martes, 6 de diciembre de 2022

Alcaracejos y su cruce

 Alcaracejos está crucificado por dos carreteras: la de Córdoba a Almadén y la de Ándujar a Villanueva de la Serena (Francisco Solano Márquez, 1992, Los pueblos de Córdoba)

El Cruce (Archivo Municipal de Alcaracejos)

               La posición geográfica de un pueblo entra en las apuestas de los dioses. Los hay que crecen en el margen de un río. Otros encuentran su terruño a la orilla del mar. Algunos descubren su futuro bajo la incertidumbre de un volcán que a veces se transmuta en cañón. Para otros, la falla de un estrato natural es señal de la esencia divina. Si nos fijamos en espacios más humildes, creo en la fortuna de los pueblos que disfrutan de un cruce de caminos, ahora, mayormente, carreteras. Son bienaventurados porque disponen de cuatro puertas de salida y otras cuatro de entrada. Mientras, los municipios rectilíneos, aquellos que se extienden a lo largo de una línea, sólo disfrutan dos. Si una población fuera lo suficientemente grande podría albergar varias encrucijadas, que bien comunicadas, multiplicarían las posibilidades de entrar y de salir, y consiguientemente, de crecer.

               Escribir, en pasado, sobre el cruce de una villa pequeña es una foto fija en blanco y negro de una cámara antigua. Estuvo y era así. Hoy ya no es. Así que no procede comparar ni medir. Lo pasado pasó y lo escrito solamente existe en el papel. Corresponde a un pasado que existió. Es lo que tiene publicar algo que se escribió hace ya algunos años.

               El cruce de mi pueblo era el lugar más floreciente de la villa. Ahora la imagen es algo desoladora y, aunque el pueblo trabaja por su supervivencia, el vital cruce de carreteras que lo atraviesan da la imagen de un pueblo casi muerto, un pueblo a punto de cerrar.

¿Qué ha pasado?

               Ni mis datos ni mi memoria me permiten hacer un relato cronológico de los cierres sufridos, pero sí de los establecimientos que generaron vida y ahora ya no la dan. Fueron y ahora ya no lo son, como millones de cosas en la vida.

               El cruce era una muestra evidente de un pueblo activo, vivaz y palpitante. Durante años una gasolinera suministró combustible a propios y extraños. Era una bomba manual que alternaba el llenado y el vaciado mediante depósitos de un cristal trasparente. Los coches llegaban por todos lados. Con motivo de las nuevas medidas de seguridad tuvo que ser trasladada a las afueras de la población. Uno a cero.

               La misma familia que regentaba el despacho de combustibles era dueña del Café–Bar El Control, uno de los mejores sitios del mundo para tomar un buen café. Los cafés que ponían Paco y Lucía eran inmejorables: hacían una mezcla secreta de torrefacto con natural y conseguían un aroma y un sabor inigualables. El Control era el bar de las grandes partidas de dominó y ajedrez. Era el sitio donde mucha gente –hombres al 100%- se reunía a ver por la tele las corridas de toros y los partidos de fútbol, primero en un blanco y negro, que en realidad eran tonos de gris, y más tarde en color. Tenía una terraza espléndida donde podías saborear unas apetitosas tapas de lomo y unos caracoles excepcionales. En Noche Vieja era sitio de reunión y de baile de maduros y jóvenes. Un lugar entrañable. La edad y el exceso de trabajo jubilaron a Paco y a Lucía y el negocio pasó a manos de los entrañables Críspulo y Ana que, con mucha lucha y entrega, supieron mantener la actividad, el buen café y el ambiente agradable.

Café-Bar El Control, en el cruce (2015)

               El Café–Bar El Control siempre fue algo más que un bar. Para muchos fue una segunda casa, un lugar de encuentro, un local donde compartir la pasión por los toros y las disputas futboleras; un espacio para conversar con amigos o tomar una copa después de trabajar. En su puerta paraban los saures amarillos de Auto-Transportes San Sebastián que comunicaban Los Pedroches con la capital, etc. Por cierto que nunca supe el porqué de su nombre, aunque ironicamente puedo suponer el martirio que era circular por aquellas carreteras. A Críspulo y Ana también les llegó el momento de empezar a disfrutar el rédito de su trabajo. Cerraron y pusieron el local en venta. Durante un tiempo, “Juanano” -vecino del Tic–Tac- lo tuvo en alquiler, pero terminó en cierre. Durante unos meses El Control se volvió a alquilar, pero el negocio no fue lo suficientemente bien para hacer frente a impuestos, luz, alquiler, etc, así que el Café-Bar El Control volvió a cerrarse y el cruce quedó tan gris como sus carreteras. El local, en su silencio, estuvo esperando que alguien lo recuperara del ostracismo al que las circunstancias lo tenían sometido. Su alma siempre estuvo ahí, pero sus puertas y ventanas permanecieron cerradas aguardando el empuje ilusionante de algún emprendedor/a que lo devolviera de nuevo a la vida. Dos a cero.

               Por fortuna, el 2 de febrero del 2020 Merche y Raúl quitaron las telarañas y el polvo que El Control acumuló y el local ha recuperado su pulso con un ambiente familiar y unos suculentos desayunos. Volvemos al uno a cero.

