La copa de Higía (*) |
Lejos de hacer un análisis exhaustivo sobre farmacias
y farmacéuticos habidos en Alcaracejos, si es mi intención facilitar una
aproximación al tema dando a conocer algunos datos y siendo consciente de la
existencia de lagunas en esta parcela de la sanidad. En este tipo de relatos
siempre quedan huecos por rellenar.
Fue el 13 de mayo de 1883 cuando se iniciaron los
trámites en el pueblo para poner en marcha la primera farmacia. Ayuntamiento y
Junta Municipal acordaron los pasos a seguir bajo la presidencia del señor
alcalde don Francisco Cruzado y Espejo.
Para no desvirtuar nada el texto inicial del acta, la
transcribimos tal cual. Dice así:
“El Señor Presidente manifestó a la Corporación la
utilidad y conveniencia que reportaría a este vecindario el crear una titular
de farmacia municipal, visto que se carece por completo de recursos
farmacológicos para combatir las muchas enfermedades que se presentan, viéndose
los vecinos en la necesidad perentoria de tener que recurrir por las medicinas
al pueblo de Villanueva del Duque. El Ayuntamiento y Junta Municipal
confirmando lo manifestado por el señor Presidente, después de discutir largo
rato sobre el asunto, acordaron por unanimidad que desde luego se proceda a
anunciar este acuerdo insertándolo en el Boletín Oficial de la Provincia y
algún otro periódico para una mayor publicidad y más pronta provisión,
asignando en el presupuesto quinientas pesetas cómo sueldo al titular y lo
demás que se adquiera por medio de igualas a los vecinos pendientes, debiendo
de proveerse dicha titular el primero de julio próximo, dando de término para
la presentación de solicitudes un mes que se contará desde la fecha en que
dicho anuncio sea inserto en referido Boletín. En este estado el Señor
presidente levantó la sesión firmando todos los señores tanto del Ayuntamiento
como de la Junta presentes de que yo el Secretario certifico.[1]”.
No es hasta el 15 de agosto de ese año, cuando en
sesión extraordinaria del Ayuntamiento, se acuerda el contrato y requisitos que
han de servir de base para el desempeño de la plaza de farmacéutico.
Corporación, Junta Municipal y D. Lorenzo Rico [Pedrajas], Licenciado en
Farmacia, establecen las siguientes condiciones a cumplir:
1ª.- Las generales del
Reglamento de Partidos Médicos vigentes.
2ª.- El Sr. Farmacéutico facilitará
gratis todas las medicinas que necesiten las veinte familias pobres que por
esta Corporación le serán designadas.
3ª.- El contrato durará cuatro
años, comenzando en este día y terminando en igual día del año 1887.
Al haber algunas dificultades y estar próxima la fecha de finalización del contrato con el farmacéutico D. Lorenzo Rico, se reúne la Corporación el 24 de julio de 1887 bajo la presidencia de don José Rodríguez Blanco, nuevo alcalde. Este informa que el pago de las 125 pts/anuales por medicinas facilitadas a los vecinos pobres, no da el resultado que era de desear debido al excesivo número de igualas estipuladas con los pacientes, con el consiguiente perjuicio para el vecindario que en casos urgentes carecen de los medicamentos necesarios. Algo parecido ocurre con las existencias que Don Lorenzo tiene en esta localidad, bajo el encargo de persona práctica [mancebo], pues “son en número tan reducido que nada de eficacia en caso urgente hay en la población, teniendo que recurrir fuera para obtener la medicina necesaria”.
El Alcalde insiste en que es misión de la Corporación
velar por los intereses del vecindario y estando próximo el vencimiento del
contrato, ha de “determinarse el medio de procurar el mayor beneficio en pro de
los intereses generales de la localidad en cuanto alcanza la cuestión de
farmacia”. Debatido el tema suficientemente, se acuerda que sin pérdida de
tiempo se convoque la Junta de Asociados[2],
en sesión extraordinaria, y se acuerde lo que proceda para la mejor provisión
de medicamentos en la localidad.
