Siendo Alcalde Antonio Mansilla, la Corporación Municipal me ofreció la posibilidad de ser Pregonero de la Feria. Para mí fue un reto y recuerdo que le di muchas vueltas. También tuve claro que a Antonio Mansilla, dado su talante y su entrega al pueblo, no se le podía decir que no. Así que acepté. Estaba previsto que el acto se realizara en el Salón de Convivencia, frente al Grupo Escolar,
pero al final se hizo en la Caseta de Feria, en la plaza del Ayuntamiento. Si lo hubiera escrito ahora, seguramente saldrían muchas mas cosas y de otra forma, pero con la perspectiva y formación de mis cuarenta y dos años esto fue lo que salió:
Antonio Mansilla. 1988 |
Sr. Alcalde Presidente de nuestro Excmo. Ayuntamiento, miembros de la Corporación Local, linda Reina y bellas Damas de Honor de nuestras Fiestas, Autoridades, Vecinos todos:
Con vuestro permiso quiero comenzar agradeciendo vuestra presencia aquí y
la confianza que el pueblo, por medio del Sr. Alcalde y de la Corporación, han
depositado en mí. Ser Pregonero de las Fiestas Mayores de 1.993 en honor de
Ntra. Sra. del Carmen y San Nicolás de Tolentino, supone un honor inmerecido. Creo que
debiera haber correspondido a alguna persona más vinculada al pueblo continua y
diariamente y por tanto con un conocimiento más directo de su realidad actual.
Parque en la Plaza del Ayuntamiento.1955 Extraída del libro "Hria de Alcaracejos y su escudo". |
Desconozco los motivos que se hayan tenido para nombrarme. Es la primera
vez que participo en un acto de este tipo y como la mayoría de vosotros sois
amigos o conocidos, sé que puedo contar con vuestra nobleza y vuestra
paciencia. Con mis palabras trataré de aportar mi granito de arena para
engrandecer estas fiestas y este pueblo. Al mismo tiempo intentaré que todos
pasemos un buen rato.
Soy hijo del pueblo. Nací en 1.951. Mis padres habitaban en una casa de la
calle de regiones. Mi infancia son recuerdos de esta calle amplia, luminosa,
terriza, rojiza y con acacias en sus aceras. Mis primeros amigos Pepe “el del
molino” y Andrés. Juntos aprendimos y compartimos nuestros tempranos juegos.
Elisea, madre de panaderos, y vecina de en frente, nos dio de merendar más de
una tarde.
Los principales puntos de comunicación para un niño de aquellos años eran
la escuela, la calle y la familia. Mi madre, maestra en aquel tiempo de la
escuela de párvulos, con paciencia infinita y con un cariño tremendo por los
niños del pueblo, trataba de enseñarnos a todos las primeras letras y especialmente que no nos pasara nada. Era una escuela bulliciosa, llena de vida y de
niños. Estaba situada en la planta baja del Ayuntamiento que, por entonces,
ocupaba el mismo lugar que hoy. En la plaza hacíamos nuestro recreo.
El tiempo que no estábamos en la escuela lo estábamos en la calle. Era, a
la vez, nuestra segunda casa y nuestra
segunda escuela. Por entonces no había televisión y en la calle siempre podías
encontrar a alguien con quién jugar al trompo, los bolindres o a la bola. Había
muchos niños, muchos juegos y escasos peligros. La calle era un lugar donde
podías sentirte libre: decidías tus juegos y a veces incluso las reglas;
conocías a otros niños……elegías tus amigos, tus conversaciones, tu lugar de
juego…..los padres eran padres de todos los niños pues todos, incluso sin
conocerte demasiado,
procuraban educarte y – con pequeñas riñas – velaban por ti. ¡ Aún pudimos jugar en las ruinas de
la Iglesia destruida durante nuestra Guerra Civil y subirnos a su esbelto y misterioso
campanario!. Eran tiempos de cierta pobreza material: en las casas se cocinaba
con leña o con carbón; los braseros de picón y las candelas eran las únicas estufas
conocidas; todavía no se había divulgado la olla a presión; motos y bicicletas
eran los vehículos dominantes y la mayoría hacía sus necesidades, grandes o
pequeñas, en los patios y estercoleros de su casa. La leche, verduras y frutas
se vendían de puerta en puerta. El agua, que venía de la Garganta, era un bien
escaso: por eso, bastantes casas tenían pozos. De todas formas, era mucha la
gente que transportaba agua desde los grifos públicos hasta sus domicilios en un horario muy limitado. En
la escuela, “la Feli” mujer agradable y paciente donde las haya, nos repartía
leche en polvo y queso procedente de la ayuda americana a una España excluida
del Plan Marshall.