               ¿Qué se puede decir de La Fonda? Fonda es sinónimo de posada, albergue, pensión, parador, mesón, casa de comidas….Todo eso era La Fonda además de cine en los años 50 y principios de los 60. Dionisio y Paz le dieron identidad a esa instalación. Era un sitio buscado por viajantes y viajeros. Se sabía que te iban a tratar bien, comida sana, abundante y barata. Habitaciones sencillas pero lo suficientemente cómodas. Para Dionisio y Paz el negocio era su joyita a la que cuidaron con mimo y dedicación. También allí se jugaron grandes partidas de dominó y las comidas y tapas eran excelentes. Llegado el tiempo del relevo, La Fonda se traspasó a la familia Carmona: padres y tres hijos. Al principio las cosas les fueron de maravilla. Recuerdo el comedor repleto: cuarenta o cincuenta personas comiendo y hablando sin parar mientras los camareros no daban abasto. Con el tiempo los padres se hicieron mayores, murió la madre y cada hijo buscó su propio camino. Las cosas se torcieron y La Fonda, lugar con encanto de Alcaracejos, y con mucha historia detrás, se cerró. No puedo recordar los años que lleva cerrada. Sólo sé que al día de hoy su aspecto es de tristeza y abandono. Las circunstancias, la crisis, la falta de un empuje inversor, alquileres elevados, derribo y reconstrucción,..… ¿Quién sabe? Mirar hacia la carretera de El Viso, al bajar la calle Rafael Aguirre, te hace tropezar con una especie de muralla, a la izquierda: Es lo que queda de La Fonda Nueva, nombre que acuñaron nuestros queridos Dionisio y Paz. Recuperamos el dos a cero.

               La carretera es como una puerta en esa especie de muralla que a su derecha continúa con el edificio que acoge al Patronato Municipal Alcavise: Alcaracejos vivienda y servicios. Su creación se acordó en el Pleno del Ayuntamiento –sesión extraordinaria– el día 25 de junio de 2004 para administrar tanto la gestión de viviendas públicas como de servicios sociales. Este Patronato comenzó a funcionar oficialmente el 1 de enero de 2009 haciéndose cargo de la Residencia de Mayores Antonio Mansilla, el Centro Andaluz de Alzheimer y de la Unidad Comarcal de Estancia Diurna, todos ellos centros adscritos. Desde marzo de 2010 se ocupa también de la prestación de ayuda domiciliaria. Esta ingente labor que desarrolla contrasta con la imagen de unas ventanas herméticas y una puerta que se abre en laborables y con horario de mañanas. Suponemos que la mayor parte del trabajo se realizará por medios digitales, móvil y ordenador, lo cual implica que no mucha gente se acerque por allí, dando la sensación de cierta soledad y aislamiento. Casi tres a cero.

               La Casa Cuartel de la Guardia Civil es una de las joyas de la corona de Alcaracejos. Bello edificio, amplio y estratégicamente situado….. pero cerrado. Se construyó hacia finales de los cuarenta (1948) promovido por la Dirección General de Regiones Devastadas y durante años dio cobijo a guardias civiles y familiares. El comandante del puesto tenía el grado de brigada. Supongo que se cerró por cuestiones económicas o por falta de influencia política pues Villanueva del Duque sigue con su casa cuartel abierta, siendo un edificio de menor brillantez. En el 2000 se llevaron a cabo ciertas reformas por la Escuela Taller El Retamar II. Hasta el momento las iniciativas para recuperar un uso apropiado de este inmueble han resultado fallidas. Esperemos que con el tiempo surjan ideas y dinero que permitan su rescate del túnel del tiempo. Cuatro a cero. http://alcaracejospuntocom.blogspot.com/2017/08/casa-cuartel-de-alcaracejos.html

               Cierra el círculo, el espacio llamado hace algunos años, El Rincón de Sales que luego fue “La aparcería” de Nono, que también cerró.

               Llegado este punto, que sería casi el cinco a cero, pienso que a lo peor el cruce está gafado. Parece una maldición. En vez de cruce parece una cruz. Nadie vende, nadie alquila, nadie recupera. La mina estratégica que supone un cruce de carreteras por las que circulan, no por casualidad, centenares de vehículos al día no tiene quién la explote. Para este escribidor resulta inexplicable la situación actual. Demasiados condicionantes negativos para una zona que le ha dado dinero a todo aquel que ha sabido cuidarla un poco y que hoy concentra la mayor densidad de locales cerrados o poco explotados por metro cuadrado en Alcaracejos. La mejor zona y la más devastada. Como dice mi amigo Luis, sólo faltaría traerse la Iglesia al cruce para que haga juego: siempre que pasa por allí está cerrada. Menos mal que entre el Gigante de los Electrodomésticos “Idea”, “El Parador”, “El César”, “El Estefaní” y los “Tic – Tac”, que no pierden el tiempo, y la ilusión de Merche&Raúl, recuerdan que El Cruce y sus aledaños no es un lugar de paso. Con su trabajo y su buen hacer demuestran que esa encrucijada de caminos, que es Alcaracejos, resulta un Potosí en la Comarca de Los Pedroches.

El Cruce. Alcaracejos, 2017. Foto de Víctor Merchán


2 comentarios:

  1. No podía dejar pasar la ocasión....
    Hubo una persona que compartió muchas horas, muchas, con Paco, Lucía, Crispulo y Ana, muchas noches llegaba tarde a casa, otra muy tarde, aún teniendo que madrugar al día siguiente para atender otro trabajo, y al atardecer otra vez al Control...
    Gerardo. Mi padre.

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    1. Cierto. Gerardo fue persona importante en la historia de El Control.

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