La Corporación actuó con diligencia de acuerdo con la
Junta de Asociados y acordaron crear un nuevo puesto de Titular de Farmacia,
pero dotado con 750 pts anuales. La plaza se anunció por medio de edictos, uno
de los cuales se envió al Gobernador Civil y salió publicada en el Boletín
Oficial de la Provincia, núm 339, de 30 de julio. Fue una lucha contra reloj
pues el 15 de agosto finalizaba el contrato vigente de suministro de medicinas
en la Farmacia. A pesar de la nueva convocatoria, no hubo solicitantes por lo
que el Ayuntamiento el 14 de agosto de 1887, fecha previa al término del
contrato, acordó convocar a la Junta Municipal para buscar una solución a la
vista de las nuevas circunstancias.
La Corporación se reúne a la semana siguiente, el día
21, y en vista de lo avanzado de la época y la ausencia de candidatos, se
debate entre “acordar si se ha de anunciar la plaza nuevamente o se desiste
este año de dicha plaza”.
El Ayuntamiento, con el Sr. Alcalde a la cabeza, y
demás Señores asociados, acordaron: “Que en atención a lo avanzado del tiempo y
toda vez que a esta fecha puede considerarse igualado la mayor parte del
vecindario con el farmacéutico Don Lorenzo Rico, por lo que las utilidades del
que pudiera solicitar la plaza no habrían de ser tan crecidas y ventajosas para
poder aceptar cualquiera la plaza en cuestión, se desista de su creación por el
presente año; y con el fin de que el Botiquín que existe en esta localidad esté
surtido convenientemente, y se salven las dificultades que pueda haber en la
provisión de medicamentos, si existe el celo del referido Sr. Rico para el
mejor surtido posible del mencionado Botiquín; se exceptúan los medicamentos
que por su importancia y peligro no pueda dejar al cuidado de la persona hasta
ahora encargada del despacho ordinario”[3].
Ante la ausencia de datos y como el contrato era por
cuatro años, suponemos que las cosas funcionaron más o menos bien hasta el
verano de 1891, fecha en la que se inician nuevos trámites. (Continuará).
(*) La copa de Higía es uno de los símbolos más conocidos internacionalmente de la profesión farmacéutica. Higía era la diosa griega de la sanidad. Se trata de una serpiente enroscada en una copa o cáliz. Tanto la serpiente como el cáliz son símbolos que representan la naturaleza femenina y hacen alusión a la "farmacéutica" aplicada por curanderas y chamanes a base de hierbas. La serpiente se asociaba en la mitología a la mujer por su naturaleza cíclica y a la medicina por su capacidad de "resucitar" al cambiar de piel. El cáliz es un símbolo femenino por su calidad de contenedor (de la vida) y a su vez la farmacéutica por ser contenedora (del medicamento). (Wikipedia)
[1] Archivo Municipal de Alcaracejos (AMA). Acta sesión
del Ayuntamiento y Junta Municipal del 13 de mayo de 1883. Firman: Francisco
Cruzado; Juan L. Pérez; Gregorio Rodríguez; Miguel Sánchez; Martín Fernández;
Manuel Caballero; Alejandro Caballero; Francisco Moreno; Antonio Sepúlveda;
Diego Fernández; Rafael Muriel Trapero y Antonio Sánchez.
[2] La Junta Municipal la componían además del
Ayuntamiento, Alcalde y concejales, un número de vocales llamados asociados, igual al de concejales pero
designados por sorteo entre vecinos netamente contribuyentes. Tal vez fuese el
único sistema posible en aquellas circunstancias y momentos históricos. (Merchán
Fernández, A. Carlos, 1997, Las
ordenanzas fiscales de los Ayuntamientos Constitucionales (1870 – 1924) –
pág 1356).
[3] Archivo Municipal de Alcaracejos, Acta del
Ayuntamiento de 21 de agosto de 1887.
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