Ruinas Iglesia Parroquial S. Andres al finalizar la Guerra Civil |
Dicen, que por aquel entonces, el pueblo tenía tres o cuatro mil
habitantes. Funcionaban las minas de las Morras, el Rosalejo, Cantos Blancos y
algunos lavaderos de tierras. En mi mente guardo recuerdos, muy lejanos, de
nuestros mineros vestidos de oscuro, serios, dignos,……casi todos disponían de
bicicletas para ir a trabajar. Pronto oí hablar de la silicosis. Conocí a
alguno de ellos.
Aparte de las minas, como sabéis, el pueblo siempre ha vivido de la agricultura y de la ganadería. Recuerdo, al atardecer, el paso por mi calle de rebaños, piaras, vacas y mulos con carros. El traqueteo de los carros, con sus grandes ruedas de madera forradas de hierro, era una música muy especial. Las casas que podían tenían una puerta falsa para la entrada de los animales. Las que no, recuerdo un pasillo empedrado por su centro desde la puerta principal y por él pasaban los animales hasta las cuadras, pero eso no suponía suciedades ni falta de higiene: las piedras brillaban de tanto limpiarlas, como si de mármol se tratara.
Aparte de las minas, como sabéis, el pueblo siempre ha vivido de la agricultura y de la ganadería. Recuerdo, al atardecer, el paso por mi calle de rebaños, piaras, vacas y mulos con carros. El traqueteo de los carros, con sus grandes ruedas de madera forradas de hierro, era una música muy especial. Las casas que podían tenían una puerta falsa para la entrada de los animales. Las que no, recuerdo un pasillo empedrado por su centro desde la puerta principal y por él pasaban los animales hasta las cuadras, pero eso no suponía suciedades ni falta de higiene: las piedras brillaban de tanto limpiarlas, como si de mármol se tratara.
Los inviernos eran crudos y algo monótonos. El dinero
escaseaba y las diversiones también. Sólo el cine de la Paz y Dionisio lograba
sacar a chicos y mayores de nuestro pequeño mundo. Ir al cine era un acto de
liberación, de relax. Su local, ancho y alargado lo recuerdo siempre lleno con
sus sillas de enea formando filas y la publicidad de Tejidos Checa de Vva del Duque. ¡Qué bien se pasaba en aquel gallinero!.
La TV hizo su aparición
en los bares. Los partidos de fútbol y las corridas de toros paralizaban España
y sus pueblos. A los niños normalmente se nos mandaba a la calle. Quizás por
esto comenzamos a ver, por 1 peseta /día en el Salón Parroquial o en el
bar El Brillante, los programas infantiles de entonces: las marionetas de Herta
Frankel y su perrita Marylin, mi amiga Flicka, las Aventuras de Rin –Tin – Tin
etc…
La primavera, con el
verde de los campos y las sementeras, era como un despertar. Aumentaban las
faenas agrícolas y el tiempo dedicado a ellas: la recolección y transporte del
grano y la paja, las eras, las siembras, los regadíos, las frutas comenzaban a
madurar…..el aire era limpio y fresco, el cielo azul, el sol brillante….a veces
bruscas tormentas lo interrumpían todo….y en nuestra feria de mayo las dianas
floreadas se confundían con los trinos de los pájaros.
