo, la prudencia y la discreción, son los
factores que indudablemente le llevarán a conseguir sus fines: sustituir
dignamente a su infortunado antecesor.
Los campos de este término se muestran sedientos,
esperando el anhelado riego de las nubes. Y aunque las profecías del sabio don
León Hermoso[4]
sostienen la esperanza en estos labradores, empiezan a mostrarse desconfiados
por la tenacidad del tiempo y la persistente sequía.
Dios quiera tengan feliz cumplimiento los pronósticos de aquel célebre astrónomo para la presente quincena, y así, aunque algo tarde, quedará salvada gran parte de la cosecha, y se presentará mejor horizonte a nuestras comarcas. De lo contrario, la situación de muchos de estos pueblos va a ser insostenible.- El corresponsal, VENTURA. 19 de abril de 1897.
[1] El lunes 19 de abril de 1897 fue el día siguiente al
Domingo de Resurrección. Para aquellos lectores que no lo sepan, el Domingo de
Resurrección es la fecha en la que Alcaracejos devuelve la imagen de Ntra. Sra. de Guía a su ermita, sita en las
afueras, al Norte de Villanueva del Duque.
[2] Don José Ventura Fernández (Villafranca, 1.07.1862 –
Córdoba, 29.01.1928). Maestro Nacional, articulista en prensa escrita, espíritu
científico y muy inquieto. Motor cultural esencial en el Alcaracejos de su
época, donde ejerció la mayor parte de su vida profesional. A lo largo de su
vida dejó señales significativas de su vocación de servicio y generosidad.
[3] Oficio religioso nocturno que se celebraba,
antiguamente, entre la media noche y el amanecer, antes que laudes, y que
constituye una de las horas canónicas.
[4] León Hermoso, Francisco (1843 – 25-07-1897). Fue el
primer hombre del tiempo. Meteorólogo autodidacta español, natural de Santa
Cecilia de Alcor (Palencia). Tras estudiar Leyes en Madrid, trabajó en Córdoba
como Administrador de fincas, disfrutando de una beca de la Diputación de Palencia
para dedicarse a la Astronomía y la Meteorología. Comenzó haciendo sus
predicciones atmosféricas en el Observatorio de Madrid, publicadas en el
periódico “El siglo futuro”, bajo el
seudónimo de Noherlesoom, construido con las letras de sus apellidos. Fundó el
Boletín Meteorológico, de gran éxito, que ofrecía predicciones para los quince
días siguientes. Alcanzó gran cantidad de suscriptores, 5 pts/año, y se publicó
desde febrero de 1890 y agosto de 1897. Nombrado socio de la Academia de Paris
estableció correspondencia con todos los observatorios meteorológicos del
mundo. Ardiente católico, visitaba Lourdes (Francia) todos los años. Allí
falleció en 1897. Fuentes http://www.mcnbiografias.com
y https://www.elperiodico.com/es/medio-ambiente/20190727/primer-hombre-del-tiempo-7568846
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