Esta
foto forma parte del reportaje que el Ayuntamiento[1]
de Alcaracejos encargó a Domingo García Santos en 1940. El conjunto de las
reproducciones fotográficas mostraban los enormes daños ocasionados por la
guerra civil en los edificios del pueblo. Aquí solo mostramos el estado de la
iglesia parroquial. El fotógrafo cobró por el trabajo 110 pesetas, según consta
en el acta municipal del 10 de enero de 1940. La foto está tomada desde el
oeste, parte de atrás del presbiterio.
Esta
fotografía me fue facilitada por el Archivo General de la Administración, AGA,
dependiente del Ministerio de Cultura.
ARCOS
· En la imagen se observan seis arcos apuntados, hechos de con piedras talladas de granito, lo cual indica su robustez y resistencia: son arcos de cantería con moldura. Como parte de la séptima arcada, la foto muestra el arranque del arco del presbiterio, apoyado en una columna. El arco del presbiterio sería paralelo, a lo ancho, a todos los anteriores. Este arranque, capitel, es el que se conserva en el rincón de la calle Iglesia, el cual está colocado invertido. Claramente se observa que han tallado la piedra para ser vista desde abajo. También existe un planode dicho capitel, levantado en 1964, cuando tuvo lugar la demolición de los restos. En ese mismo arranque, por la orientación, se advierte el inicio de los nervios de la bóveda que cubría el presbiterio.
·
El arco del presbiterio se apoya con claridad en
una columna. En los demás, el punto o puntos de apoyo, no se ven. El montón de
tierra lo tapa todo. Pudiera ser que los arcos estén apoyados en columnas más
pequeñas –cosa que no parece- o que entren en el muro o se apoyaran en el
suelo. Los contrafuertes del lado derecho del templo soportarían las cargas
transversales de los arcos. Conocemos la existencia de un primer contrafuerte,
en el lado izquierdo, junto a la fachada. Desconocemos la presencia de más
contrafuertes en ese costado.
·
La estructura de arcos apuntados nos lleva a un
techo de vigas de madera tosca, entre arco y arco, mal labrada y con cañas
(Visita General de 1589). Probablemente este techo cambió con los años, pero
por ahora carecemos de datos, aunque el tejado podría aproximarse al
tradicional de dos aguas. Que había tejas lo pone de manifiesto un expediente
del 18 de julio de 1912 abierto por el párroco. En él se recogen sus quejas, al
señor alcalde y al gobernador eclesiástico, por la pasividad de las autoridades
municipales ante las frecuentes roturas de tejas debidas a que los niños
jugaban a la pelota contra los muros de la iglesia. Para mayor concreción
extraemos unos párrafos literales del citado expediente: “niños del pueblo
juegan a la pelota sobre los muros del templo lo que ocasiona daños en los
cristales de las claraboyas, perjuicio en las tejas y distraen a los fieles del
interior. “A veces la pelota se queda
trabada en redes de alambre y para destrabarla suben o tiran piedras por lo que
quiebran cristales”. “Cuando la pelota queda retenida en un canal y con piedras
quieren echarla abajo, quiebran tejas del ala del tejado”. Sigue contando
que como las citadas paredes dan, una al Altar Mayor y otra a la Capilla del
Sagrario[2]
interrumpen el silencio y recogimiento por lo que los fieles se distraen con la
bulla de los muchachos”.
·
Las bombas respetaron los arcos 1º, 4º y 5º,
contados desde la puerta de entrada principal y destrozaron el 2º, 3º, 6º, el
arco que daba entrada al presbiterio y el presbiterio entero. Claramente los
aviones entraron por el oeste - zona nacional- y salieron por el este del
templo. Pensamos que fueron las fuerzas franquistas las que causaron el daño,
ya que Alcaracejos permaneció en poder de las fuerzas leales a la República
prácticamente toda la guerra. Esto lo podemos afirmar con un 85-90 % de certeza.