Los veranos eran
calurosos. Las muchas albercas ayudaban a pasarlo. El personal se levanta temprano para evitar el tedio del calor. Las siestas son casi obligatorias y por las noches las gentes se sientan en sus puertas a conversar con
los vecinos y to mar el fresco en compañía
de un botijo. La Luna, satélite invitado, asiste muda e indiferente.
Con
el gris del otoño se cierra el ciclo y todo vuelve a comenzar. Por mi vida de estudiante
y por mi profesión creo, equivocadamente, que los años comienzan con el curso
escolar. ¡Otra manera de medir el inexorable paso del tiempo!.
Con los años 60 el progreso fue llegando: cambiamos la leña y
el carbón por el butano, aparecieron los SEAT 600 y algunos pudieron comprar coche. En las casas se comenzaron reformas que incorporaban el
cuarto de baño; se cambian carros por tractores y volquetes….el arado romano va
desapareciendo excepto en algunos lugares inaccesibles de la Sierra, las
cosechadoras sustituyen a las hoces y la electricidad se generaliza en fincas y
huertas. Las piedras del suelo de las casas se van sustituyendo por finos terrazos y
los electrodomésticos se van apoderando de los hogares liberando a las mujeres
de arduas tareas. Las minas presentan
problemas de explotación: las Morras se cierran y unos años antes se había
desmantelado Cantos Blancos y el Rosalejo sigue con ciertas dificultades.
La mecanización del campo y
los inconvenientes de las minas hace que mucha gente tenga que buscar trabajo
en grandes ciudades españolas como Madrid o Barcelona….o en el extranjero:
Alemania, Francia, Suiza……El campo español está sobrecargado de obreros, la
industria comienza a despegar pero no tanto como para absorberlos a todos….el
fantasma del paro aparece y comienza la emigración. Nuestro pueblo no es la
excepción. Creo que es el momento adecuado para recordar a todos aquellos que
tuvieron que salir de aquí. Para ellos nuestra admiración y agradecimiento por
su tremendo esfuerzo.
En nuestra escuela las
cosas también van cambiando. Ahora empezamos a ser de los mayores y como nos quedamos a las clases particulares
en el pueblo se nos empieza a conocer por “los estudiantes”. Rafael Pozuelo y
Miguel “El Malagueño” empiezan a llevarnos a Córdoba y a Puertollano para
examinarnos. Otras veces en lugar de
taxi utilizábamos el automotor. Nuestra estación de vía estrecha, que compartimos con Vva del Duque era una
preciosidad. Por cierto, recuerdo que los trenes al salir de Pozoblanco camino de Puertollano,
posiblemente por mal trazado de la vía o falta de potencia, tenían que tomar carrerilla para conseguir
remontar una pequeña cuesta que se encontraba
a la salida. Con frecuencia,
tenía que intentarlo dos o tres veces y cuando lo lograba recibía, en medio de
una guasa impresionante, el aplauso unánime de todos los viajeros. En una
ocasión tomamos un tren tan antiguo que
nosotros, por su tremendo parecido, lo bautizamos como “el tren del Oeste”. Iba
tan despacio que algunos viajeros se bajaban en marcha, cogían melones o
sandías de matas próximas a los raíles y volvían a tomar el tren como si tal
cosa.
Grupo Escolar, hoy en su solar Residencia |
D.Pedro Benito Maestro |
Ahora, teniendo la
perspectiva que dan los años, creo que aquellos estudiantes fuimos muy
afortunados: Afortunados por tener la posibilidad de aprender, por viajar
aunque fuera para examinarse, por conocer nuevos caminos y nuevos pueblos, pero
sobre todo por tener aquellos Maestros. Como para muestra vale un botón, citaré
sólo a D. Pedro Benito : ¡ cuántas horas de esfuerzo
y de sacrificios para sacarnos adelante!. Estoy seguro que gracias a
todos ellos, la juventud de entonces del pueblo y las siguientes, consolidamos
una base importante que todavía nos dura. Aunque algo tarde, pero haciéndome
eco de todos los que por allí pasamos, queremos manifestarles nuestro
agradecimiento y el de todas nuestras familias por su dedicación y
profesionalidad.