Sin embargo, no podemos afirmar que fuera un bombardeo intencionado del
edificio parroquial porque carecemos de documentos que así lo atestigüen, pero
si es cierto que fue un bombardeo terriblemente eficaz: la iglesia quedó muy,
muy dañada. La tecnología de la época no parece que fuera muy fina –casi, casi
que dejaban caer las bombas a mano por la trampilla del avión-, pero el corazón
de la iglesia quedó totalmente destruido.
·
La línea horizontal más oscura que se observa
debajo del primer arco y encima de la puerta principal de entrada, es una
enorme viga que se puso para proteger la fachada, seguramente a finales de
1939. La viga tapa la línea que marcaba la altura del coro. Justo a la derecha
de esa línea, se ve una puerta. Era la entrada al coro por la escalera de
caracol que subía a la espadaña (campanario) desde el suelo de la iglesia,
situado a ras con la calle.
·
Los montones de tierra confirman que el templo
tenía granito solamente en sitios estratégicos: portada, esquinas, arcos,
baptisterio –construido a principios del siglo XX[3]-,
contrafuertes, etc, pero sus muros eran de tapial o algo parecido. Consistía en
una mezcla de tierra y cal, a la que a menudo se añadía arena y grava dentro de
un encofrado. Así se formaban muros sólidos. Para unir las piedras seguramente
se utilizó mortero de cal. La cal actúa como aglomerante que mezclada con arena
y agua forma una pasta que se endurece con el tiempo.
·
Entre los muros de los arcos se ven con
claridad, a una altura intermedia, unas curvas ovaladas. Con bastante seguridad
podemos afirmar que corresponden con altares laterales, o capillas poco
profundas (Ver inventarios de 1902 y 1910)
·
La entrada principal de la iglesia, desplazada
en la foto hacia el centro izquierda, situada debajo de la espadaña que
contenía las campanas, formaba un túnel de 2’60 metros de longitud (ver plano
de 1964), distancia que se correspondía con el grosor del muro. Debía ser
grueso para soportar el peso de la fachada.
·
La casita del reloj y su campana –situada en la
parte más alta de la iglesia para que todo el pueblo pudiera orientarse por las
horas- son fácilmente visibles en la parte superior de la foto.
·
A la izquierda, se observa el baptisterio, con
ventana y fuerte reja. Se construyó entre el quinto y sexto arco (ver plano de
1943).
En junio de 1940 el arquitecto
Víctor Escribano Ucelay, creo que a la derecha con mascota, visitó las ruinas
de la iglesia de San Andrés. La imagen nos permite ver los arcos con nitidez y
sus desperfectos, dentro del marco que proporciona la puerta de entrada.
Se
observa la viga que colocaron detrás de la fachada. Se supone que fue una
medida de protección para evitar una posible caída de la misma. La viga ya se
ve en la primera foto de esta entrada, enero de 1940 (AGA). De aquí se deduce que desde el
principio, “las autoridades” tomaron medidas urgentes para intentar evitar
mayores daños e irreversibles. La guerra terminó en abril de 1939. Si en enero
de 1940 ya estaba puesta esa viga, quiere decir que alguien se dio prisa.
Teniendo en cuenta como quedó España y las innumerables necesidades que había,
no debió ser fácil fabricar, trasladar y colocar esa viga.
A
la izquierda de la foto, al fondo se distingue el arranque del arco del
presbiterio y se percibe con claridad que el presbiterio era más estrecho que
la nave de la iglesia. Llama la atención el tremendo orificio que tiene la
columna a media altura.
En la parte trasera de la foto
aparece el sello de “Casa Navarro”, como autor de la fotografía. La podemos
encontrar en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Córdoba.
[1] Era alcalde Teófilo Velasco Soto. Actuaron como
vocales de la comisión gestora, Francisco Gómez Ayala y Rafael López López.
[2]
Por planos ya publicados, sabemos que la pared frontal exterior del presbiterio
era plana. La Capilla del Sagrario estaba justo al lado del presbiterio, es
decir, ambas paredes, planas y verticales por fuera, estarían en la parte de
atrás del edificio.
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