Nuestra vida sigue
transcurriendo entre la escuela y la calle. Ya no jugamos a los bolindres ni al
trompo, ahora competimos sanamente al fútbol entre equipos de calles
diferentes; en los anocheceres de primavera y verano jugamos al corro con las
muchachas en la plaza; a veces “visitamos” huertas y huertos para tomar prestadas
algunas frutas; llevamos sobre nuestros hombros a la Virgen de Guía, en medio
de cánticos y sana alegría, en sus idas y venidas por el camino de la ermita;
comenzamos a ayudar en las matanzas haciendo algo más que portear el pasto del
candelorio y seguimos subiendo a la ermita de San Sebastián con nuestro hornazo
y la ilusión de una tarde sin escuela. Aparecen los primeros cigarrillos y los
primeros mareos; las escapadas en bici o en la moto “prestada” de algún padre
se repiten con frecuencia; a algunos nos da por recorrer el término tratando de
encontrar minerales o restos romanos: la Junta, el Santo, los vacíes de
Claudio, la Pedrera de Sixto, el Cuzna, Cantos Blancos…….Creo sinceramente que,
mientras se fuera niño /a se tendría que vivir en un pueblo. ¡Jugar y pasear
libremente por él es de lo mejor que me ha podido ocurrir en mi vida!.
Para completar algo mi
visión de aquellos años, permitidme citar una serie de personas, por todos
conocidas, que llamaron mi atención de forma especial:
Numeros de una rifa de la Herminia |
* Sería imperdonable no citar a D. Jesús Fernández
Palomo, pozoalbense de nacimiento, párroco durante muchos años y mojino como el
que más.
Calendario publicidad de Saturio |
* Del singular D. Arturo, médico e hijo de esta villa
me impresionó siempre su porte, su rapidez al hablar y su tremenda memoria.
* Verdadero espectáculo, casi diario y gratuito, lo
protagonizaban en El Control las partidas de ajedrez entre Ramírez y
Alfonsillo: ¡Esta me la jinco yo!.....decía Alfonsillo con gran sorna ante la
atenta mirada de Ramírez.
También quiero tener un especial recuerdo para Vidal,
nuestro sacristán. ¡ Cuánto disfrutaría hoy oyendo nuestro coro y nuestra
rondalla!. Para él mi agradecimiento y mi más sincero reconocimiento porque
supo transmitirnos su profundo entusiasmo por la música.
¿Y la Isabelilla de la Añora?. Menuda, alegre,
simpática, sencilla y generosa. Me la imagino en el cielo vendiendo lechugas y
tomates mientras ángeles y arcángeles se disputan su compañía.
La lista sería interminable. Sólo decir que las
personas de cierta edad tenemos mucha influencia en los niños. Somos espejos en
donde se miran. Es probable que no nos demos cuenta, pero nuestras palabras y
sobre todo nuestro ejemplo pueden causarles mucho bien o, como a mí en estos
casos, simpáticos recuerdos.
Como podéis apreciar,
aquellos años han dejado huella en mí. Diría más, han dejado buena huella en
todos los que compartimos vivencias, trabajos, emociones y sentimientos. Buena
prueba de ello es que no dejamos de venir por aquí; yo tengo aquí a mi familia,
pero mucha gente vuelve porque aquí tuvo y tiene sus amigos, sus recuerdos,……sus
raíces.
Ahora la vida ha cambiado mucho. Las cosas que ocurren
son muy diferentes. Es lógico y ello no debe ni apesadumbrarnos ni
escandalizarnos. Tenemos la alegría de haber vivido estos treinta años, de estar
aquí para vernos y contarlo. Algunos se han ido quedando en el camino…..En paz
descansen los que se fueron y sea lo que Dios quiera para los que seguimos.
El pueblo también ha
cambiado mucho. Cada vez que he regresado, de vacaciones a vacaciones cuando era
estudiante y ahora con mi mujer y mis dos hijos, he encontrado algo nuevo:
grupos de viviendas formando nuevas calles, la ermita de San Sebastián
totalmente restaurada y en la que tanto colaboró todo el pueblo, los depósitos
de agua potable,, el Ayuntamiento de nueva planta donde siempre estuvo, la
instalación definitiva de la Oficina de
Correos y Telégrafos, el nuevo y magnífico Grupo Escolar, nuevos
establecimientos como bares, restaurantes, tiendas y supermercados; el
estupendo Salón de Convivencia rodeado de jardines, fuente luminosa y Hogar del
Pensionista; las calles prácticamente todas pavimentadas y con nuevo y potente
alumbrado, la remodelación del campo de fútbol, pista polideportiva y plaza de
toros; el reciente edificio de la Caja de Ahorros y frente a él la flamante
Residencia de Ancianos donde podrán ser acogidos nuestros mayores como se
merecen……casi me atrevería a decir que Alcaracejos ha sido el pueblo donde,
proporcionalmente al número de habitantes, más se ha edificado en la provincia en
los últimos treinta años. Es justo reconocer que, en todas estas realidades,
han tenido mucho que ver los diferentes Alcaldes que hemos tenido y
especialmente el actual D. Antonio Mansilla.
Por cierto que, si tomamos este periodo de tiempo como
referencia, hemos de añadir el Silo y la nueva Iglesia.
Pero no sólo quiero hablar de obras y construcciones,
que de eso nuestro querido José “El Botas” sabrá más que yo. Por referencias me
consta que hoy la industria más rentable de nuestro pueblo es la explotación ganadera.
Con nuevas vaquerías está consiguiendo una excelente producción de leche y una
mejor rentabilidad. Imagino que habrá que seguir trabajando en este terreno con
otros pueblos de la comarca para conseguir unas adecuadas cuotas dentro de la
C.E.E. y sobre todo mantenerse en un mercado cada día más competitivo.
Tenemos que resaltar el trabajo y tesón que han demostrado un grupo de
mujeres de nuestro pueblo que, con espíritu de compañerismo y solidaridad, han
conseguido levantar unos talleres de confección dónde jóvenes y menos jóvenes
están logrando su salario sin necesidad de emigrar. Aunque estamos en plena crisis
económica, no debemos desanimarnos ya que en nuestro pueblo nunca hemos
necesitado mucho y con lo que está hecho y nuestro trabajo, sabremos salir
adelante. Además estoy seguro de que se seguirán haciendo muchas cosas más.
La orientación profesional, para la que podéis contar
con mi desinteresada colaboración, es hoy una pieza clave en todos los países
de la C.E.E., por eso es importante que cuando terminen la EGB os informéis
acerca de los distintos caminos que pueden seguir. Una buena información previa
evitará o disminuirá el fracaso posterior. Afortunadamente, en localidades
próximas al pueblo podéis encontrar buena parte de las opciones posibles:
Bachillerato, Formación Profesional o enganchar con el Nuevo Sistema Educativo.
Para terminar, quisiera transmitiros a todos que el
pueblo nos necesita unidos. Siempre ha sido necesario arrimar el hombro,
aportar soluciones constructivas y colectivas, pero ahora lo es más a causa de
los problemas económicos y a la tremenda competitividad. Ser diferentes no
significa ser antagónicos, podemos ser complementarios.
No podemos permitirnos el
lujo de perder el tiempo en dimes y diretes. Nuestro espíritu de consenso y
nuestra generosidad tienen que ser amplios en favor de nuestro pueblo. El
futuro nos espera juntos.
Por último, un par de deseos: el primero que la paz,
la tolerancia, el respeto, la alegría y la hospitalidad que siempre ha
caracterizado a Alcaracejos, presidan junto a Ntra. Sra. del Carmen y San
Nicolás de Tolentino el desarrollo de estas fiestas.
El
segundo: que tanto los que estáis aquí como los paisanos que no han podido
visitarnos, seáis tan felices como mínimo, como yo lo fui aquí de niño. Felicidades que hago extensibles a todas las personas que
nos honren con su presencia en estos días.
Muchas gracias por vuestra atención, disculpad mis
errores y de corazón, un abrazo para todos.
Alcaracejos,
14 de Julio de 1.993.- Sebastián Muriel Gomar
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